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Incertidumbre
Frank Cuesta: entre la lucha y el destierro
Sufre su peor momento: podría ser expulsado del país o acabar en la cárcel, mientras lucha contra un cáncer

En la vasta jungla tailandesa, entre animales rescatados y la lucha incansable por la conservación, Frank Cuesta ha forjado un santuario que ahora enfrenta su mayor amenaza. No es la primera vez que el naturalista leonés se encuentra en el ojo del huracán, pero este «annus horribilis» ha puesto a prueba su temple como nunca antes. Detenido en Tailandia, enfrentando problemas legales, personales y de salud, el hombre que hizo de la naturaleza su hogar se encuentra ante una encrucijada que podría cambiar su vida para siempre.
El pasado 27 de febrero, Cuesta fue arrestado en su propio refugio, el Santuario Libertad, acusado de poseer fauna silvestre protegida sin la documentación necesaria. La denuncia anónima, recibida por las autoridades el 14 de febrero, activó una inspección que culminó con la confiscación de nueve nutrias de uña pequeña y una pitón de pico de pato, especies cuya presencia sin permisos ha colocado a Cuesta en una situación delicada. Tras pasar una noche en el calabozo y un largo interrogatorio, fue liberado bajo fianza, pero el futuro es incierto.

Las consecuencias podrían ser devastadoras. Una posible pena de prisión, una multa cuantiosa e incluso la deportación de un país que ha sido su hogar durante más de dos décadas. La sombra del destierro planea sobre su cabeza, mientras los seguidores del herpetólogo observan con inquietud el desenlace de esta crisis. «Estamos metidos en líos judiciales y en líos de todo tipo», confesaba en su canal de YouTube antes de su detención. «Hay posibilidades de que termine en la cárcel, de que me tenga que ir de Tailandia, de que me expulsen».
Pero la batalla legal no termina en los tribunales tailandeses. Su exesposa, la exmodelo Yuyee Alissa Intusmith, con quien tuvo cinco hijos, ha presentado diversas querellas en su contra, incluyendo acusaciones de incitación al odio, fraude fiscal y mal manejo de animales. La disputa por el Santuario Libertad, registrado a nombre de su hijo Zorro Cuesta tras un complicado acuerdo financiero, ha sido otro campo de batalla en esta tormenta de conflictos.
Mientras su vida personal y legal se tambalea, su salud también se resiente. Cuesta lleva más de 15 años enfrentando una leucemia mielógena crónica, enfermedad que ha marcado su físico y le ha obligado a afrontar los efectos secundarios del tratamiento con su habitual estoicismo. «No es que me esté muriendo», aseguraba, «a veces hay que pasar por momentos difíciles para estar mejor». Su resiliencia ha sido su bandera, incluso cuando una rana venenosa le envió al hospital con daños en el hígado, los riñones y el bazo.
A pesar del caos, Cuesta no está solo. Amigos como el youtuber Javi Oliveira han sido su altavoz, denunciando su situación y visibilizando la lucha que enfrenta. Cristina Seguí, frecuente visitante del refugio, ha defendido su labor asegurando que «siempre le vi desvivirse por los animales». Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha sido otro de sus grandes apoyos. El pasado diez de enero, el naturalista publicó un vídeo en su canal de YouTube en el que declaraba que «unos amigos habían venido a pasar unos días a su santuario». Y entre esos íntimos estaba la política madrileña. Tal es la conexión entre ambos, que Cuesta colocó una plaza con su nombre en su terreno: «Plaza Isabel Díaz Ayuso». «¡Ni hoz ni martillo ni libertad!, decía Cuesta mientras colocaba la placa.
Su hijo Zorro, su bastión
Sin embargo, desde enero las cosas han cambiado. La detención del naturalista y su posterior puesta en libertad han agriado esos momentos de felicidad. El leonés parece haber tomado una decisión: abandonar Tailandia, al menos temporalmente. Su hijo Zorro quedará al frente del Santuario Libertad mientras él gestiona la crisis desde el extranjero.
Frank Cuesta se enfrenta a la prueba definitiva. Con un pie fuera de Tailandia y un futuro realmente incierto, solo el tiempo dirá si podrá seguir luchando por su causa o si, finalmente, la jungla lo obligará a retirarse, como quieren sus muchos enemigos. Pero si algo ha demostrado el leonés, es que rendirse nunca ha sido una opción.
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