Mutua Madrid Open
El lado "positivo" de la lesión de Alcaraz en el antebrazo
El murciano, ya en octavos de Madrid tras vencer a Seyboth Wild (6-3, 6-3), está limitado todavía mentalmente por su dolencia, lo que le obliga a pegar la derecha "más relajado, hacia delante, que corra la bola", como le pide su entrenador, Juan Carlos Ferrero
Hay un refrán que dice: "No hay mal que por bien no venga". Es una visión optimista, el pensamiento de que de todo lo malo se puede sacar algo bueno. Es difícil encontrar nada positivo en el dolor en el antebrazo que ha dejado a Carlos Alcaraz sin jugar en Montecarlo y Barcelona, dos torneos muy importantes, el segundo además disputado en España y en el que defendía título; pero ese daño, convertido en molestia después, y al que parece que ya sólo le queda la parte mental para quedar atrás, ha permitido al murciano abrir los ojos camino de los octavos del Mutua Madrid Open, a los que llega tras superar al brasileño Seyboth Wild (6-3 y 6-3).
"Hacia delante, relajado, intentando que corra la bola"
Por partes. Carlos siempre ha sido un tenista muy impetuoso, un gran pegador. De joven (de más joven, vaya), cuentan en su academia, la Ferrero Tennis Academy, que Juan Carlos Ferrero le tenía que decir: "Tranquilo, tienes que controlar el ‘‘timing’’". Es algo que le sigue repitiendo y ahora, con el daño en el antebrazo, no ha tenido más remedio que escuchar: si golpeaba fuerte de derecha, llegaba el dolor. En su estreno en Madrid se le vio contenido con ese golpe. En su segunda cita, ante Wild, ya sí se quedó a gusto con alguna derecha de esas que se quedan a media pista, pero durante la mayor parte del encuentro se retuvo. "Estoy golpeando de forma diferente. Juanqui a veces me dice que no hace falta tanto, que hay que relajar y sacar la mano hacia delante, pero no sólo ahora por la lesión. A lo mejor no es un 100 por 100 como es mi derecha habitual, estoy golpeándola hacia delante, relajado, intentando que corra la bola, que es lo que venimos trabajando desde hace tiempo", explicó.
"Sigo sin fiarme del todo del antebrazo"
Y así, firme pero más calmado, también está haciendo daño a sus oponentes. Es un arma más para el murciano, al que en ningún caso quieren desnaturalizar desde su equipo de trabajo ni hacer que deje de inventar con las dejadas o de romper la bola cuando lo vea claro. Quieren que cada vez sea más ordenado y que sepa elegir. Recuerden, tiene sólo 20 años (cumple 21 el día de la final).
Seyboth Wild es un tenista que golpea muy duro la pelota, de ahí que el partido fuera otra prueba para Alcaraz, en el aspecto mental. "Sigo sin fiarme del todo del antebrazo. Si voy forzado, cuando pego una derecha más agresiva, viene el pensamiento", reconoció. "El antebrazo está dando problemas, pero esos pensamientos van a tardar en irse", insistió. Su brazo resistió a los servicios del brasileño y a los tiros fuertes que hacía, sobre todo con la derecha. Fue un duelo de pocos intercambios largos, por la forma de jugar de Wild, y Alcaraz supo adaptarse, estar muy firme al saque y hacer jugar una bola más a su rival, hasta que acababa fallando. La paciencia que está aprendiendo a tener Alcaraz le falta a su oponente. Sólo al final se puso un poco nervioso el murciano. A falta de ritmo, eso sí, el español ofreció varios toques sutiles en la red con maestría: volea, deja la pelota "muerta" y el publico sólo puede decir: "Ohh".
Ahora al número tres del mundo le espera Struff, el alemán con el que se enfrentó en la final del año pasado y al que le costó vencer. Otro duelo que se va a jugar a tres o cuatro golpes como mucho.
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