Orgullo LGTB
Isabel Pantoja sale del baúl
Que La Pantoja (María Isabel Pantoja Martín es «La Pantoja»: en la canción ligera, los posesivos divinizan) recibía anoche el premio Mr. Gay España en las fiestas del Orgullo de Madrid 2022. Iba a decir «en el día» pero es que el Orgullo aquí ya dura más que una boda gitana, más que las fiestas de La Paloma. Compartía la tonadillera en redes tremendísima fotografía agradecida: con gabardina, descalza y presumiendo de cacha, ante inmensa bandera LGTBIQ+ (nunca sé con este acrónimo si me dejo consonantes, si las ordeno bien, si en vez de + tengo que poner infinito al final o si, mejor, compro vocal y resuelvo). Y si la foto era de las que dan que hablar, aún más el texto que la acompañaba. Reivindica en él el derecho de «todos los seres humanos que de verdad aman en libertad» a seguir «amando y siendo como cada persona sienta y quiera».
Ese es su deseo de corazón, dice la todavía dueña de Cantora. Y se despide con un «siempre vuestra» y un, esta es mi parte favorita, «todos ustedes míos». Que son una reivindicación y un deseo muy sentidos y loables, pero que en boca de Isabel y tras la reciente salida del armario de su ex amiga del alma (con su piel de canela) María del Monte, nos deja a todos rumiando si es lo que parece que es o no lo es, que solo lo parece. O al revés.
En realidad, todas estas cuitas a nosotros plin. Hace ya mucho que a España entera dejó de interesarle o escandalizarle con quién se acuesta nadie. Pero no dejaría de tener su gracia, aunque solo fuera porque veríamos con otros ojos aquel «sketch», historia de la televisión nuestra, con la teta de Sabrina, de Martes y Trece en la nochevieja del 91. En la escena (que hoy enfurecería a tres presentadoras de podcasts, un activista transexual y veinte tuiteros, y que en aquel momento hizo lo propio con las protagonistas) Josema Yuste y Millán Salcedo aparecen caracterizados de Isabel Pantoja y Encarna Sánchezllegando a Mallorca a pasar unas vacaciones. Y aunque en ningún momento se alude directamente a la sexualidad de nadie ni aparece ninguna imagen explícita, el «sketch» fue, probablemente, la única alusión pública en aquel momento a la que se suponía era la naturaleza, real y oculta, de la relación entre la presentadora y la cantante.
Quizá lo más directo, de serlo, fuese aquel «gracias, señor» que le suelta un pequeño Dani Martín vestido de botones (literal: aparecía con multitud de botones prendidos a una malla) al recibir la propina de la presentadora, de Salcedo imitando masculinizadamente a la presentadora.
«Mi querido Orgullo», empieza con una suave voz modulada diciendo nuestra más que radiante Mr. Gay 2022, «desde mis principios hasta ahora mis 50 años de artista habéis estado conmigo. Y yo con ustedes». No me digan que esto no es precioso. Si acaso, por ponerle un pero, yo habría acabado en alto con un «qué bonito bungaló».
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