Familia
La cara más desconocida del clan Lapique
La boda de Felipe Cortina y Amelia Millán descubre a Almudena, estudiante de moda e influencer
Las Caris, las Caritinas, las Lapique son genéricos para nombrar a las mujeres de esta familia. Son una especie de matriarcado donde Cari ha sido y es la más conocida. Dio un paso atrás y hoy son sus dos hijas Carla y Cari y su sobrina Almudena las que le han relevado en presencia mediática y en movimiento en las redes sociales. En seguidores, la primera es Carla, con 64.000. Su madre y mujer de Carlos Goyanes se encuentra en segundo puesto con 55.000, detrás Caritina con 38.000 y, en último puesto, Almudena con 13.000. La joven, poco a poco, se ha hecho un sitio después de cumplir 17 años y asistir al Baile de Debutantes en París, en 2015. Uno de los rasgos identificativos de estas cuatro mujeres es su capacidad de trabajo. –todas ellas tienen una doble vida: social y profesional– y la unidad familiar. Se puede decir que han hecho suyo el lema de Los Tres Mosqueteros: «Todos para uno y uno para todos».
La más desconocida es Miriam, casada con Alfonso Cortina, que falleció hace un año por coronavirus. En su caso siempre prefirió un perfil bajo, aunque antes de su matrimonio era inseparable de su hermana Cari y, ambas, fijas en las fiestas que se celebraban en Madrid en invierno y en Marbella en verano. La madre de ambas, Caritina Fernández de Liencres fue una de las aristócratas que mejor bailaba flamenco, con permiso de Cayetana de Alba.
Matriarcado
La semana pasada, la boda de Felipe Cortina y Amelia Millán volvió a traer a las primeras páginas de la actualidad al matriarcado. Salvo Miriam, todas las mujeres de la nueva hornada trabajan. Cari, la titular, es comercial de la agencia de viajes Nuba, relaciones públicas e imagen de la joyería Suárez. Lo mismo vende que atiende a grandes clientes o se encarga de promocionar ella misma las joyas desde hace más de diecisiete años. «He trabajado toda mi vida. Mis padres me enseñaron a valerme por mí misma», afirma. Con 19 años comenzó a trabajar como dependienta en El Corte Ingles de Castellana. Después montó su propia boutique, «Celine», que se mantuvo abierta durante quince años. Fundó junto con su marido Carlos Goyanes la Agencia A, una inmobiliaria que ahora lleva Carla.
Madre de tres niños, ha heredado la capacidad de trabajo de las Lapique. Enseña ella misma los pisos y su jornada laboral es larguísima. Además acude a las fiestas y presentaciones de marcas como parte de su trabajo, más que por afición. La madre y las dos hijas han hecho suya la frase «si hay que ir, se va». En el caso de la titular de la saga su razonamiento es pura lógica «si me invitan voy porque sé lo que cuesta convocar a la gente».
Caritina, que debe su nombre a la herencia familiar que les toca a las primogénitas del clan, ha continuado la tradición con su hija a la que llaman «minicari» por ser su fotocopia. Estudió Derecho, hizo un master en Bolsa, otro en Derecho de las Telecomunicaciones y trabajó en un despacho hasta que se dio cuenta de que no era feliz. Fue entonces cuando se hizo empresaria con una inversión mínima y montó el catering «Sixsen». Lleva años funcionando y durante la pandemia se reinventó con la entrega a domicilios para no tener que cerrar. Hizo un ERTE y poco a poco ha ido superando la crisis.
Almudena, hija de Manuel y Sofía Tassara, se ha preparado a fondo para dedicarse a la moda. Acaba de titularse en el instituto Marangoni en París. Una carrera de tres años donde se accede con un buen currículum y un examen de ingreso. «Se llama estilismo y dirección creativa. He terminado y me voy a quedar en París un año más. Estoy preparando un proyecto con dos amigos y me encargo de los pasos que hay que dar para crear una marca», señala.
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