Toledo
Las Ventas rezumará aroma a toreo mexicano
Por primera vez en la Historia, San Isidro acogerá en su ruedo a cinco toreros mexicanos. Saldívar, Adame, Garibay, Flores y Silveti pondrán «picante» al serial.
San Isidro tendrá este año acento mexicano. Tan sólo un año después de la confirmación teñida de verdad de Arturo Macías, otros cinco toreros del país centroamericano se ceñirán el traje de luces para trenzar el paseíllo en la feria más importante del planeta. Así, los matadores de toros Ignacio Garibay, Arturo Saldívar, Joselito Adame –estos dos confirmando además su alternativa en carteles de postín– y los novilleros Diego Silveti y Sergio Flores desfilarán por el cónclave para poner la nota de calor y color tan tradicional de esa tauromaquia que llega del otro lado del Atlántico.
«Nos están tomando mucho en cuenta, nuestra presencia es la recompensa al trabajo de mucha gente, desde Tauromagia a El Payo, que nos abrió el camino y fue nuestro mejor embajador, es un gran orgullo para nuestro país y nuestro pueblo», afirma Saldívar. «Se ha vuelto a la época de los Armillita, Silveti... Toreros que no sólo venían a competir de tú a tú con las figuras, éste debe ser el próximo paso para nosotros».
Y es que tras la retirada de ellos, a pesar de aparecer nombres como Zotoluco o Eloy Cavazos, se generó un vacío en el plantel de espadas aztecas, que ahora parece desaparecer con la irrupción de una constelación de diestros que afrontaron el reto de preparar la maleta y cruzar el charco en busca de «cuajarse» como torero. Un renacimiento del que dan buena prueba más de una decena de nombres como el quinteto de acartelados o los también citados Arturo Macías y El Payo, a los que también se suman valores al alza como Israel Téllez, Mario Aguilar y Juan Pablo Sánchez –destacadísimo todo el invierno en tierras americanas–.
Buena parte de la culpa de estas mieles del triunfo la tiene Juan Cubero. El hermano del malogrado Yiyo se trajo a un puñado de estos imberbes y valerosos «cuates». Los alojó en su casa y les abrió camino.
«Ha sido fundamental para mí, el maestro que más me ha ayudado y, sobre todo, dado. Le tocó vivir una parte muy dura de mi carrera y con cualquier otra persona no hubiera salido adelante. Compartimos la durísima cornada en Santa Cruz del Retamar (Toledo) y la fragilidad que me sobrevino por dejarme un toro vivo en La México. No estaba sereno ni confiado en mis posibilidades y tiró de mí para delante. Le estoy muy agradecido», recuerda Saldívar.
El hidrocálido será el primer mexicano en pisar el albero en el serial y lo hará a lo grande. En uno de los carteles estelares del ciclo, el día del patrón, confirmará su alternativa con Morante de la Puebla como padrino y Alejandro Talavante de testigo.
«Es una de las fechas fuertes y con uno de los toreros que más admiro, el sevillano, y con otro que gusta muchísimo en mi país, Talavante, con el que cada paseíllo es una batalla. Es la tarde más importante de mi carrera por todo –lugar, compañeros, día, momento en que me llega...– y es todo un reto. No me siento un torero de Madrid aún, pero sí sé que mis maneras gustan aquí, así que ahora, entrega y las ideas claras», se automotiva, velando ya armas para un compromiso de enorme envergadura.
Pero, Saldívar no será el único hidrocálido en refrendar doctorado en un festejo extraordinario. Y es que Joselito Adame, conocido ya de la afición madrileña por su etapa con los utreros, vivirá su ceremonia de confirmación el 25 de mayo durante la tradicional corrida de la Prensa. Le escoltarán, Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera. Otros dos titanes del toreo actual.
El trío de matadores de toros con pasaporte mexicano que desfilarán por San Isidro lo completa el veterano Ignacio Garibay. El capitalino no tendrá una papeleta fácil en su regreso, ya que se las verá con los míticos «pablorromero» de Partido de Resina, que vuelven al ciclo principal después de ofrecer buen juego en 2010 fuera del mismo. Serafín Marín y Sergio Aguilar completan la terna.
Silveti, debut histórico
Un peldaño por debajo estarán dos de los novilleros más prometedores del escalafón inferior. Diego Silveti y Sergio Flores. El torero de dinastía –y su familia– entrará directamente en la Historia del coso venteño, puesto que con su inclusión en la novillada del próximo 30 de mayo –junto a Víctor Barrio y Rafael Cerro frente a novillos de El Ventorrillo– convertirá a su saga en la primera que habrá tenido en el patio de cuadrillas de Las Ventas a cuatro generaciones de matadores.
Un dato que llena de orgullo al diestro de Irapuato, tan «orgulloso de pertenecer a esta gran cuna de toreros» como «consciente de que las comparaciones existirán».
«Sólo pido que vengan a ver a Diego Silveti, no al hijo, nieto o bisnieto de... Tengo muchas cosas que aportar y ofrecer, además la presentación en Madrid llega en un momento bueno de mi trayectoria», avisa. «Seguir la cadena de mis ascendentes es un reto, pero también una pasión», afirma antes de definirse como un torero de «épica, estética y patética». «Mi concepto busca un toreo basado en la verdad y la pureza, pero desde la belleza y la armonía de los muletazos», añade.
Por su parte, Sergio Flores, anunciado siete días antes en la novillada de Montealto junto Thomas Duffau y Alberto López Simón, llega a San Isidro avalado por el grato sabor de boca que dejó a comienzos de la temporada: «Que la gente saliera entonces hablando de mí, te ilusiona mucho para seguir avanzando y labrándome un hueco en este mundo. Eso sí, si no consigo constatar en San Isidro esa buena imagen, no habrá sido más que un esfuerzo baldío».
Además, para este repoker de mexicanos supone un incentivo extra hacer patria en una ciudad con una importante presencia de ciudadanos del país azteca. «Son dos naciones muy vinculadas, la gente de ambos países está muy al día de lo que pasa en el otro, son dos núcleos del toreo y se han beneficiado conjuntamente para crecer en lo taurino, ojalá podamos brindarles buenas faenas», desea Flores. Saldívar rápidamente lo corta para incidir «en el respeto» que los mexicanos le tienen a los españoles y, en particular, «a figurones como José Tomás, El Juli o Alejandro Talavante». Por este motivo, «por ese disfrute de dos naciones hermanadas», Silveti lo tiene claro: «Poner la bandera de mi país en lo más alto de España y de México». Sea así y... ¡Qué viva México!
Cuatro «Silvetis»
«Con dos años, mi padre toreaba de salón conmigo en brazos». Palabra de Diego Silveti. Novillero mexicano que hará el paseíllo en Las Ventas el próximo 30 de mayo. Cuando se abra de capote para recibir a su primer astado, el lance catapultará al azteca directamente a la Historia. Su saga, iniciada por Juan Silveti, continuada por su hijo del mismo nombre, y dilatada aún más por Alejandro y David, padre del hoy novillero Diego, alcanzará la cuarta generación. Dato sin parangón en la Historia del toreo. El diestro al que su madre negaba cualquier atisbo de blandir capote y muleta hasta que terminara sus estudios –es licenciado en Relaciones Internacionales– será el encargado de consumar la gesta. Atrás quedaron familia, amigos, aficiones... Todo por un largo viaje hasta España que este mayo, por fin, le permitirá cumplir su sueño de torear en la primera plaza del mundo y seguir la estela de su familia. Legendaria estirpe torera, la de los Silveti.
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