Un año extraño

Felipe, Letizia y sus hijas huyen de Palma a sus vacaciones secretas

En un año atípico en Marivent, han preferido adelantar su escapada privada y no cumplir con tradiciones de décadas en la isla

El Rey Felipe y La Reina Letizia en una imagen de archivo
El Rey Felipe y La Reina Letizia en una imagen de archivoGtres

Este año ha sido especialmente atípico en Palma, donde la Familia Real Española se instala tradicionalmente durante el verano. El palacio de Marivent se convierte en esta temporada estival en el centro de todas las miradas, congregando cientos de profesionales de la información y paparazzi para informar de cada uno de los pasos de los Borbón. Siempre abre camino la Reina Sofía, que recibe a sus hijos y sus nietos a cuentagotas, aunque esta vez con la celebración de los Juegos Olímpicos en París y la muerte de Miguel de Grecia no se han podido saborear igual. También ante la ausencia de algunas citas ineludibles del Rey Felipe y la Reina Letizia en la isla con la prensa, siempre acompañados de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Pero este año ha sido distinto. Mucho. Pues parece ser que la Primera Familia ya ha hecho las maletas y ha huido de Palma para adentrarse de lleno a sus vacaciones privadas.

La Familia Real Española en Palma
La Familia Real Española en Palma Gtres

Siempre se ha comentado que la Reina Letizia no se siente de vacaciones en Palma. El hecho de que sus pasos estén programados al milímetro, que la gran mayoría de días tenga una cita anunciada a la prensa en la agenda real y que haya prensa presente en cada instante, no le permiten relajarse. Es por eso que impuso como tradición también regalarse unos días de asueto más allá de lo que pueda llegar a disfrutar en la isla balear. Aunque sean muy pocos. Este año extraño no les permite que la escapada se extienda más allá de cinco días, pues el próximo 14 de agosto el Rey Felipe tiene ya agendada una tarea en público. No obstante, se han adaptado a las circunstancias y ya han emprendido vuelo a un destino incierto.

Rara vez trasciende a los medios dónde emplazan los Reyes de España sus vacaciones privadas. Por supuesto, desde Casa Real no se ofrece ni el más mínimo detalle al respecto, escudándose en que forma parte de su agenda privada. Esa en la que cada vez se incluyen menos planes en familia, debido a que sus hijas se hacen mayores y tienen sus propias responsabilidades, como Leonor centrada en su formación militar y Sofía en la académica, a falta de un año para terminar el Bachillerato Internacional en el internado de Gales. Es por eso que desean aprovechar hasta el más pequeño hueco en sus respectivos calendarios para pasar tiempo juntos, alejados lo máximo posible de la atención mediática. Algo que algunos años se ha roto por la coincidencia de turistas que les reconocen y dejan constancia de sus vacaciones en las redes sociales. Eso sí, a veces a modo de rumor y sin constancia gráfica. Así se habla estos días de la posibilidad de que hayan estado también refugiados en las costas de Grecia semanas atrás.

La Reina Letizia de paseo con Doña Sofía, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.
La Reina Letizia de paseo con Doña Sofía, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía.Gtres

El problema está en que la tradición de sus vacaciones privadas ha dejado fuera de agenda el también tradicional posado de verano de la Familia Real en Palma. Ya sea con Marivent como telón de fondo o eligiendo otro enclave de la isla, siempre se citaban con la prensa al poco de aterrizar para dejarse fotografiar y compartir un momento distendido alejado de tanto protocolo. Este año no ha podido ser. Quizá porque se hayan turnado para estar en París arropando al Comité Olímpico Español, como así continúan haciendo, ahora mandando a la Reina Sofía como representante de la corona en la capital gala. El primero en hacerlo fue el Rey Felipe, después sus hijas, luego la Reina Letizia y repitió después el Monarca, antes de desaparecer del mapa y coger un vuelo destino incierto, pero seguramente paradisiaco. Un emplazamiento donde esté asegurado su disfrute estival lejos de miradas indiscretas, en el que poder recargar pilas tras unas ajetreadas semanas y ante la espera de que vendrán otras similares.