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Inteligencia Artificial
La batalla por la Inteligencia Artificial: Altman vs. Musk o el «estafador» contra su mecenas
Elon Musk desafía a Sam Altman con una oferta de 97.400 millones para hacerse con el control de OpenAI y tomar la delantera en la carrera por la inteligencia artificial
![Almant y Musk](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages01/2025/02/14/41F88E0A-8AAF-4916-828F-630970B43583/98.jpg?crop=2886,1624,x0,y75&width=1900&height=1069&optimize=low&format=webply)
La batalla por dominar la inteligencia artificial (IA) enfrenta a dos titanes tecnológicos en una lucha de poder a la que aún le quedan varios asaltos. De un lado, Sam Altman, el estratega que ha convertido a OpenAI en el epicentro de la revolución tecnológica y que quiere llegar a nuevos horizontes dejando atrás la estructura sin ánimo de lucro. Del otro, Elon Musk, el magnate que una vez fue aliado de Altman y mecenas de OpenAI y que ahora regresa con una oferta de 97.400 millones de dólares (94.400 millones de euros) para tomar su control bajo la excusa de evitar que la creadora de ChatGPT se corrompa con un enfoque comercial. Mientras tanto, un nuevo actor irrumpe en el conflicto: DeepSeek, la avanzada china que amenaza con romper el cerco occidental y desafiar la supremacía de Silicon Valley.
La declaración de guerra llegó de la mano de Musk este lunes, cuando el hombre detrás de la red social X (antes Twitter), Tesla, SpaceX, Neuralink y xAI, entre otras compañías, lanzó una oferta no solicitada para comprar OpenAI por 97.400 millones, más del doble de lo que el hombre más rico del mundo pagó por Twitter (44.000 millones). Según adelantó The Wall Street Journal, el magnate se alió con Baron Capital Group, Valor Management, Atreides Management, Vy Fund, L.P., Emanuel Capital Management y Eight Partners para venderse como un salvador cuyo único propósito es lograr que «OpenAI vuelva a ser la fuerza de código abierto y centrada en la seguridad que alguna vez fue», dijo Musk en declaraciones a sus abogados, y recompensar justamente a la parte filantrópica de la entidad original por todo lo que ha construido.
Musk, como cofundador e importante financiador (45 millones de dólares) en los inicios de OpenAI –dejó la junta directiva en 2018 por incompatibilidades con su posición directiva en Tesla, que también desarrolla IA–, se ampara en que Altman es un «estafador», así lo llamó en X, por querer convertir lo que en 2015 nació como un laboratorio de investigación sin ánimo de lucro en una empresa con todas las letras. Aunque actualmente OpenAI sigue siendo una organización sin fines de lucro, su CEO, Sam Altman, quiere culminar el salto de modelo a finales de 2026 para captar inversiones millonarias y desarrollar mejores modelos de IA.
El magnate quiere comprar OpenAI (ChatGPT) para devolverla a su origen sin ánimo de lucro
Aunque Musk vende su oferta como una justa recompensa por los activos actuales, queda astronómicamente lejos del valor real de OpenAI. En octubre, OpenAI fue valorada en 157.000 millones de dólares tras una ronda de financiación en la que recaudó 6.600 millones. Además, a este gigante de la IA le hacen aún más valioso los acuerdos que tiene suscritos con Microsoft con un horizonte de 2030 y según la cadena de televisión estadounidense CNBC, SoftBank contempla desembolsar 40.000 millones en la empresa, pudiendo alcanzar próximamente una valoración de 300.000 millones de dólares. Asimismo, el 21 de enero de este año, se anunció que OpenAI, Oracle, SoftBank y MGX lanzarían el proyecto Stargate, una empresa conjunta para construir un sistema de infraestructura de IA junto con el gobierno de los EE UU. El proyecto toma su nombre del proyecto de supercomputadora «Stargate» de OpenAI y conllevará una inversión en IA de 500.000 millones durante los próximos cuatro años.
Todo ello llevó a que Altman respondiese a la oferta de Musk con un irónico: «No, gracias, pero si quieres, compraremos Twitter por 9.740 millones de dólares». En una entrevista concedida a Bloomberg, Altman dejó claro que «OpenAI y su misión no están a la venta». El CEO de la firma restó peso a la nueva ocurrencia de Musk, que ahora también está metido en política dirigiendo el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, conocido como DOGE, con el fin de recortar el presupuesto federal en 2 billones de dólares. «Elon ha intentado todo tipo de cosas por largo tiempo. Este solo es el episodio de esta semana. Probablemente solo está intentando retrasarnos. Es obviamente un competidor con xAI. [...] Desearía que compitiese solo desarrollando un producto mejor, pero está habiendo muchas tácticas, muchas, muchas demandas y todo tipo de estrategias locas», dijo Altman, que calificó la oferta de Musk como un signo de «inseguridad».
El CEO de OpenAI considera que la oferta de Musk es una señal de «inseguridad»
Como señala Altman, no hay que olvidar que Musk participa activamente en la carrera de la IA y va varias posiciones por detrás de OpenAI, firma que abandonó antes de que despegase, y de DeepSeek, el ChatGPT chino de bajo coste. Su empresa emergente xAI, esta sí con ánimo de lucro y sin que ello le genere dudas éticas al magnate, se utiliza en X, Tesla y SpaceX para el desarrollo y entrenamiento de sus modelos de IA, pero no ha presentado innovaciones que compitan directamente con los desarrollos más avanzados del mercado. Por lo tanto, si la junta directiva de OpenAI hubiese dado el visto bueno a su oferta de compra, la empresa creadora de ChatGPT se habría integrado en xAI y Musk tomaría la delantera en la carrera por la inteligencia artificial. No obstante, ayer la cúpula de OpenAI rechazó formalmente la oferta. "OpenAI no está a la venta y la junta ha rechazado unánimemente el último intento del señor Musk de interrumpir su competencia", dijo el presidente de la junta, Bret Taylor, en una declaración publicada en X el viernes.
Musk y Altman ya están involucrados en otra disputa, esta de carácter legal, sobre el futuro de OpenAI. A inicios del año pasado, Musk presentó una demanda contra OpenAI y Altman, diciendo que los fundadores de OpenAI originalmente se acercaron a él para financiar una organización sin fines de lucro enfocada en el desarrollo de inteligencia artificial para beneficiar a la humanidad y este objetivo ha cambiado. «OpenAI se ha convertido en una subsidiaria de facto de código cerrado de la compañía tecnológica más grande, Microsoft», recogía la demanda. La empresa fundada por Bill Gates posee alrededor del 49% del capital de OpenAI, tras haber invertido unos 13.000 millones de dólares a lo largo de varias rondas de financiación. Desde OpenAI respondieron a la demanda de Musk calificando sus afirmaciones de «incoherentes» y «frívolas». En junio, Musk retiró inesperadamente la demanda, pero en agosto la reabrió, recrudeciendo su batalla contra Altman.
Las denuncias y los arrebatos inversores de Musk han llevado a muchos expertos e inversores a ver la oferta como una jugada estratégica, un juego de presiones, más que una intención real de compra. El propio Musk vino a confirmar esta teoría cuando a mediados de semana dijo que retirará su oferta sobre la organización sin ánimo de lucro que controla OpenAI si la junta directiva detiene su conversión a una empresa con fines de lucro, dijeron sus abogados en una presentación judicial el miércoles. El magnate no miente al afirmar que OpenAI ha perdido su propósito de crear una IA abierta, sin ánimo de lucro y en beneficio de la humanidad, pero sus intenciones para hacerse con el control de la empresa creadora de ChatGPT tampoco están exentas de una ambición de poder y dinero.
Los inversores de Tesla, hartos de distracciones
La impulsividad de Elon Musk en la gestión de sus inversiones y su papel en el Gobierno de Trump tienen en alerta a los accionistas Tesla. Los inversores castigaron al magnate por su nueva «distracción» millonaria: comprar OpenAI. El martes, tras la oferta, las acciones de Tesla cayeron un 6,3% a 328,50 dólares, su nivel más bajo desde finales de noviembre. El resto de la semana han recuperado parte del terreno perdido pero su evolución general es negativa. La visión desfavorable de Musk está perjudicando a la imagen de Tesla, que ya vio caer su ventas en Europa tras el supuesto saludo nazi del empresario surafricano.
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