Política

El fiasco de Morant en Valencia hace saltar las alarmas en el PSOE

En el peor momento del PP, no rentabiliza su desgaste, no está sobre el terreno ni controla el partido

Pedro Sánchez ha externalizado el Consejo de Ministros a los liderazgos territoriales. Hasta cinco socialistas con asiento en La Moncloa ostentan la tarea de oposición en bastiones clave gobernados por el PP. Óscar López, en la Comunidad de Madrid; Pilar Alegría, en Aragón; María Jesús Montero, en Andalucía; Ángel Víctor Torres, en Canarias y Diana Morant, en la Comunidad Valenciana. El objetivo del presidente era nítido: tratar de replicar el exitoso «efecto Illa», que saltó de la cartera de Sanidad durante la pandemia a ganar las elecciones por dos veces en Cataluña.

De esta manera, el Ejecutivo funciona como una suerte de altavoz institucional para dar la réplica al PP y el BOE como una herramienta más de confrontación y campaña electoral continua. Sin embargo, esta estrategia tiene también fisuras y distorsiones que están quedando de manifiesto en el caso de la titular de Ciencia, Innovación y Universidades. Y que van más allá de las contradicciones a las que los ministros-candidatos tienen que hacer frente, cuando tienen que defender los intereses de su tierra en contraposición con la política de pactos que despliega el Gobierno.

Liderazgos ausentes

Los liderazgos ausentes en estas comunidades dejan un vacío que ha quedado, más si cabe, en evidencia en la gestión política posterior a la DANA. En el PSOE crece el malestar por la estrategia que está desarrollando Diana Morant, pues consideran que, en el momento de mayor debilidad del PP, con un Carlos Mazón cercado por las mentiras y la instrucción judicial, la líder socialista no está logrando capitalizar políticamente esta situación en su beneficio. Que el PSOE apenas logre rentabilizar el desgaste del PP en las encuestas ha hecho saltar todas las alarmas. «No da la talla», resuelven. En el partido hay preocupación porque la iniciativa de la oposición a la Generalitat la está liderando Compromís, un aliado, pero también rival en la izquierda, que, hasta ahora, ha materializado los movimientos políticos más contundentes contra Mazón.

En el PSPV genera una profunda frustración no tener las herramientas para descabalgar a un presidente valenciano que ya ha dado sobradas muestras de que no se va a ir. La estrategia de los socialistas ha sido muy errática al respecto. Primero, comenzaron ofreciendo sus votos a Feijóo para apoyar un candidato alternativo a Mazón, pero cuando se dieron cuenta de que esto supondría tanto como apuntar al PP en la comunidad, rectificaron. Posteriormente, se centraron en pedir la dimisión de Mazón, sin ningún efecto. Pero el error vino cuando durante días se dejó volar la expectativa de que estarían valorando la presentación de una moción de censura.

«Si Feijóo no mueve ficha en las próximas horas, el PSPV moverá ficha», dijo Morant, sin descartar ningún escenario. Esto suponía un cambio sustancial de estrategia, porque a los socialistas nunca les han dado los números, salvo que Vox entrase en la ecuación; una eventualidad que no se valoraba por ninguno de los dos partidos. Finalmente, Morant tuvo que reconocer que su ficha consistía en pedir la convocatoria de elecciones, nada que ver con la censura. Un brindis al sol. La gestión de los tiempos ha acabado por arrasar el crédito de Morant y por generar un abierto cuestionamiento de su liderazgo al frente del PSPV.

Los pasos en falso de la ministra se suman al paralelo y fulgurante ascenso en popularidad y proyección pública de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que ha estado en todo momento «a pie de obra» en la DANA. «Ella sí está sobre el terreno», define un cargo socialista. Esto obliga a que Morant sobreactúe, trate de marcar perfil y reclame su cuota de protagonismo con anuncios como el que realizó el pasado fin de semana, avanzando, como representante gubernamental, que se reforzaría el juzgado de Catarroja para que la juez Nuria Ruiz Tobarra pudiera dedicarse en exclusiva a instruir la causa de la DANA. El anuncio fue inmediatamente reprendido por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que le recordó a la ministra que los refuerzos los deciden ellos, aunque finalmente éste se ha producido.

El cuestionamiento crece cuando a todo esto se suma también la mala gestión interna del partido. Sin equipo, con una profunda debilidad orgánica y sin un liderazgo sólido se genera el caldo de cultivo propicio para lo que ocurrió en las primarias en la provincia de Valencia. Otra muestra de debilidad interna, que volvió a visualizar a una candidata impuesta desde Madrid por Sánchez, que en el año que lleva al frente del PSPV no ha sabido tejer complicidades ni consensos. La proclamación del candidato no alienado Carlos Fernández Bielsa como secretario general provincial, tras un resultado ajustado y denuncias de supuesto pucherazo, supuso un duro golpe para Morant. Otro más.