
Gasto militar
Sánchez anula a Sumar en su reunión con Díaz
El presidente garantiza que no habrá merma en el gasto social para aplacar el malestar de sus socios
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se reunieron este martes en Moncloa con el debate sobre el gasto militar abierto en canal. España se ha comprometido ante sus aliados europeos a acelerar los compromisos pactados, esto es, a alcanzar el 2% del PIB en inversión en Defensa lo antes posible. No hay mayores concreciones hasta que no se vaya perfilando la letra pequeña en Bruselas. Ni cómo, ni cuándo, ni cuánto se va a gastar. Pero esta mera declaración de intenciones, la voluntad de aumentar el esfuerzo de inversión como respuesta al nuevo orden mundial, ha despertado las resistencias de la mayoría de la investidura.
Los socios del PSOE no comparten la reorganización de prioridades a la que obliga el contexto internacional y esto está generando distorsiones dentro y fuera del Gobierno. Mientras Sánchez se erige a nivel internacional como uno de los actores con liderazgo europeo y con asiento en las reuniones en las que se debate el nuevo orden mundial, a nivel interno su Ejecutivo está profundamente dividido por esta cuestión. La cita en Moncloa con la vicepresidenta segunda se diseñó con varios objetivos: el prioritario, proyectar hacia el exterior una imagen de unidad en la coalición que no existe en su seno. El secundario, tratar de pacificar la situación y pertrechar a Díaz de argumentos para aplacar el incendio en las distintas familias que componen Sumar. El presidente garantizó, como ya ha hecho en público, que el aumento del gasto en defensa no supondrá una merma del destinado a partidas sociales.
Díaz evita el choque
En Moncloa revisten la cita de deferencia con el socio minoritario, aseguran que le conceden un trato preferente, sacándoles de la ronda con el resto de grupos parlamentarios y otorgándoles un trato privilegiado. La cita duró en torno a las dos horas, en un ambiente «cordial» cuando los demás partidos apenas tendrán 20 o 30 minutos para departir con el presidente del Gobierno. Sin embargo, lo que se vende como deferencia no deja de ser pura estrategia. Con la reunión con Díaz Sánchez consigue anular la presencia de Sumar en la ronda de contactos del jueves y se ahorra, por tanto, el posicionamiento crítico de las voces que conviven en la coalición de izquierdas y que no comparten la hoja de ruta gubernamental. En el partido minoritario aseguran que era algo pactado en el seno de la coalición parlamentaria.
Estas voces se manifestaron durante todo el día con toda rotundidad al mismo tiempo que la propia Díaz evitaba elevar el tono contra Sánchez en Moncloa. Y es que los partidos que sustentan a la vicepresidenta habían pactado un día antes una postura consensuada con la que todo el grupo parlamentario –incluido el partido de Díaz– se comprometía a rechazar sin matices el incremento en Defensa. El comunicado enviado por Sumar tras esa reunión confirma que Díaz no rechazó de plano el aumento, aunque sí que aseguró que «el aumento de forma individual no garantiza la superación de los problemas de coordinación y falta de interoperabilidad de las Fuerzas Armadas de los distintos países de la UE». Mientras, aliados de Díaz advertían de que estudiarían «las consecuencias políticas» que podría tener el aumento del gasto militar. Esto es, su apoyo al Gobierno. Una crisis que nace en el seno de Compromís, donde recuerdan ya que existen varios incumplimientos por parte de Pedro Sánchez, como por ejemplo, la reforma del sistema de financiación autonómica.
Hay una sensación general dentro del grupo parlamentario de que no cuentan con el poder suficiente para poder ganar algunas batallas dentro del Gobierno de coalición. Sobre todo, imputan este problema al poco oxígeno que el PSOE les ofrece para sacar rentabilidad a su estancia en Moncloa más que al poder de convicción de Yolanda Díaz sobre Sánchez. Es por eso que la percepción que reflejaban los aliados de Díaz era la de haber perdido, de antemano, la pelea por el relato. Tras la reunión gubernamental quedó reflejado que el Gobierno cumplirá con su hoja de ruta para llegar antes de 2029 al 2 por ciento del PIB en gasto de Defensa. Ante esta realidad, en el grupo parlamentario ya comienzan a «calentar» el ambiente. Quieren que el incremento pase por el Congreso y aventuran que habrá «lío interno» en la coalición si esto no sucede. Hay voces que, incluso, amenazan con pedir elecciones. Algo que a día de hoy no es real, pero que da imagen de la propia falta de unidad que reina en Sumar.
En el entorno de Díaz tratan de calmar los ánimos de sus socios y aseguran que la vicepresidenta consiguió que el presidente del Gobierno se comprometa a no recortar el gasto social para aumentar el gasto en Defensa. Esto es visto como una victoria en las filas de Sumar mientras que el resto de aliados no admiten ningún tipo de concesión en este sentido. «No en mi nombre», advierten los comunes. Misma respuesta en IU, donde ven el aumento como una «espiral de guerra que lleva a una mala salida».
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