Opinión

Y el CIS se vuelve a equivocar

A perder ahora se le llama ganar: eso dará pie a Sánchez para poner en marcha el plan que anunció tras su descanso de cinco días a cuento de su mujer

Una persona ejerce su derecho a voto en el colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo, a 9 de junio de 2024, en Madrid (España). Hoy tienen lugar las elecciones europeas de 2024 en España. Más de 38 millones de españoles están llamados a pasar por las urnas en unos comicios en los que se eligen a 61 eurodiputados al Parlamento Europeo. El partido político más numeroso es el Partido Popular Europeo, con 177 parlamentarios, seguido del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócrata...
Imagen en uno de los colegios electorales, ayer, tras la apertura para comenzar a votar Eduardo ParraEuropa Press

Sánchez también ha perdido las europeas con una diferencia no menor de 4 puntos y 700 mil votos a favor del PP, claro ganador de los comicios, que logra una distancia mayor en porcentaje que en las generales de hace un año. No se ha producido el empate que vaticinaba el el Gobierno, y menos aún la victoria que una vez más le otorgaba el CIS de Tezanos, que se vuelve a equivocar. La mayor novedad, con todo, es la entrada en el Europarlamento de Alvise con 800 mil votos, la mitad que Vox, que no logra un resultado mejor por el mordisco que le ha pegado Se Acabó la Fiesta, con los mismos escaños que Sumar, uno más que Podemos, iguales que la Coalición ERC-Bildu-BNG, y muy por encima de Puigdemont y el PNV. Sumando bloques, el centroderecha más Alvise supera a la izquierda.

Las europeas no son las elecciones más adecuadas para hacer extrapolaciones a unas generales, habida cuenta del desinterés que muestra la ciudadanía por las mismas. Siete millones de españoles decidieron ayer abstenerse. Pero no solo eso, hay más elementos dispares, como la circunscripción única, que beneficia al bipartidismo, claramente vencedor anoche, o el hecho más que comprobado de que muchos votantes deciden desmadrarse optando por candidaturas atípicas, como en su día Ruiz Mateos y Podemos, y ahora SAF. Habrá que ver si Alvise se parece en recorrido más a Iglesias o al empresario jerezano. Los ciudadanos piensan, erróneamente, que no hay nada importante que perder ni que ganar en estos comicios, y muchos de ellos optan por entregarse a planteamientos rupturistas. Ruiz Mateos fue flor de un día. Iglesias no, y prueba es que su estela menguante persiste hasta hoy. Con el resultado de ayer, el Podemos de Irene Montero salva los muebles, dejando malherida a Yolanda Díaz, que marginó a la exministra de Igualdad. Yolanda no acaba de engullir al podemismo, y cede posiciones tanto por su izquierda como en favor del PSOE. Malos tiempos para la vicepresidenta, que resiste a duras penas con un proyecto claramente fallido.

Si alguien pensaba que Sánchez se iba a estrellar en estos comicios, estaba equivocado. Mantiene las proyecciones tras polarizar la campaña para sacar rédito a la inculpación de su esposa. El resultado le permite decir que conserva su peso en Bruselas, verdad a medias porque es gracias al aumento de diputados españoles. Más clara es la crecida del PP, que partía de unos pésimos 12 escaños, y ahora se instala en 22. Pero es verdad que tampoco la nueva configuración le permite decir que ha destrozado al sanchismo, como sería deseable para Feijóo. Cierto que, en la suma global, la derecha con Vox y Alvise logra una perceptible ventaja sobre el bloque de socialistas más las izquierdas. El resultado de Vox es malo si se compara con él éxito de sus aliados en Francia, Italia y Alemania. Al partido verderón le ha salido un difícil competidor a su derecha, y ya veremos quién crece más en el futuro, si Alvise o Abascal.

Pero Sánchez sigue vivo. A perder ahora se le llama ganar. Eso le dará pie para poner en marcha el plan que anunció tras su descanso de cinco días a cuento de Begoña. Un plan que huele a peronismo y depuración. Dijo que habrá medidas, fundamentalmente contra la ultraderecha, los jueces y la Prensa. La izquierda le pide una legislación antifascista como en Venezuela. Y tomar el Poder Judicial ya. Bolaños tiene un plan B para hacerlo a las bravas, diga lo que quiera Europa. Y con la Prensa, medidas contra la «desinformación», imponiendo condiciones económicas leoninas para mantener abierto un canal en Telegram, para que no salgan más alvises, si bien a él la división de la derecha le conviene.

Ese es el plan. Lo ha anunciado varias veces y el resultado de anoche, sin ser bueno, porque una derrota nunca lo es, le da pie para continuar.