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“McLeod”: el plan de la UME para luchar contra el virus en plena campaña de incendios

En seis horas, los primeros efectivos estarían actuando frente a la Covid. La Unidad puede desplegar a 1.000 militares en 24 horas y tiene una primera reserva de material de protección para seis semanas

La ministra de Defensa, Margarita Robles, durante su visita a la UME Fernando VillarEFE

En la Unidad Militar de Emergencias (UME) están preparados por si el Gobierno decidiese volver a desplegar a los militares en una hipotética “Operación Balmis II”. Y están listos pese a encontrarse inmersos en plena campaña de lucha contra incendios, la cual implica, directa o indirectamente, a la mayor parte de sus efectivos (2.900 de unos 3.300). Sin embargo, llevan tiempo elaborando un plan para conjugar ambas tareas y, sobre todo, garantizar la protección de sus efectivos para que no enfermen y proteger así tanto a los equipos como la capacidad del mando y control. Una mezcla de varias órdenes de planeamiento que han dado como resultado lo que han denominado “Plan McLeod”, según el cual, en caso de un nuevo despliegue contra la Covid-19, los primeros efectivos estarían actuando en seis horas y en apenas 24 tendrían ya en la calle a 1.000 para las intervenciones que les encomienden. En 48 horas podrían estar activos unos 1.500.

Y se le ha puesto ese nombre para hacer honor a las principales características de la UME: la versatilidad y la rápida capacidad de adaptación a cualquier situación. Y es que el McLeod es una herramienta que se usa en la extinción de incendios y tiene diferentes aplicaciones, como ocurre con esta unidad, especializada en dar la primera respuesta ante catástrofes.

Un plan que conjuga, por un lado, el “Plan Coraza”, con el que la UME protegió a sus efectivos días antes del estado de alarma para que no se contagiasen y estuvieran listos para actuar. Por otro, el relacionado con la campaña de incendios y que en este caso incluye una serie de medidas excepcionales al llevarse a cabo en un ambiente Covid, por lo que en las unidades se ha mantenido un núcleo por si fuese necesario su despliegue frente al virus. Unas medidas que han de compatibilizar con las entre 15 y 20 misiones que tienen previsto realizar este verano contra el fuego (ya llevan tres). Y, por último, su sistema de respuesta temprana de cara a una segunda oleada y ante una hipotética “Balmis II”, en el que además de las lecciones aprendidas y unos procedimientos más ágiles, cuentan con una primera reserva de material de protección para unas seis semanas.

De esta forma, si así lo requiriese el Gobierno, la UME volvería a ser la “punta de lanza” de una nueva operación contra el coronavirus, aunque en esta ocasión podrían contar también en una primera fase con el apoyo de los equipos NBQ (Nuclear, Biológico y Químico) de los Ejércitos y la Armada, a muchos de los cuales formaron ellos para contar así con más combatientes especializados.

Material de la Unidad Militar de Emergencias para luchar contra el coronavirusFernando VillarAgencia EFE

Es lo que le han transmitido esta mañana a la ministra de Defensa, Margarita Robles, durante su visita al cuartel general de la UME, en la madrileña base de Torrejón de Ardoz. Allí, además de conocer la situación de los incendios (todo apunta a que 2020 será un año benigno en este punto), ha podido ver cómo se encuentran las capacidades de la unidad de cara a su posible activación.

En concreto, la Unidad, con batallones repartidos por todo el país, tiene preparados equipos de descontaminación del Grupo de Intervención en Emergencias Tecnológicas y Medioambientales (GIETMA) que, de ser necesario, se desplegarían inmediatamente en esos batallones como refuerzo. Además, cada uno de ellos contaría con la disponibilidad de un pelotón (una veintena de efectivos). En apenas seis horas ya podrían estar desinfectando puntos críticos, la principal tarea que han realizado las Fuerzas Armadas durante la “Operación Balmis”, sobre todo en residencias de ancianos.

Y para ese “esfuerzo inicial” también cuentan con numerosos medios preparados, entre los que destaca una capacidad única en España: el Laboratorio de Intervención Rápida (Labir), acreditado para la realización de test PCR. Sólo durante el estado de alarma realizaron más de 1.200 a los militares. Pero también disponen de 92 nebulizadores, 30 pulverizadores, ocho cañones nebulizadores instalados en camiones, un robot con luces UV para desinfectar zonas sensibles, tiendas de biocontención, drones... Un sinfín de medios para estar preparados si el Ejecutivo vuelve a considerar que son necesarios para contener el virus.

Robles, en el interior del Laboratorio de Indentificación RápidaFernando VillarAgencia EFE

Además, continuarán instruyendo a otras unidades y organismos en tareas de desinfección (en septiembre realizarán varias jornadas) y también recibirán formación como rastreadores dentro del plan del Ministerio de capacitar al personal militar en este ámbito y ponerlo a disposición de las comunidades autónomas. Todo, para disponer de una serie de líneas de defensa que antes no existían, como apuntaba hace un mes el jefe de la UME, teniente general Luis Manuel Martínez Meijide, en una entrevista en LA RAZÓN.