Entrevista
Danae Boronat: “El potencial del fútbol femenino es igual que el del fútbol masculino o mayor”
La periodista, autora del libro “No las llames chicas, llámalas futbolistas”, reivindica un tratamiento más respetuoso para las mujeres futbolistas
Danae Boronat (Tarragona, 1985) es una de las caras de la Liga en los canales de Movistar Plus, pero además es la autora de ″No las llames chicas, llámalas futbolistas”. Un libro en el que reclama un espacio propio para el fútbol femenino y el trato respetuoso que no han tenido ni las jugadores ni este deporte durante muchos años en España. Antes de escribirlo contactó con varias futbolistas y exfutbolistas, se documentó, grabó más de cien horas de entrevistas que después había que transcribir. Aprovechó la paz del confinamiento. “Me fue muy bien porque todo el mundo tenía mucho más tiempo para atenderme. A lo mejor lo que era una hora de entrevista en época normal se convertía en tres horas. Hay jugadoras con las que tengo tres y cuatro horas grabadas. Todo el mundo estaba en casa, estábamos tranquilos, hacíamos las entrevistas por zoom, porque yo sí creía importante ver, tener contacto visual con la persona. Y eso creo me favoreció muchísimo, porque hizo que todo el mundo se relajara, que no hubiera prisas, y la gente se abre un poco más, te cuentan cosas más delicadas, más profundas”, explica.
¿Cómo se le ocurre hacer el libro?
El conocimiento que tenía del fútbol femenino era muy básico. Nunca he trabajado siguiendo el fútbol femenino, desde el principio siempre ha sido el fútbol masculino y yo necesitaba mucho “background”, saber de dónde venían y esto me permitió tenerlo, me permitió absorber mucha información. A partir de narrar el Mundial de Francia en 2019 te pones a buscar información de las jugadoras y ves que no hay nada, que no encuentras nada. Y yo dije “esto, ¿cómo puede ser?” Evidentemente ya era consciente de la realidad, pero no tanto. Y me pareció superinjusto. A partir de ahí empecé a dar vueltas a hacer algo sobre fútbol femenino. Y de repente, justo antes del confinamiento presentamos la idea y a la editorial le cuadró totalmente, me dijeron que le veían mucho interés. Es que apenas había libros sobre fútbol femenino, esa es otra, y es un tema del que ya se está hablando mucho. Te pones a trabajar y al final he estado casi un año, empecé en febrero y lo acabé en enero, Es casi un año de trabajo, de entrevistas, de documentación.
La parte que más repercusión ha tenido es la de Quereda en la selección. ¿Cómo se lo cuentan ellas?
Lo más curioso de todo es que me lo contaron todas y contaban todo como si nada. En ningún momento me dicen “ahora te voy a contar una cosa muy fuerte”. No, no, no. Todo lo contrario. Yo simplemente les preguntaba “Y en la selección, ¿qué tal?”. La primera a la que yo entrevisto me cuenta su parte y yo digo “¿cómo, cómo, cómo?” Yo iba repreguntando y a ella le parecía raro. Es Alicia Fuentes la primera que me contó que le pellizca el culo. Pero ella te lo cuenta de una forma totalmente normalizada, natural, no lo cuenta como un trauma o algo supergrave. Yo digo “un momento, esto es muy grave”, pero ella ya lo había asumido como algo que quizá es fuerte pero que era habitual. “¿Pero cómo que habitual?” Entonces dice “sí, sí, sí. Esto y muchas otras cosas”. Ya la primera te pone en la pista. Yo luego para no influir en las demás no iba y les decía que Fulanita me ha contado esto. Yo hacía lo mismo, decía “veo que estuviste ocho años en la selección, ¿y qué tal fue?” Porque todas habían estado en la selección con Quereda. Y entonces esa te contaba otra situación desagradable pero totalmente distinta. Pero también te lo contaba como una cosa más: “Ah, sí, Quereda nos decía esto, nos hacía esto”. Y yo: “un momento, cuéntame más de esto porque esto creo que no se sabía”. Y te decían “No, esto nunca había salido, pero ya va siendo hora de que salga”. Es la sensación de que ellas en su día lo asumieron como un peaje que tenían que pasar para estar en la selección y ahora como ya lo ven como algo del pasado, como algo ya superado, lo cuentan con detalle. Cosa que en otro momento no se atrevieron a hacer porque tenían miedo, porque otras lo habían intentado y no había servido de nada y porque nadie las escuchó, porque nadie les preguntó ¿qué tal os trata este seleccionador? Es así de sencillo.
La que se quejaba se quedaba fuera de la selección y ya está.
Claro. Es que hubo muchas que se quedaron fuera. Por eso se prolongó tanto, porque a nadie le importaba lo que les pasaba a ellas. Así de cruel. Yo creo que no es sólo dejadez o desinterés. Es deliberado, les iba bien que hubiera una figura así en el cargo. El hecho de que estuviera allí Nacho Quereda y que las tuviera calladas, amedrentadas, con la autoestima superbaja, eso hacía que ellas no pidieran nada. Cuando tú sabes que nadie te escucha, que no le importas a nadie, que a lo que tú haces no se le da ningún valor no te atreves a pedir “oye, que queremos mejores campos de entrenamiento, o mejorar las dietas o mejorar la preparación”. Ellas no pedían nada porque ¿a quién le vas a pedir? Y con qué motivo y por qué, si sabes que eres el último mono, por no decir la última mierda, como decían algunas. Pensar que era dejadez es buenista. En realidad estaba él porque querían que estuviera él, porque querían que tuviera ese modus operandi porque así no se gastaban un duro más en ellas, no les daba ninguna preocupación, ningún dolor de cabeza y el fútbol femenino seguía ahí, arrinconado y ya está. Eso les iba bien a los que mandaban, a Villar y a Temprado, que era el responsable del fútbol. Sabían lo que había y ahí hay connivencia a base de años, de jugadoras que protestaban, que lo denunciaban y que escribían cartas. Eso ya no es dejadez, es ya me va bien que sea así. Es que es muy grave.
En el fondo no deja de ser un reflejo de la sociedad.
Claro. Es que en el fondo lo que te dicen las jugadoras es que eso lo sabía todo el mundo. En realidad, no salía nunca en la prensa, pero en el mundo del fútbol femenino se sabía porque todo el mundo conocía a Quereda. Él era el dueño y amo absoluto. Él iba a los clubes a ver a las jugadoras, a las territoriales. Todo el mundo sabía cómo era y nadie hizo nada. Es un reflejo de la consideración que se tenía por el fútbol femenino y por las jugadoras del fútbol femenino. La responsabilidad es de todos, no sólo de la Federación: los entrenadores de clubes, las federaciones, todos son responsables. Yo hablo con bastantes, pero hay muchas que dejaron la selección porque no aguantaban más y que no he localizado. Si sigues tirando del hilo salen más cosas. Y hay algún caso un poquito más grave que han querido guardar el anonimato porque me dicen “es que no quiero líos”. Pero cosas que te cuenta que dices “es que eso ya puede ser delito”.
¿Cuándo le contaban esas cosas cómo lo vivía?
Yo, con la boca muy abierta. Sobre todo me sorprendía que ellas no lo vivían como una cosa muy grave. Es lo que me decía alguna de ellas, las mujeres creo que hemos evolucionado, creo que hemos cambiado. Hay cosas que se consentían y que ya no se consienten. Que él las llamara gordas, que se metiera con su físico, ellas no lo ven tan grave. Es que era normal en la época. No, eso no es normal nunca. Y menos en un entrenador de élite, que estás en la selección española, que es tu sueño, que es el equipo de élite del fútbol español. Pero ellas dicen “era normal”. ¿Por qué? Porque en todos los sitios se hacía, porque todos los entrenadores en los clubes les llamaban gordas o marimachos o lesbianas o les decían “lo que hacéis no le importa a nadie”. Ese maltrato y ese tipo de comentarios era lo común y por lo tanto ellas no lo percibían como agresiones. Evidentemente no les gustaba, pero no se sentían capaces o con fuerza de decir “a mí no me hables así, eso no es adecuado o no te lo tolero”. En cambio ahora si te dicen que si un entrenador te llama gorda le contestas. Hemos tenido que evolucionar las mujeres y darnos cuenta de que había cosas intolerables para afear y decir “ahora la línea roja se pone aquí” porque antes la línea roja estaba demasiado lejos.
¿Al fútbol español que le falta?
Faltan muchas cosas todavía. Una de ellas es la visibilidad. Hace falta que se vean mucho más los partidos y en mejores horarios porque al final lo que no ves no existe. Y si no lo ves en televisión es difícil. Lo que falta es que los clubes se lo crean de verdad, que inviertan realmente en mejores condiciones para sus jugadoras, en cuerpo médico, en cuerpo técnico, en terrenos de juego, en desplazamientos, no puede ser que tengas que hacer diez horas en autobús para jugar un partido en la otra punta de España. Que los clubes se lo crean de verdad e inviertan en márketing y en publicidad, en dar a conocer la historia que hay detrás de las jugadoras para crear ese vínculo con la afición. Falta que los responsables del fútbol también se lo crean. Hay mucho que hacer por parte de la Federación de promoción y de dar el valor que merece el fútbol femenino porque ya se ha visto que a la mínima que se ha invertido y que se les ha potenciado han empezado a llegar los resultados. Lo mejor de todo es que en España hay mucha calidad técnica, en España hay muchas jugadoras que tienen mucha calidad, que son muy buenas y que si se trabaja bien la parte física y todo lo demás que influye en el fútbol dan resultados muy pronto. Lo estamos viendo en las categorías inferiores, en los campeonatos de Europa y del mundo en categoría sub’17 y sub’19 y en el primer equipo que ya en el primer Mundial al que llegan bien preparadas, el de Francia, se plantan en los octavos de final y le plantan cara a la selección que lidera este deporte desde hace 50 años, que es Estados Unidos. A la que tú dotas a tu equipo, a tus equipos de profesionalidad, haces que esas jugadoras se puedan centrar sólo en el fútbol llegan los resultados. Ahí tiene que haber voluntad por parte de todos, de los que controlan el fútbol, de los clubes y por supuesto de los medios de comunicación. Si no empezamos a tratarlas con el mismo respeto, que es un poco por donde va el título, porque estoy cansada de escuchar “vamos a hablar de las chicas del Atleti”. Ese paternalismo, esa condescendencia, hay que ir eliminándolos. La final de la Copa de la Reina no la ves en una sola portada, tiene que ganar la Champions el Barça para que vaya en un breve en la portada. Eso es lo que no puede ser. Hay que dar el mismo valor al éxito del fútbol femenino que al del fútbol masculino, porque tiene el mismo valor, aunque lo siga menos gente. Porque el hecho de que lo siga menos gente es puramente una cuestión de costumbre y de tradición. No se trata de hacer algo artificial, evidentemente que no. Pero yo estoy convencida de que el potencial del fútbol es igual que el del fútbol masculino o incluso más, porque le añado a mujeres que normalmente no se ven interesadas, no se interesan por el fútbol, pero sí les llama la atención el fútbol femenino, porque lo veo a mi alrededor. Se interesan por ese factor de romper barreras, de hacer algo que nunca se había hecho. Si a ti te gusta el fútbol te va a gustar el fútbol femenino y añado a mujeres a las que no les interesaba y les interesa por ese factor de superación, por ver a mujeres que hacen cosas para las que supuestamente no están preparadas o para las que no se contaba con ellas.
¿Qué importancia tuvo el triplete del Barça para impulsar el fútbol femenino?
Es básico. Ahora ya hay referentes del fútbol femenino, como ahora las niñas ven a Amanda, a Alexia, ven a jugadoras en televisión, en los periódicos, hablando de ellas en la radio, hace que las niñas digan “yo también quiero ser futbolista”. Alguno dice que el fútbol no le interesaba a las mujeres o que no querían jugarlo. Ahora mismo es el cuarto deporte más practicado por mujeres en España, pero es el que más crece en los últimos diez años y se calcula que en los próximos diez años va a ser el más practicado y va a superar al baloncesto que tiene el doble de practicantes en España. Eso lo va a posibilitar este boom, esta visibilización a través de los éxitos, va a haber muchas niñas que digan “pues claro que quiero ser como ellas”. Va a crecer la base, se va a ampliar, va a haber muchas más jugadoras y de la cantidad sale la calidad. Cuantas más veas más podrás escoger y serán mejores, crecerá el nivel, hará que los partidos sean mejores y más atractivos y que llamen la atención de más gente, de más patrocinadores y por lo tanto la rueda vaya más rápido. La rueda ha echado a andar pero necesita ir más rápido, necesita más practicantes, eso ya está pasando. No es que no hubiera interés, es que no se les dejaba jugar al fútbol. A raíz de esto he conocido a muchas de las que empezaron aquí en Cataluña en los 70 y decían “si yo tenía muchas amigas que jugaban al fútbol”. Pero a la familia no le parecía bien, a los amigos les parecía raro, esa era la dificultad, pero a la que esto se potencia, que todos los clubes de barrio tengan un equipo femenino, eso hará que haya más y que crezca el nivel. España está a punto de ser una potencia al nivel de los países nórdicos o de los asiáticos, que son los primeros que apostaron por el femenino.
¿El proceso empieza por las aficionadas? Ahora hay muchas más mujeres que ven fútbol que hace 50 años.
Claro. Si tú ves la mayoría de clubes, por ejemplo en el Barça el 40 por ciento de la masa social son mujeres. Y lo mismo sucede en el Atleti y en otros. Primero se incorporaron como espectadoras y después a la práctica cuando ha empezado a desaparecer ese señalamiento de tú juegas al fútbol, tú eres un marimacho, no eres femenina, que eso lo han sufrido en el patio del colegio muchas de las que ahora están en la selección española. Eso no ayuda, eso te coarta.
¿Se puede superar la dependencia del fútbol masculino?
Es muy difícil que clubes como el Sporting de Huelva o el Granadilla de Tenerife o el Logroño sobrevivan en la élite del fútbol femenino porque no tienen capacidad económica. Es una pena porque son los clubes que han apostado desde el inicio por el fútbol femenino. Pero si queremos que esto avance y que las jugadoras tengan condiciones profesionales y que pueda crecer, qué mejor que hacerlo al amparo de los clubes grandes como el Atlético de Madrid, el Barça, el Real Madrid, la Real Sociedad. Es un conflicto evidente, que no debería ser así, pero por desgracia vamos hacia un modelo en el que los clubes fuertes son los que podrán de inicio sostener a su equipo femenino. Hasta ahora sólo el Barça ha conseguido que no sea deficitario su equipo de fútbol femenino gracias a que tiene un espónsor que invierte y cubre el presupuesto de la sección. Es muy difícil que en Huelva haya un patrocinador que cubra todo lo que supone jugar en Primera División. Lo lamento mucho pero lo interesante para que esto avance es que los clubes grandes inviertan. Y si alguno no puede estar en Primera División pues a lo mejor tendrá que ser así, que sigan formando jugadoras y que cuando tengan que dar el salto se vayan a grandes clubes. Pensar en otras cosas es complicado.
Desde los medios que haya narradoras sigue siendo una rareza.
Yo soy bastante pesimista en esto. El recorrido va a ser largo. Cuando narré el Mundial femenino muchas estudiantes de periodismo, me escribían y me decían “nunca me lo había planteado y ahora me lo voy a plantear”. Es básico que haya referentes, que haya mujeres que hagan cosas que hasta ahora siempre habían hecho los hombres, pero en mi caso no vinieron a ofrecerme la posibilidad, la tuve que reclamar yo, “yo quiero hacer esto o por lo menos intentarlo”. Esto requiere de mucha valentía por parte de las mujeres de que yo creo que puedo hacer esto o creo que merezco una oportunidad, y por parte de los jefes, de voy a poner a mujeres con el riesgo que eso supone. Es un riesgo todavía, por las críticas, porque no lo hagas tan bien como un hombre. Requiere de mucha valentía por parte de todos y la valentía como que no se lleva mucho. Yo no soy muy optimista y no creo que de repente va a haber paridad en las redacciones, no va a haber la mitad de narradoras o mujeres presentando programas deportivos en la radio, todavía hay muchos roles que no se nos ha permitido a las mujeres en el periodismo deportivo igual en muchos otros ámbitos laborales. Es una lucha nuestra, de las mujeres, que tenemos que apretar, pero necesitamos que alguien se lo crea, que los jefes apuesten.
Y el siguiente paso será que narren fútbol masculino.
Yo pude narrar un partido de fútbol masculino, el Atlético de Madrid-Sevilla de la penúltima jornada de la temporada 18/19. Por eso fue noticia en todas partes porque era la primera vez que una mujer narraba en televisión un partido de la Primera División del fútbol masculino. Es que es muy fuerte en pleno siglo XXI. Todavía no hay esa voluntad. En la Eurocopa masculina no había ninguna mujer en el despliegue de Mediaset, eran diez tíos. Pero en el Mundial femenino sí, de los 30 medios que fueron a cubrirlo creo que 25 eran mujeres. Porque era un Mundial femenino, ahí los hombres dijeron “os dejamos”. Para hablar de vosotras podéis ir vosotras. Ya chirría ver una Eurocopa y que no haya ninguna mujer.
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