Audiencia Nacional

«Quería tocar las narices a Torra. Cataluña no es suya»

El «español» apercibido por los Mossos por poner el himno español en la ofrenda floral

«Quería tocar las narices a Torra. Cataluña no es suya»
«Quería tocar las narices a Torra. Cataluña no es suya»larazon

La manifestación independentista de la Asamblea Nacional Catalana, que ha monopolizado la Diada en los últimos años, compartió ayer cierto protagonismo con un activista contrario a la independencia, Juan Ribas. Ribas, que lidera Groc & Lloc, una brigada de limpieza de lazos amarillos, acaparó buena parte de los focos tras boicotear la ofrenda floral del president, Quim Torra, y su Govern al monumento de Rafael Casanova. Cuando Torra y los consellers estaban haciendo el homenaje y entonando «Els Segadors», desde un hotel cercano, puso el himno de España a todo volumen.

Ribas, que estaba acompañado por otro activista, se encontraba alojado en el Hotel NH Collection Barcelona Pódium, a unos metros de la estatua. Pero poco duró la «performance» ya que, de manera inmediata, los responsables del establecimiento cortaron la luz para abortar la acción y subieron para echarles de la habitación, según explicó Ribas a este diario. Tras negarse, aparecieron agentes de los Mossos d’Esquadra, que los identificaron por alteración de un evento autorizado y con el objeto de prevenir que pudieran provocar algún otro incidente.

Pese a los intentos por desalojarlos, Ribas se resistió porque habían pagado la habitación y «por seguridad», ya que la zona se encontraba muy transitada. La acción se desarrolló sobre las 9 horas, y no salieron finalmente hasta las 12 horas, tras haber pasado la noche allí.

Pero no acabó todo cuando se marcharon del hotel: al salir, un furgón de antidisturbios de los Mossos los siguió a lo largo de tres calles y los pararon y registraron el coche. No emprenderán acciones legales, pero sí temen una denuncia por parte de la policía catalana. El líder del PP en Cataluña, Alejandro Fernández, salió ayer al paso y ofreció asistencia jurídica si fuera necesario. «Si organizamos un acto en BCN y nos montan una cacerolada es “sana libertad de expresión” pero si ponen el himno español es “alterar el orden público” », afirmó a través de las redes sociales.

El objetivo de la iniciativa, según explicó Ribas, era «tocar las narices a Torra». «Se cree que Cataluña es suya», lamentó. De hecho, pese a que solo fructificó esta acción, había otras dos iguales preparadas: una en un hotel en la calle Muntaner con Gran Vía y otra en Plaza España, justo donde se desarrolló la manifestación independentista.

La primera también se pudo llevar a cabo sin problemas aunque no cosechó el mismo eco, mientras que la segunda no, ya que cuando hicieron pruebas, apenas se escuchaba desde la calle ante tanto bullicio.

El plan, en todo caso, no fue improvisado, sino que ambos llevaban quince días diseñándolo y han contado con la financiación de «España responde», una entidad contraria a la independencia encabezada por José Manuel Opazo. Los gastos han corrido a cargo de esta entidad y no han sido menores: cada habitación reservada ha tenido un coste medio de 300 euros y el alquiler de los equipos para poner el himno de España también ha costado 300 euros –es decir, en total, ronda los 1.200 euros–. El Govern sufrió así una Diada deslucida. La manifestación, que registró un sonoro desplome, se une a este episodio y a las protestas que sufrieron ya el martes en la ofrenda floral realizada en el Fossar de les Moreres. Allí, un grupo de independentistas se acercó al president y los consellers para increparles y gritarles «traidors».

La lluvia, también muy presente, terminó por estropear una cita clave para el independentismo, que tenía que erigirse en el punto de partida de la agitación para responder a la sentencia del «procés», prevista para la primera quincena de octubre, y al juicio a Torra ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el 25 y 26 de septiembre.