Los aranceles de Trump, una nueva amenaza a la industria europea del automóvil

La imposición de unos aranceles adicionales del 25% por parte de la Administración estadounidense supone una nueva amenaza a la viabilidad de la industria del motor en Europa, que ya se ve cercada por la política errática de la propia Unión Europea y su imposición de fuertes multas si no se cumplen los plazos de reducción de emisiones y por la invasión de marcas chinas en el mercado de los principales países.

Este nuevo inconveniente para las exportaciones hacia uno de los principales mercados del mundo para la automoción europea está provocando una caída generalizada de los valores en bolsa de los principales grupos fabricantes, con excepción de Renault, que es el único que no tiene una importante entrada en el mercado norteamericano y, por lo tanto, está menos expuesto a los vaivenes comerciales que decrete el presidente de EE UU, Donald Trump. Incluso las marcas importantes asiáticas, como Toyota, Hyundai, Honda o Nissan han notado el terremoto de esta última medida, anotándose fuertes pérdidas.

Las asociaciones empresariales del sector han manifestado su preocupación por el impacto que esta medida puede tener en toda la cadena de valor del automóvil, incluyendo la distribución y el empleo en España. El sector de la automoción europeo mantiene una sólida relación comercial con Estados Unidos desde hace décadas.

La introducción de un arancel adicional del 25% reducirá previsiblemente la competitividad de los vehículos europeos en el mercado estadounidense, lo que afectará no solo a los fabricantes, sino también a toda la red de suministro y comercialización vinculada al sector, desde los componentes de primera mano a los repuestos de todo tipo.

España, como segundo fabricante de vehículos de la Unión Europea y con un tejido industrial altamente integrado en la cadena de suministro europea, se verá afectada de manera indirecta pero relevante.

Las plantas españolas de componentes suministran a fabricantes que operan en todo el continente y que destinan una parte de su producción al mercado estadounidense. Una caída en la demanda en este mercado podría tener efectos sobre la actividad de estas empresas, sobre el empleo y sobre futuras decisiones de inversión.

Un ejemplo es la factoría de Ford en Almusafes que, a partir de 2027 tenía previsto construir en exclusiva mundial la nueva generación del Ford Kuga para exportarlo, entre otros países, a Estados Unidos. El establecimiento de aranceles puede hacer variar la estrategia de futuro de la planta valenciana, lo que nunca es una buena noticia para el empleo.

El sector del motor es una de las principales industrias de la Unión Europea y concretamente en España representa el 10% del PIB y proporciona el 9,5% de los puestos de trabajo, además de facilitar un saldo positivo a la balanza de pagos, ya que exporta el 82% de la producción.

En el pasado ejercicio tuvo una producción de cerca de un millón de unidades, si bien esta cifra supuso un retroceso de más del 25% respecto a las cantidades que se registraron antes de la pandemia. Y es que en 2019 salieron de las cadenas de montaje españolas 1,25 millones de unidades. En el caso de EE UU, España exportó 8.316 automóviles en 2024. El valor fue de apenas 178,5 millones de dólares.

Pero los aranceles no solo afectarían a los fabricantes, sino a toda la industria auxiliar, un sector especialmente potente en España ya que cuenta con más de un millar de empresas, con una facturación de más de 40.000 millones de euros, que emplea a más de 330.000 personas de forma directa a indirecta y que exporta más del 60% de su facturación. La medida podría afectar asimismo a las redes de distribución en España ya que podrían verse afectados por posibles ajustes en la disponibilidad de determinados modelos o en las decisiones estratégicas.

En este sentido, la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) alertó ayer del «fuerte» impacto que esta medida podría tener sobre la industria europea de fabricación de piezas y componentes. EE UU fue el octavo socio comercial del sector de la automoción de España en 2024, con una cifra de facturación de 1.021 millones de euros. La UE es el principal destino de las ventas españolas de la industria de proveedores, con un volumen de 16.655 millones, representando más del 65% del total. Los principales socios comerciales dentro la UE fueron Alemania (3.950 millones de euros) y Francia (3.840 millones de euros).

El problema es especialmente sangrante para Alemania. Las estimaciones de la patronal alemana del motor (VDA) indican que un 86% de las empresas automotrices medianas prevé que los aranceles les afecten. La mitad (54%) prevé impactos indirectos, a través de proveedores y clientes, y una de cada tres empresas (32%) se considera directamente afectada.

EE UU es clave para la industria automovilística alemana, ya que se produjeron allí más de 844.000 vehículos en 2024, aproximadamente la mitad de los cuales se exportaron a todo el mundo. Además, la industria automotriz alemana emplea a unas 138.000 personas en EE UU.

Las marcas niponas también sufrirán. Se estima que los aranceles adicionales podrían costarle a los fabricantes japoneses unos 19.800 millones de euros más en gravámenes y dejar a alguno a pérdidas. El motor supuso el 28,3% de las exportaciones japonesas a EE UU en 2024, el sector de mayor proporción, seguido por los envíos de componentes para automóviles (5,8%).

Perjudicial para el consumidor americano

La medida afectará al 46% de las ventas de vehículos ligeros de EE UU por lo que el impacto para los consumidores estadounidenses será notable. Se prevé que el precio de los vehículos se encarezca entre 4.000 y 15.000 dólares. El precio de un vehículo 100% producido en EE UU aumentará unos 3.000 dólares mientras que los montados en México o Canadá duplicarán esta cifra, según Cox Automotive. Goldman eleva a entre 5.000 y 15.000 dólares la subida de precios.