Vivienda

Ábalos contra Iglesias: la batalla por los alquileres

La propuesta socialista no es eficiente ni especialmente equitativa, pero sí infinitamente mejor que la podemita. Los propietarios que alquilen sus inmuebles recibirán una bonificación fiscal del 50% de los ingresos obtenidos

Pablo Iglesias y José Luis Ábalos, en una sesión de control al Gobierno en el Senado
Pablo Iglesias y José Luis Ábalos, en una sesión de control al Gobierno en el SenadoCristina Bejarano/PoolCristina Bejarano/Pool

Uno de los puntos del acuerdo de gobierno suscrito entre PSOE y Podemos especificaba lo siguiente: «El objetivo de los índices de referencia mencionado en los párrafos anteriores es que los ayuntamientos y/o comunidades autónomas que así lo consideren puedan regular las subidas abusivas del precio del alquiler en las zonas previamente declaradas tensionadas». Es decir, PSOE y Podemos pactaron regular los precios de los alquileres en zonas definidas como «tensionadas» por el propio Ministerio de Fomento.

Sucede que, cuando los socialistas firmaron esa parte del acuerdo de gobierno con Podemos, eran muy conscientes de que se trataba de una política económica nefasta. Durante décadas hemos acumulado evidencia nacional e internacional que apunta en una misma dirección: establecer topes a las rentas del alquiler sólo reduce la oferta presente y futura de inmuebles en régimen de arrendamiento. Los motivos para ello son variados. A corto plazo, o los propietarios pasan a venderlos –lo que los vuelve inaccesible para muchos inquilinos– o directamente los dejan vacíos; a largo plazo, o dejan de invertir en su renovación o no invierten en construir nuevas viviendas. A su vez, aquellos propietarios que siguen alquilando empiezan rechazar a los inquilinos menos solventes –ya que no pueden subirles el precio para compensar su mayor riesgo, los excluyen de la posibilidad de alquilar–.

Acaso por ello, y en contra de la textualidad del acuerdo de gobierno, el Ministerio de Fomento de Ábalos ha propuesto finalmente un esquema de bonificación fiscal –y no de control de precios– para aquellos propietarios que decidan mantener los precios del alquiler por debajo de los índices de referencia. En general, todos los propietarios que alquilen sus inmuebles recibirán una bonificación fiscal del 50% de los ingresos obtenidos –ahora mismo, el 60%–, pero si optan por abaratarlos en un 10% en las zonas tensionadas, la bonificación podría llegar a ser del 90%. Por ejemplo, si una vivienda se alquila por 10.000 euros anuales en una zona tensionada, el propietario sólo tributará sobre una base de 5.000 euros; si el tipo marginal al que se enfrenta ese propietario es el 47%, entonces deberá pagar 2.350 euros al Fisco. Sus ingresos por alquiler después de impuestos serían de 7.650 euros.

Ahora bien, y ésta es la específica propuesta del PSOE, si el precio del alquiler se reduce en un 10%, hasta los 9.000 euros anuales en nuestro ejemplo, el propietario sólo tributará sobre una base de 900 euros, lo que a un tipo marginal del 47% supondría pagar 423 euros: sus ingresos por alquiler después de impuestos serían de 8.577 euros.

Nótese, sin embargo, que esta propuesta es crecientemente beneficiosa cuanto más acaudalado sea el propietario del inmueble. En el ejemplo anterior, la ganancia fiscal por rebajar el precio del inmueble ascendía a alrededor de 900 euros anuales; pero si el tipo marginal del IRPF al que se enfrentara el contribuyente no fuera del 47% sino del 30%, el ahorro caería a 230 euros anuales; y si el tipo marginal fuera del 24%, el propietario incluso perdería 16 euros anuales acogiéndose a la bonificación que le ofrece Fomento.

En definitiva, el plan que plantea el PSOE para rebajar el precio del alquiler no deja de ser una subvención regresiva para aquellos propietarios de vivienda que abaraten sus arrendamientos. No es una medida ni especialmente eficiente ni especialmente equitativa, pero desde luego es mucho menos mala que la desastrosa alternativa que plantea Podemos. Ojalá Ábalos termine imponiéndose a Iglesias –o a Díaz–.