Fútbol

Nápoles, el rival del Real Madrid, y la ciudad en la que Maradona sigue vivo

El campeón de Italia espera con ilusión la visita de los blancos en la Liga de Campeones. En cada esquina de la ciudad se honra a Diego, el héroe que los puso en el mapa

Cada rincón de Nápoles respira pasión por su equipo y por Maradona
Cada rincón de Nápoles respira pasión por su equipo y por MaradonaFátima RojasLa Razón

El encargado de la oficina de alquiler de coches del aeropuerto de Nápoles avisa nada más llegar al mostrador «¿De Madrid? El día 3 viene el Real en la Champions». Se sabe de memoria el calendario de su equipo, una «squadra» que está metida en la piel de la ciudad y viceversa, porque el pueblo napolitano, con su historia y su caos, también influye en el carácter de la Societa Sportiva Calcio Napoli. Los «azzurri» son el gran rival del Real Madrid en el Grupo C de la Liga de Campeones y tienen marcado muy en rojo en el calendario este martes, la visita de los de Ancelotti al Diego Armando Maradona. El Nápoles quiere hacerlo bien en Europa, porque es la única forma que tienen de superar la histórica temporada pasada, cuando conquistaron el título de la Serie A después de 33 años de espera. Un triunfo que estuvieron tres meses celebrando y que suponía su primera Liga después de las dos que consiguieron subidos a la camiseta número diez de Maradona.

Nápoles tiene veneración por casi cincuenta santos, pero en la lista nadie se olvida de añadir a uno más, «El Pelusa», al que nunca se van a cansar de agradecer que les pusiera en el mapa y les permitiera ganar a los ricos vecinos del norte, que siempre los miraban por encima del hombro.

Maradona, siempre presente

En Nápoles Maradona no ha muerto y su cara y su nombre están por todos lados de una manera o de otra. El señor de la tienda de souvenirs escucha un acento español e inmediatamente se pone a cantar: «Diegooo, Diegooo, Diegooo». En un bar de la Via dei Tribunali no ponen Aperol Spritz para el aperitivo sino que lo que sirven y aparece en la carta es el Maradona Spritz, por si a alguien se le olvida que está en Nápoles. Fotos, altares improvisados, grafitis, murales, camisetas colgadas, todo es Maradona, incluso antes de llegar al Barrio Español, donde hay una calle consagrada literalmente al genio argentino.

Un rincón de la ciudad que no era especialmente recomendable hace unos años, pero que con el reclamo de Diego se ha convertido en un paseo agradable para los turistas, que alucinan con el fervor que se respira hacia la gran estrella. Él les dio dos Ligas (1986/87 y 89/90), una UEFA (1989) y una Copa de Italia (1987), así que todo es poco para honrar su memoria. En el Bar Nilo, una tasca del centro, su dueño asegura que tiene un mechón del pelo del astro argentino y lo tiene metido en un botecito en mitad de un altar que es un homenaje, no un reclamo turístico, por eso se enfada cada vez que alguien se atreve a entrar para hacer la foto. No es un espectáculo, es amor por un futbolista que se decidió por el Nápoles cuando podía haber ido a un grande europeo. Ni Diego sabía explicar muy bien por qué acabó allí, aunque reconocía siempre que la conexión fue rápida. «Nada de lo que me prometieron cuando firmé el contrato se cumplió, pero la gente me lo dio todo», reconocía en un documental. «Yo pedí un Ferrari y me dieron un Fiat, y les pedí una casa y me encontré un apartamento», explicaba Diego cuando recordaba el acto de su presentación en el estadio, que se llenó para ver al Mesías por primera vez.

También hubo un atasco monumental aquel día, pero eso no es nada extraordinario en Nápoles, donde en las motos van familias enteras, incluidos bebés, y adelantan invadiendo el carril contrario con toda naturalidad. Es un completo lío, pero al final todo cuadra y si juega el Nápoles todos los bares del casco antiguo ponen la televisión en sus terrazas y nadie quita los ojos de la pantalla.

Las banderas que conmemoran su tercer título de Serie A siguen en las ventanas, con la cara de todos los héroes actuales junto a la de Maradona, que es atemporal. Y el número fetiche ahora es el 3 por esa tercera Liga en la que arrasaron con sus estrellas actuales: el extremo georgiano Khvicha Kvaratskhelia y el delantero nigeriano Osimhen, a los que milagrosamente el club ha podido retener. Lo que sí hay es nuevo técnico, Rudi García, que llegó tras la renuncia de Luciano Spalletti, que abandonó el club después de ganar la Liga y ser elegido mejor técnico del año en Italia. «A veces hay que irse por amor. Cuando tienes delante una ciudad como Nápoles, que se merece todo, debes preguntarte si eres capaz de dárselo. A Nápoles se viene a ganar. El primer año no lo conseguimos. Ahora lo hemos conseguido y creo que el año próximo no seré capaz, así que doy un paso atrás», explicaba sobre la presión que supone tener en las manos la alegría de los napolitanos.

La sangre de San Genaro

Un pueblo que vive pendiente también de San Genaro, el patrón principal de Nápoles y cuya sangre se licua dos veces al año ante el asombro de los presentes en el Duomo, donde el sacerdote, acompañado por la policía, pasea la reliquia y bendice con ella a niños y ancianos. Cuentan que cuando la sangre se queda sólida, significa que una catástrofe está en camino. Una de las últimas veces que no se hizo líquida fue después de la muerte de Maradona. En ese caso se interpretó que la catástrofe había llegado antes.