Hollywood
Loles León sustituta de Paz Padilla en «Sofocos»
En todo nos adelantan los norteamericanos. Son tan aficionados a las listas de «los más importantes en...» que ahora nos sorprenden al elaborar una con la relación de actores «más odiados». La españolizada Gwyneth Paltrow encabeza este índice de famosos. Y no me extraña, teniendo en cuenta cómo se comportó en su reciente comparecencia en Madrid para promocionar la nueva fragancia de Hugo Boss. Apenas se relacionó con los invitados y muchísimo menos con la Prensa, que nos limitamos a verla desde la lejanía, protegida por un cordón de seguridad, vestida, posiblemente, por Loewe –firma a la que adora desde que pasaba los veranos de su juventud en Talavera–. Allí aprendió un español perfecto. Cinematográficamente no está en su mejor momento, pues parece que sólo brillan nombres de nueva generación, aunque Meryl Streep ostenta el centro único que tanto mereció Bette Davis, sin duda, grandísima actriz y de las más antipáticas de Hollywood.
Me pregunto si aquí seríamos capaces de realizar una encuesta semejante que reflejase los desdenes de nuestros famosos. Almodóvar se llevaría un primer puesto, que, por supuesto, compartiría con la aquí siempre rechazada Penélope Cruz, aunque su marido, Javier Bardem, pareció cambiar de talante hace unas noches, en el estreno de la película «Alacrán enamorado», a la que su hermano Carlos hace de protagonista y es el autor del guión.
Paz Vega no se quedaría atrás en el ranking, siempre animada –o inducida, más bien– por Orson, su marido. Jennifer Lopez va detrás de Paltrow en la lista. Yo la recuerdo tímida pero muy agradable cuando en Amsterdam estrenó el burbujeante «spot» de Freixenet. Mar Flores incluso llegó a enfadar a Anthony Quinn en Venecia, cuando estrenaron su anuncio para la marca de cava, en el Hotel Danieli. María Asquerino tuvo también fama de esquiva, quizá por su timidez, y ya no digamos Concha Piquer. Actualmente, Paulina Rubio está muy avanzada en lo que a desplantes se refiere, parecidos a los de Marta Sánchez, quien ha empezado a dulcificar su carácter.
Por su parte, Mario Vaquerizo es bipolar de actitud, igual que David Bustamante. Massiel también fue experta en gestos maleducados, equiparables a los de Loles León –que sustituirá a Paz Padilla como coprotagonista de la obra «Sofocos», en la que cobrará 700 euros diarios–. Aunque Lola Flores inmortalizó desaires al estilo de María Félix, igualada con Agustín Lara, otro insoportable como Fernán Gómez, Camilo José Cela o García Márquez. Parece que la brillantez intelectual conlleva ese menosprecio hacia quienes los veneramos, por lo que la lista podría ser inacabable.
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