Ministerio de Justicia
Valldecabres, la suplente preferida del PSOE
Compañeros califican como «rojeras» a la juez que defendió los escraches
Mes de diciembre del pasado año. Ante la Comisión de Nombramientos del Senado comparece María Isabel Valldecabres Ortiz, quien acaba de ser elegida vocal suplente del Consejo General del Poder Judicial, en el apartado de juristas, a propuesta del PSOE. Cargo que se une a otra suplencia como Magistrada en la Audiencia Provincial de Madrid, también por designación socialista. «Esta es la tercera pata que me faltaba», afirma la abogada y profesora madrileña, cuya vida profesional ha estado siempre ligada al PSOE, a sus ministros, a su Fundación Ideas y fuertemente activista contra la derecha. Una mujer muy contestada en círculos solventes de la Judicatura, donde se asegura que ni siquiera llegó a través del llamado cuarto turno. Pese a que ella así lo dice, es falso, pues nunca pasó el examen previo que lo acredita, y tan sólo tuvo la protección socialista y de la presidenta de la Audiencia Provincial, la progresista y miembro de Jueces para la Democracia, Ana Ferrer. Perfil bien discutido para un caso tan delicado como el escrache a la vicepresidenta del Gobierno.
Compañeros en sus años en la Facultad de Derecho la definen como «muy rojeras y ambiciosa». Fue Juan Alberto Belloch, a quien había conocido en un coloquio jurídico, su gran padrino en la política. Así, en 1995 entra como asesora del entonces superministro de Interior y Justicia con Felipe González. Hacía papeles, escribía artículos y participaba en seminarios siempre bajo una ideología de izquierdas. «Era trabajadora, pero arribista y poco rigurosa», según personas que estaban en el gabinete de Belloch. Siempre fiel a las siglas del PSOE, ya bajo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sería también asesora del ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar. Una año más tarde, realizó su gran fichaje «estrella» con la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. En este puesto defendió a ultranza la Ley de «barra libre» del aborto y combatió con furor los movimientos en defensa del derecho a la vida.
Asesora del grupo parlamentario socialista, alzaba la voz en todas las reuniones y se hizo buena amiga de Leire Pajín, Eduardo Madina, Óscar López y Pedro Zerolo. Era frecuente verla por la cafetería del Congreso y restaurantes cercanos con Bibiana Aído, de quien fue la auténtica mano derecha en la redacción de la Ley de Plazos para la Interrupción del Embarazo. Asimismo, coordinó todos los grupos de trabajo de juristas y ginecólogos previos al anteproyecto y fustigó, a través de publicaciones y conferencias, cualquier posición en contra. Valldecabres siempre defendió la interrupción del embarazo a los dieciséis años: «Es la edad en la que una menor puede emanciparse y tomar decisiones», afirmó en un coloquio organizado por el Partido Socialista de Madrid y la Secretaría de Igualdad de la dirección federal.
Su doble vara de medir es indiscutible. Hasta el punto de condenar como «acoso antidemocrático» una manifestación por el Derecho a la Vida organizada en el mismo pueblo gaditano de Bibiana Aído, Aldea de los Gazules. Mientras, no ha tenido reparos en definir como «participación democrática» el ataque al domicilio familiar de Soraya Sáenz de Santamaría. Algo que está siendo muy discutida en sectores judiciales, que advierten del grave riesgo de legitimar la violencia, ya sea verbal o física, en el ámbito privado. Tampoco se entiende que, al estar la Sección 16 de la Audiencia Provincial de Madrid formada por tres jueces, dos de ellos de carrera, se haya nombrado ponente de la sentencia a una magistrada suplente, máxime cuando se trata de un tema tan sensible y relevante. Ello se atribuye a la presidenta de la Audiencia, Ana Ferrer. Otra progresista con ambiciones que, según fuentes judiciales, aspira a llegar al Tribunal Supremo.
Las mismas fuentes destacan que el anterior Consejo General del Poder Judicial ya nombró a cinco jueces de carrera como refuerzo, por lo que no tiene sentido la permanencia de Isabel Valldecabres. «Es una decisión personal de Ana Ferrer, su gran protectora», aseguran. También resulta sorprendente que, de todos los magistrados suplentes nombrados por el CGPJ, cuya estimación en el cargo es de un año, sea Isabel Valldecabres de los pocos que permanecen en el puesto. En su entorno se comenta su habilidad para cortejar al poder, que le ha dado buenos réditos a lo largo de su vida profesional. Colaboradora de la polémica Fundación Ideas, dirigió un Master de Liderazgo para la gestión política. En aquel Curso participaron Cristina Narbona, Leire Pajín y Carmen Chacón, entre otros dirigentes socialistas. Su vinculación ideológica es bien patente.
Profesora de Derecho Penal y Procesal en la Universidad Carlos III, varios docentes y alumnos la califican como «poco dialogante y sectaria». Algo que reflejan muchos de sus artículos, tales como «En el infierno también hay reglas», «La joya del emigrante», «Una pauta para la igualdad» y, curiosamente, un libro que escribió sobre «Imparcialidad y medios de comunicación». Lo primero es evidente que lo practica poco.
Muy discreta en la esfera personal, reside en una elitista zona a las afueras de Madrid y dicen que le gustan las piezas de bisutería. Se la ha visto en algunos bazares madrileños al efecto, dónde solía hacer compras con sus dos grandes amigas: Leire Pajín y Bibiana Aído. Celosa de su vida privada, parece que está a punto de separarse de su pareja. De manera que en la trayectoria de María Isabel Valldecabres hay dos cosas innegables: la suplencia y el socialismo. Su auto sobre el escrache a la vicepresidenta del Gobierno es altamente criticado por muchos magistrados, estos sí, de carrera y por oposición. Como dice uno de ellos que bien la conoce, bueno es recordar la frase de Baltasar Gracián: «Propio es del ignorante presumir de saber Justicia».
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