José Vicente González ha comenzado muy pronto a plantear la batalla desde la Confederación Empresarial Valenciana para la elección de presidente de Cierval en julio. Y lo ha hecho de forma brusca, mediáticamente hablando. Es la impresión que tuvo mi amigo Rogelio al leer que, en complicidad con la Confederación de Alicante, se dispone a relevar en el cargo al actual titular, Rafael Ferrando.

Y lo ha expuesto con excesiva rapidez. Hay demasiado tiempo para analizar e interpretar esta beligerancia, máxime si se consideran las relaciones que tienen con el PSOE tanto él como quien ha apuntado como socio, el alicantino Rafael Martínez Berna.

Conocida la aversión del colectivo empresarial a airear sus desavenencias, este conflicto se antoja más inoportuna al coincidir con un proceso político como el de las elecciones autonómicas y locales.

Desde los tiempos de Ignasi la, el PSPV intenta la coalición con algún sector de la CEV. Si a ello añadimos la relación de Inmaculada Rodríguez Piñeiro, secretaria general de Fomento, con la actividad del empresario alicantino, las conjeturas aparecen inevitables. Y una, legítima en cualquier caso, es que el PSOE quiere atracar en Cierval. Así es la vida.