
Polémica
Greenpeace lleva su protesta contra la fábrica de celulosa de Altri hasta la Xunta de Galicia
Introducen una chimenea humeante de cinco metros de altura en el recinto, pancartas contra el proyecto, y entregan más de 550.000 firmas

Un grupo de activistas de Greenpeace ha protagoniza esta mañana una protesta en la sede de la Xunta de Galicia, en San Caetano, Santiago de Compostela, para exigir la retirada del proyecto de la multinacional Altri para construir una fábrica de celulosa en Palas de Rei (Lugo).
La manifestación vuelve a situar esta iniciativa, pendiente de los diferentes informes de la administración para su desarrollo, en el foco político y social de la Comunidad. Y lo hace en momento marcado por el debate sobre el futuro industrial de Galicia, en una semana en la que el Gobierno anunciaba que Stellantis, cuya factoría de Vigo es la que más vehículos produce de todo el grupo, desarrollará, junto a CATL, una fábrica de baterías en Zaragoza
La acción de Greenpeace incluyó una chimenea humeante de cinco metros de altura, pancartas con el lema "Altri non" y la entrega de más de 550.000 firmas en contra del proyecto.
Los activistas bloquearon temporalmente el acceso vehicular al complejo administrativo y se subieron a una caseta de seguridad para desplegar la chimenea y visibilizar su rechazo.
Según Greenpeace, el proyecto tendría graves impactos ambientales y sociales, describiéndolo como una "bomba en el corazón de Galicia". Manoel Santos, coordinador de Greenpeace en Galicia, señaló que la fábrica implicaría riesgos significativos para la biodiversidad y el equilibrio socioeconómico de la región, además de exigir un uso excesivo de recursos hídricos y favorecer la expansión del eucalipto en Galicia.
El proyecto
La fábrica, que actualmente está en fase de evaluación ambiental, contempla, según Greenpeace, una captación de hasta 46 millones de litros de agua al día y un vertido de 30 millones diarios, además de la construcción de una chimenea de 75 metros de altura que emitiría compuestos como óxidos de azufre y nitrógeno, precursores de la lluvia ácida.
Estas características han generado una fuerte oposición, con más de 23.000 alegaciones presentadas y múltiples movilizaciones sociales.
No obstante, desde la Xunta, su presidente Alfonso Rueda siempre ha defendido que son los técnicos quienes deben pronunciarse sobre la viabilidad medioambiental de un proyecto que prevé producir 200.000 toneladas de fibras textiles cada año, cifra que equivale a un 3% de la demanda mundial de fibras textiles y que cuyo emplazamiento se escogió entre 46 posibles ubicaciones en la Comunidad.
La iniciativa, única en España con una inversión de más de 800 millones de euros, supondría, asimismo, la creación de más de 2.500 empleos directos e indirectos en su entorno.
En este marco, Greenpeace solicitó reunirse con el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, para expresar sus preocupaciones, pero, según la organización, no obtuvieron respuesta.
En su declaración, Santos pidió a la Xunta que "deje de ver el territorio como un simple lugar de extracción de materias primas" y emita una declaración ambiental desfavorable.
La protesta forma parte de una campaña más amplia contra el proyecto, que también incluye una manifestación convocada por la Plataforma Ulloa Viva y la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa este domingo en Santiago de Compostela.
Un escenario sobre el que el propio Rueda lleva advirtiendo meses, señalando que se está generando “mucha desinformación sobre el proyecto” y que detrás de algunas de estas protestas hay un claro interés político, toda vez que la iniciativa contó en su momento con el respaldo del Parlamento de Galicia. Eran otros tiempos, eso sí: antes de las elecciones autonómicas de inicios de año.
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