Fútbol
Final de la Liga de Campeones: el Real Madrid más wagneriano contra la zarzuela del Dortmund
La final de la Champions en Wembley es un duelo marcado por la globalización, que «ha dado la vuelta a las cosas», opina el músico Igor Paskual
En menos de una temporada, Bellingham ha conseguido que el «Hey Jude» de los Beatles se haya metido en el repertorio de la grada del Bernabéu, que de esta manera reconoce los días en los que su nueva estrella se marca un partidazo. Pero para llevar al Real Madrid actual al universo de la música hay que irse un poco más atrás en el tiempo y llegar a la ópera de Wagner, tan contundente y rotunda como el grupo que ha creado Ancelotti y que este sábado busca su decimoquinta Liga de Campeones en Londres.
«Este Real Madrid tiene una sonoridad siempre contundente y está lleno de héroes con un destino ya escrito. Comienza un partido y normalmente sientes o sabes que el equipo va a ganar. Hay un destino escrito en la victoria, y tiene esa cosa wagneriana de aplastar con el sonido. Es rotundo, puede tener pasajes de más posesión, pero no hace concesiones, no te deja dormirte, es una melodía, eterna, constante, aplasta con el sonido, como Wagner. Es muy germano», asegura el músico Igor Paskual, que apunta a la globalización y al intercambio de roles para analizar musicalmente el duelo de Wembley. «El Real Madrid parece un equipo alemán por forma física, por no concederte una, por pegada, por todas esas cosas que envidiábamos a los equipos alemanes de los 70 y los 80. Esa cosa wagneriana de que el viento siempre les va a favor. Una cuestión casi divina, los dioses les ayudan en toda circunstancia y es algo que tiene este Madrid de las remontadas. El Bernabéu tiene algo de teatro sagrado como ese teatro Bayreuth, donde se representan las obras de Wagner», continúa Igor.
«Sin embargo, el Borussia, que es alemán, suena más a una zarzuela. Es liviano, a veces urgente, divertido, pero es menos constante, más irregular, le falta esa cuestión de obra rotunda, pero es más callejero, más chispeante. Es un ejército imperial, el Madrid, contra una guerrilla, alemana, pero más a la española, de melodías picantes, a chispazos, más pegado al pueblo. Menos divinizado que el Madrid. Como la zarzuela, algo popular, que atrae y engancha a la gente», detalla el guitarrista y cantante asturiano. «Niestzche, que era seguidor de Wagner, estaba fascinado por algunas zarzuelas del maestro Chueca, como la Gran Vía, porque consideraba que se representaba la vida real. Dortmund era una ciudad minera, de aceros y son los primeros que piden a la UEFA tener a la gente de pie en el fondo. Y por eso es zarzuelero, un equipo como antes podían ser los españoles, que van avanzando y acaban dando la sorpresa y se plantan en una final. En un mundo globalizado se han dado la vuelta a las cosas», explica Igor, que ve al Real Madrid justo en el otro extremo. «Tiene un entrenador italiano, latino, sin embargo funciona como un bloque ordenadísimo, como un ejército. Ahora se puede encontrar un cantaor de flamenco buenísimo de Japón o grupos increíbles en Madrid que hacen blues de maravilla. Antes era todo exclusivo de un sitio, pero ahora estamos globalizados y nos apropiamos de todo de alguna forma, y en el fútbol no va a ser menos, claro», cuenta.
En los años 80, para el Real Madrid era una pesadilla visitar Alemania, de donde siempre venía con una derrota de ese ogro antes germánico y que ahora son los blancos, con esa épica de Wagner y que ya se han encontrado en esta edición de Liga de Campeones con el Union Berlín, en la fase de grupos; con el Leipzig en octavos de final; y con el Bayern Múnich en semifinales. Ahora está en la final ante el Dortmund, con el que nadie contaba en Wembley.
Un escenario perfecto para el adiós de dos mitos, Kroos y Reus, que van a librar su última batalla antes de la retirada, uno como titular y el otro como suplente, en principio. «Es el Ocaso de los Dioses, los dos muy bien retirados, sin llegar a la decadencia y representantes de los valores de su club», detalla Igor, volviendo a Wagner y a esa ópera épica en tres actos que es la cuarta y última del Anillo de los Nibelungos. Son dos héroes que lo van a dejar en lo más alto, en un escenario espectacular y siendo parte del escudo que llevan en el pecho.
«La identificación de Toni Kroos con el Real Madrid ha sido increíble. Es como más madridista de lo que era de los equipos alemanes de donde venía. Representa muy bien al Real Madrid y una final de la Champions es un escenario perfecto para una retirada. Un escenario de una gran ópera, no hay mayor honor, ya sea en la victoria o en la derrota, un final de ópera»... con Wembley como testigo.
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