Editorial

Sánchez tiene al adversario en casa

Lo cierto es que han dejado a los pies de los caballos a Sánchez ante un asunto que los socios de la UE y de la OTAN consideran de la máxima urgencia.

MADRID, 11/03/2025.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reúne con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Diaz para tratar el aumento del gasto en defensa dentro de la estrategia europea ante la guerra en Ucrania y la amenaza rusa, este martes en el Complejo de la Moncloa. EFE/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa/SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se reúne con la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda DiazBorja Puig de la BellacasaAgencia EFE

Pedro Sánchez acudirá la próxima semana a la reunión de un Consejo Europeo que tratará, fundamentalmente, del incremento del gasto militar sin el respaldo de los sectores más izquierdistas del Gobierno, nada dispuestos a abandonar su antimilitarismo de salón, y sin visos de que pueda articular un proyecto de financiación de la defensa nacional que vaya más allá del mero voluntarismo, con el aderezo de los consabidos lugares comunes sobre la seguridad de Europa.

Al menos, así se desprende del encuentro habido entre el jefe del Ejecutivo y su vicepresidenta segunda y líder provisional de Sumar, Yolanda Díaz, que finalizó sin perspectivas de un acercamiento de posiciones a corto plazo. Aunque a la representante de la extrema izquierda no le faltaba algo de razón cuando advertía de que, primero, hay que solucionar los problemas de interoperatividad de los ejércitos europeos antes de ponerse a gastar dinero, lo cierto es que ha dejado a los pies de los caballos a Sánchez ante un asunto que los socios de la UE y de la OTAN consideran de la máxima urgencia y primordial para la estabilidad y seguridad de todos.

Se argüirá que el inquilino de La Moncloa puede recabar el apoyo de la oposición popular o, en último término, seguir tirando del fondo de contingencia para cubrir el incremento de los fondos destinados a la defensa, pero la primera opción exigiría lógicas contrapartidas políticas, incompatibles con las exigencias de sus socios nacionalistas, y la segunda no deja de ser un parche para salir del paso que no soluciona el problema.

Con todo, produce estupefacción la reacción de la ministra portavoz, Pilar Alegría, que en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros y en presencia de una muda Mónica García que parecía mirar los toros desde la barrera, afirmaba con desacomplejada soltura que «hay una posición común en este Gobierno con las dos fuerzas manteniendo la coherencia con respecto a Ucrania», conscientes de que «hablar de la paz de Ucrania es hablar de la seguridad de Europa». Aseveraciones que los hechos no han hecho más que desmentir, con el agravante de que la posición contraria al incremento del gasto militar de los partidos que integran Sumar, como también la de Podemos, era de sobra conocida por la opinión pública.

Pero, como viene sucediendo a lo largo de la legislatura, el desencuentro entre los socios de Gobierno ante un asunto fundamental, incluidas las hirientes referencias de los «morados» al jefe del Ejecutivo como «señor de la guerra al servicio del trumpismo», no se considera lo suficientemente importante para provocar una ruptura. Ya puede España perder el tren del rearme o, al contrario, incrementar los presupuestos de defensa a costa del gasto social, que nadie parece dispuesto a actuar con coherencia respecto a sus convicciones y, por ejemplo, dimitir.