La Razón del Verano
Michelle Obama: la villa malagueña de la ex primera dama
La historia del Hotel Villa Padierna quedó marcada tras la visita de la familia del ex presidente de EE UU
Muy pocos pueden presumir de que hayan bautizado con su nombre la habitación de un hotel en el que se alojaron, y menos si éste figura en la lista de los más lujosos del mundo. Pero es que tal fue el impacto que la visita de la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, y su hija Sasha tuvo en el Hotel Villa Padierna Palace (Benahavís, Marbella), que el enclave donde durmieron se denomina desde entonces «Villa Obama». Y, como era de esperar, no escatima en lujos: obras de arte, mayordomo o servicio de habitaciones 24 horas... El hotel ha hecho de las esculturas clásicas que decoran las paredes del palacete su seña de identidad. Digno de la esposa de un mandatario tan poderoso. La suya es la más grande de las tres villas que componen este alojamiento de cinco estrellas (tiene más de 350 metros cuadrados distribuidos en tres plantas). En el entorno hay tres campos de golf y la playa se encuentra a unos pocos pasos. Los que prefieran no mancharse de arena también pueden quedarse en el spa, ése del que presumen en su página web: «Pocos hoteles en el mundo tienen un circuito como el nuestro». Precisamente en la sección de «cuidado y bienestar» se encuentra la segunda referencia a la ex primera dama de EE UU en el establecimiento hotelero: el facial «Michelle Obama», el «tratamiento por excelencia» de las «celebrities». «Se trabajan rostro, cuello, escote, busto y los meridianos, equilibrando la energía que está bloqueada. Se estimula la producción de colágeno, lo que permite más firmeza en la piel y la reducción de las líneas de expresión. Aporta elasticidad, vitalidad y luminosidad», aseguran sus responsables. Siguiendo la línea del resto de las instalaciones, este espacio dedicado al bienestar está inspirado en las clásicas termas romanas.
Eso sí, si la oferta les parece atractiva, preparen el bolsillo: las tarifas de la «Villa Obama» oscilan en torno a los dos mil euros en régimen de alojamiento y desayuno, aunque también existe la posibilidad de contratarlo en media pensión. Pero si algo es seguro es que las medidas de seguridad de los huéspedes habituales no se acercan ni de lejos a las que requirieron las Obama en su paso por Marbella en el verano de 2010. Sería raro que alguno fuera escoltado por dos helicópteros por la autopista. Y eso que el padre de la familia no compartió el retiro vacacional, tal y como estaba previsto en un principio, una «espinita» que se quitó este verano.
60 habitaciones
Además de «Villa Obama», el séquito que las acompañó ocupó un total de 60 habitaciones. La comitiva también las escoltó en sus paseos por la ciudad más famosa de la Costa del Sol. Aterrizaron por la mañana, en torno a las diez, y esa misma tarde ya quisieron empaparse del arte andaluz. Al fin y al cabo, el objetivo principal de la estancia era desconectar y pasar unos días en familia. «He venido a descansar y a relajarme», le dijo al propietario del Hotel Villa Padierna. Michelle pisó Marbella ataviada con un pantalón negro y una blusa de lunares blancos que, quizá, era un sutil guiño al flamenco. También ojeó y llegó a comprar en un par de tiendas de bisutería artesanal.
Pero, en realidad, este resort de lujo no está en el propio municipio de Marbella, sino en Benahavís, una pequeña localidad malagueña (apenas tiene ocho mil habitantes) más alejada del foco mediático que se enciende todos los veranos junto a los locales más ilustres de Puerto Banús. Se trata de un típico pueblo andaluz de casas blancas y calles recoletas que contrastan con los campos de golf y el moderno club hípico que se levanta a su alrededor.
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