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RoRo, el insólito personaje del verano se defiende: «No soy una esclava»

Los vídeos virales de esta influencer, que cocina para su novio, son una huida ingeniosa del feminismo depredador

RoRo y Pablo, influencers
RoRo y Pablo, influencersInstagram

Advertencia: la historia que le contamos puede provocar hiperglucemia a los ofendiditos del amor romántico y una buena urticaria a toda esa troupe que acostumbra a criminalizar cualquier opción diferente a sus peroratas posmodernas sobre cosificación de la mujer, relaciones líquidas, sexo no binario… El resto puede ir buscando en su Spotify «Voilà», de Barbara Pravi, una canción íntima y emotiva que la pareja más viral del momento, RoRo y Pablo Santos, escucha mientras se aman en París o en Sevilla, mientras él se permite uno de esos piropos en los que alguno diría que anida el patriarcado: «¡Más guapa que la Giralda!» ¿Y quién es ella?

RoRo (Rocío Bueno) es influencer. Solo en TikTok tiene más de tres millones de seguidores y sus vídeos, casi siempre de cocina, superan los 50 millones de likes. Por su contenido -«Pablo dice, Pablo quiere...»-, su caso ya ha recibido diagnóstico: tiene el síndrome de «tradwife». Los profanos en esto deben saber que el anglicismo designa a mujeres que defienden en sus redes sociales un rol de esposa tradicional. El fenómeno nació en EEUU hace unos 15 años, y no en la era Trump como a veces se hace creer. Se representan a sí mismas cocinando, atendiendo a sus hijos y compartiendo recetas y consejos sobre crianza, convivencia matrimonial o cuidado de la casa.

Qué es una tradwife: es el movimiento de moda en redes sociales motivado por Roro
Qué es una tradwife: es el movimiento de moda en redes sociales motivado por RoroTiktok @roro.bueno

Generalmente estas influencers visten bien, cultivan una estética «pin-up» y presumen sin recato de estar siempre impecables para sus maridos. No es necesario detallar el chaparrón de odio, insultos y ataques que reciben. A RoRo la llaman esclava, sumisa, retrógrada y otras cuantas lindezas. Critican su exceso de celo en la relación. «Quería ponerle costuras de princesa pero al final no me gustaron», dice mientras se prueba un vestido que se confeccionó en unas horas para celebrar una cena romanticona. También a su novio le pintan como el nuevo «Pescaílla», el marido de Lola Flores que arrastró la fama de vago de siete suelas.

En España RoRo abre un debate interesante. Frente a los que le dicen que es una especie en peligro de extinción, ella se declara feminista. Es una mujer liberada de la presión de complacer a todas esas mujeres que dictan cómo conjugar el verbo amarse: siempre deteniéndose en la primera persona del singular. «Yo me amo». No parece que RoRo se olvide de sí misma después de amar a Pablo ni que haya dejado de perseguir sus sueños, sus ilusiones, sus valores o sus sentimientos más profundos. El buen amor fortalece a la humanidad y, por lo que se desprende de sus redes sociales, la pasión fluye de ida y vuelta. Esta joven no corre con los lobos acatando el bestseller feminista de Clarissa Pinkola, sino que ha trazado su propio camino conectando con su feminidad y cuidando su relación amorosa de acuerdo con su naturaleza instintiva. Su propuesta es una huida ingeniosa de ese feminismo depredador y se muestra tal cual es, sin máscara.

La tiktoker "Roro"
La tiktoker "Roro"@whoisroro@whoisroro

Por otra parte, la creación de contenido es un trabajo muy bien remunerado, por cierto. ¿Es más liberador resignarse a un trabajo poco satisfactorio? ¿Quién puede juzgarla? Qué pena que la sociedad, que tanta empatía despliega ante una relación tóxica, un maltrato físico o psicológico, se vuelva psicópata e irrespetuosa ante una relación feliz a su manera.