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José Bono, los 70 años son los nuevos 50

"Su hija Amelia, experta en belleza, le ha inculcado la devoción por el ácido hialurónico Prophilo, ese elixir de los hombres que buscan un rejuvenecimiento sutil, sin caer en el exceso"

José Bono
José BonoGtres

Esta semana, un vídeo de Amelia Bono dejaba a los internautas sorprendidos de nuevo por el buen aspecto de Bono. En un mundo donde la viralidad elige a sus protagonistas sin previo aviso, José Bono Martínez, un expolítico de un pueblo de Albacete, ha logrado desafiar las leyes del tiempo y el envejecimiento, transformándose en el inesperado ícono de la reinvención digital. Su receta secreta: un trasplante capilar, una rigurosa rutina de belleza y una actitud desbordante de vitalidad.

Secretos de belleza

Bono, alguna vez símbolo de la vestimenta más tradicional, dio un giro de 180 grados desde su separación. Lo que comenzó con un mítico trasplante de cabello, comentado en todos los rincones de España, pronto se convirtió en un fenómeno de autocuidado. En vez de ocultar los años bajo un sombrero o peinados estratégicos, decidió enfrentarlos con bisturí y aguja en mano. Y así, como si de un lienzo en blanco se tratara, su rostro ha sido testigo de múltiples sesiones de láser, IPL y el milagroso Clear and Brilliant, porque, claro, ¿quién no quiere resplandecer como un adolescente a los setenta y cuatro?

Pero el arte de la juventud eterna no se logra solo con tecnología estética. Su hija Amelia, experta en belleza, le ha inculcado la devoción por el ácido hialurónico Prophilo, ese elixir de los hombres que buscan un rejuvenecimiento sutil, sin caer en el exceso. Se trata de mejorar la calidad de la piel desde dentro, no de inflar rostros como globos de feria. Bono ha entendido la lección: la clave es el equilibrio, una frescura que se vea natural, sin vestigios de bisturí evidente. Con la energía de un veinteañero en plena euforia, se le puede ver bailando con su hija, sin miedo al qué dirán, abrazando la espontaneidad con una torpeza adorable que solo suma encanto a su renovada imagen. Ya no es un mero espectador del mundo digital: es el rey indiscutible de la pista de baile virtual.

Autocuidados

Y como si la transformación estética y digital no fueran suficientes, Bono también ha abrazado la vida saludable con un fervor casi religioso. Su rutina de ejercicio es digna de un influencer del fitness, combinada con una alimentación consciente que le ha regalado una figura envidiable. Cada selfie en la playa es una postal de bienestar, una oda a la disciplina y al placer de sentirse bien en la propia piel. Desde su retiro en la República Dominicana, donde el sol y la brisa caribeña parecen ser los aliados perfectos de su envidiable «glow», Bono nos deja una lección: los 70 pueden ser los nuevos 50, y si se tiene la actitud correcta, los 30.