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Jean-Marie Rossi, el anticuario que enamoró a la duquesa de Cádiz

El que fuera marido de Carmen Martínez-Bordiú falleció el pasado lunes a los 91 años

CARMEN MARTINEZ BORDIU Y JEAN MARIE ROSSI CON SU HIJA CYNTHIA ROSSI EN 1988 GTRESGTRES

La muerte de Jean-Marie Rossi a sus 91 años no habría trascendido en España, si no hubiera sido porque el destino hizo que se enamorara de la «petite duchesse», como llamaba a Carmen Martínez-Bordiú en 1975. En aquel momento ambos estaban casados. Ella, con el duque de Cádiz. Ya tenían dos hijos, Francisco y Luis Alfonso, de cinco y siete años, y un matrimonio que era un bote a la deriva. Él, con Barbara Hottinguer, hija de un acaudalado banquero suizo y también con descendencia. Las mellizas Marella y Matilda y el varón Frederic. Años después, los dos sufrieron la tragedia de perder a sus hijos. Fran, en un accidente de automóvil que conducía el duque de Cádiz; y Matilda, en las Bahamas, al caer de una lancha. Estas muertes les unió aún más. El 28 de abril de 1985 vino al mundo Cynthia que se convertía en el nexo de las dos familias.

Jean-Marie y Carmen se conocieron en un crucero que había organizado Olimpia de Borbón, prima del duque de Cádiz, en 1975. Unas vacaciones que también compartía el anticuario con Bárbara, su segunda mujer. El destino hizo que ambos congeniaran y mientras sus respectivas parejas se quedaban en el barco, el anticuario, de 45 años, y la joven duquesa, de 25, disfrutaban de las excursiones en tierra. Ninguno de los dos se planteaba nada más allá de lo que era una atracción física momentánea y que terminaría con el fin del crucero. La vuelta de ambos a sus respectivas vidas cotidianas solo sirvió para acrecentar la pasión.

Carmen Martínez-Bordiú y Jean-Marie RossiEfeAgencia EFE

Seguían manteniendo conversaciones telefónicas y en su 29 cumpleaños, el apuesto caballero corso le envío un ramo de rosas que al duque de Cádiz no le llamó la atención. Tres años después del viaje, Carmen dejaba el domicilio familiar y viajaba a París para compartir su vida con Rossi. Desde esa fecha, Cristóbal Martínez-Bordiú, padre de Carmen y cuya agenda de amantes era pública y notoria, le negó a su hija cualquier tipo de relación. La «petite duchesse» así lo recordaba en París a quien esto firma: «No nos tratamos. Mi padre es muy intransigente. No soy quién para juzgarle pero tampoco tengo por qué comprenderle».

A Rossi tampoco le supuso un drama no tratar a su suegro. Sus relaciones profesionales y personales con el mundo del arte y la cultura mundial se encontraban a años luz del ambiente que rodeaba a la familia de su mujer. El anticuario experto en muebles y pintura del siglo XVII al XIX nació en Córcega el 18 de noviembre de 1930. Era propietario de una de las tiendas de antigüedades más conocidas en la zona de Faubourg Saint Honoré, uno de los barrios más elitistas de París.

Carmen Martínez Bordiu y Jean Marie Rossi07/12/2021EUROPA PRESS / CONTACTOEUROPA PRESS / CONTACTO

Un «ex» único

Una de las cualidades del caballero era la buena relación que siempre mantuvo con todas sus ex esposas. Vivían en las afueras de París, en el pueblo de Rueil Malmaison. En el portero automático figuraban los nombres de las dos familias. En un lado Jean-Marie con Carmen y la niña Cynthia, y en el otro, Bárbara, con su prole. Una convivencia entre todos ellos que como aseguraban «los hijos no tienen que padecer los desencuentros de los padres». Y el anticuario y Carmen siguieron manteniendo el afecto tras su divorcio. La actual duquesa de Franco se instalaba en su casa cada vez que viajaba a París y cuando se separó de Roberto Federici, el anticuario la acogió.

Jean Marie Rossi ejerció de excelente «pigmalión» con sus tres mujeres. Reeducó a Bárbara, hija de un banquero predestinada a ser ama de casa y lo mismo hizo con Carmen, a la que aconsejó que se matriculara en cursos de arte.