Investidura
Así es Jill Biden, la nueva Primera Dama
Católica, divorciada y profesora. Destaca por su cercanía y buen humor
Jill Biden es desde hoy la Primera Dama estadounidense. La mujer de Joe Biden, 46º presidente de los Estados Unidos, es católica, divorciada, profesora de inglés en el Northern Virginia Community College y quienes la conocen aseguran que destaca por su cercanía y buen humor. Se define a sí misma como “educadora de por vida” en su perfil de Twitter. Doctorada en Educación de la Universidad de Delaware en 2007.
Aunque a partir de hoy se instale en la Casa Blanca, Jill Biden pretende seguir enseñando a los estudiantes del centro de formación profesional donde trabaja, lo que la convertiría en la única primera dama de la historia de Estados Unidos con un trabajo remunerado fuera de la Casa Blanca.
Su estilo está muy alejado del atrevido de Melania Trump y estilísticamente está más cercana a Michelle Obama y Brigitte Macron. Tiene un estilo depurado y conservador y reconoce que se siente cómoda con unos pantalones pitillo negro, una camisa Oxford y unas perlas. Rubia y de ojos azules, la esposa de Biden suele inclinarse por los vestidos de silueta cóctel e incluso con modelos icónicos de la Maison Dior.
Es una firme defensora de los diseñadores americanos en los que confía para los actos más importantes como la aceptación de Kamala Harris. Allí lució un diseño azul de Ralph Lauren combinado con unos Jimmy Choo en nude. El día que su marido aceptó la candidatura optó por un Christian Siriano en malva.
En las últimas semanas la hemos visto conjuntar su mascarilla con un vestido floreado de Dolce & Gabbana, reciclar un vestido de Gabriela Hearst y cautivar al electorado americano con un elegantísimo abrigo blanco la mañana de las votaciones para salir a saludar acompañando a su marido esa noche con otro modelo en rosa que también dio mucho que hablar.
Jill Jacobs nació en junio de 1951 en el estado de Nueva Jersey, pero se crió en Filadelfia. Tiene una hija con Joe Biden, Aschley, nacida en 1981, y educó como propios a los dos hijos mayores del presidente, Beau y Hunter, huérfanos de madre tras un trágico accidente.
Se caso por primera vez con apenas 18 años, con Bill Stevenson, un jugador de fútbol de su universidad. Pero se separaron cuatro años después.
Conoció a Joe durante una cita organizada por la hermana de él, tres años después de que el recién elegido senador por Delaware perdiera a su esposa Neilia y a su hija pequeña Naomi en 1972. Dos años y cinco propuestas de matimonio le costó que Jill aceptara casarse con él. “Ella me devolvió a la vida”, dice.
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