
Opinión
No hay escaños para tanto dirigente
El aterrizaje de Óscar López en Madrid es cicuta para la maltrecha organización socialista

La colonización de las federaciones socialistas por ministros le da a Pedro Sánchez control total y absoluto sobre el PSOE, pero ahoga de por vida, las expectativas de recuperación electoral.
El aterrizaje de Óscar López en Madrid es cicuta para la maltrecha organización, no solo porque, en Madrid, Sánchez es un lastre electoral, sino que sitúa de lleno a Díaz Ayuso en el escenario nacional.
Quizá el líder socialista busca que la voz de la presidenta madrileña diluya la de Feijóo, pero quienes quedan totalmente enmudecidos son los dirigentes regionales del PSOE.
Por otra parte, la designación de Sánchez Acera como número dos del PSOE, es una provocación que deja al partido en una situación de vulnerabilidad extrema. Juan Lobato se ha esforzado en demostrar que le envió un correo electrónico con información confidencial sobre el novio de Díaz Ayuso antes de que se conociese en los medios de comunicación. Por alguna razón decidió cubrir su propia responsabilidad penal acudiendo al notario.
Su imputación judicial es cuestión de tiempo y, la mayor preocupación de López debería ser cómo actuar cuando eso ocurra. Sus opciones se reducen a dos, o la fuerza a dimitir y se expone a que Sánchez Acera cuente más de lo debido, cosa que hará con seguridad o, por el contrario, la mantiene en la responsabilidad, con lo que se pondría en evidencia la complicidad. Desde Moncloa, se esfuerzan en afirmar que se trata de un mensaje a Díaz Ayuso. Realmente, el argumento no termina de entenderse a no ser que quieran dejar claro que están dispuestos a todo con las armas que sean necesarias.
A Lobato se le exige que deje la política por negarse a cometer una presunta ilegalidad y Sánchez Acera, inductora de la misma, se convierte en la persona fuerte de la nueva dirección del PSOE madrileño.
El futuro del ex secretario general madrileño es poco esperanzador, le han avisado de que no le quieren en el Senado y, a ser posible, tampoco en la Asamblea de Madrid. En la era de Pedro Sánchez, ese tipo de ultimátum va acompañado de una campaña de linchamiento público. Por lo demás, el congreso se celebró con total tranquilidad, López hizo una dirección con casi 50 miembros, de manera que los que en su día batallaron al lado de Lobato, han renovado sillón, que era de lo que se trataba. Lo malo es que no habrá tantos escaños como dirigentes.
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