Celebridades y política
Joe Biden y el poder a la sombra de los Clooney
La decisión de retirada del presidente llega después de la carta escrita por el intérprete pidiéndoselo
Uno de los hombres más sexy del planeta, George Clooney, podría haber tenido en sus manos el destino de la nación más poderosa. Con pruebas matemáticas en la mano, su simetría facial le acerca al ideal griego de belleza. La ratio entre labio y nariz es insuperable, como también el espacio que va de la barbilla a los ojos. Todo esto, que podría parecer una frivolidad, puede haber sido extremadamente decisivo para el futuro político de Joe Biden. Tal es el poder de persuasión de este «pin-up» pluscuamperfecto que con un mínimo gesto y una sucinta frase es capaz de voltear las urnas el próximo 4 de noviembre.
Celebridades y política. Es una anomalía que se repite desde que Stalin inoculó en su gente la necesidad de buscar alianzas. Encontró en Hollywood un magnífico caldo de cultivo. No es solo una cuestión de atractivo persuasivo –que también–, el cine estadounidense es una industria muy poderosa en lo económico desde esa engañosa izquierda caviar. Clooney participa en conversaciones a puerta cerrada del más alto nivel y ha sido el mayor recaudador de fondos para la candidatura de Biden, como lo fue en 2012 con Obama o Hillary Clinton en 2016. También su esposa, Amal, comparte inquietudes políticas, pero ahora libra su particular contienda contra Netanyahu.
Las malas lenguas dicen que el poder lo tiene él, que el de Amal se limita al Reino Unido, La Haya y las páginas de «Vogue». También hay quien cree que el matrimonio acabará haciendo carrera política. El rumor resulta recurrente desde que la conoció, aunque el actor ha zanjado la duda y declara que ahora lo que quiere es disfrutar de su madurez. Y, mientras disfruta, se crece en aguas turbulentas. Le gusta que le descubran arriesgándose por el bien común, igual que Napoleón se dejaba ver entre los cañones. En España tenemos a Javier Bardem y Penélope Cruz, pero sin el glamour hollywoodiense ni la sutileza de Clooney, que, al tiempo que riñe a Biden, parece untarle una rebanada con crema de cacao.
En una carta publicada en «New York Times», el intérprete pidió al candidato demócrata que se echase a un lado, que la nación no soporta ni un traspié más. «Le considero un amigo y creo en él», escribió, «pero la única batalla que no puede ganar es la lucha contra el tiempo. Ninguno de nosotros puede». Su puesta en escena es impecable. Usa frases cortas, pero directas, concediendo a su pluma un dramatismo digno del mejor guion cinematográfico. Suave, pero insidioso. Primero le adula envolviéndole con dulces palabras y colocándose en la piel de padre protector, para luego apuntar directo a su inconsciente.
La actuación de este maduro de sonrisa y mata de pelo generosa se dirige también al electorado, llenándole los oídos con aquello que resulta agradable de escuchar. Pero, ¿y los 30 millones de dólares que recaudó de ciudadanos que confiaron en él para apoyar la candidatura de Biden? El matrimonio mantiene la distancia oportuna de todo y de todos. ¿Fue Clooney quien convenció finalmente a Biden? El presidente, hasta ahora obstinado, por fin pareció entrar en razón.
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