Ciclismo
Cuando Jan Ullrich eligió la vida: "O estás muerto en una semana o recuperas el control"
El ex ciclista alemán habla de sus momentos más oscuros, cuando perdió las riendas por su adicción a las drogas
Hablar de Jan Ullrich es retrotraerse a los años más oscuros del ciclismo, de un pasado que todavía sigue pesando en algunos momentos a este deporte, que nunca se ha llegado a sacudir del todo la sombra del dopaje de aquella época. Dos décadas después, el ex ciclista alemán -ganador del Tour de 1997 y la Vuelta 99, entre otras muchas victorias- puede echar la vista atrás y hablar no sólo de esa fase de su vida, sino también de otras que fueron aún más oscuras.
Y es que, dopaje aparte, Ullrich cayó en un abismo destructivo de depresión, alcohol y drogas. El año pasado estrenó en Amazon el documental 'Der Gejagte' -'Cazado', en español-, donde relataba todas sus miserias vinculadas al ciclismo y también fuera de él. Algo que, asegura en declaraciones a WDR, le sirvió de terapia: "Ahora puedo hablar de ello con mis hijos, porque al final es parte de mi vida", afirma.
"Me alegro de haberme mostrado tal y como soy en ese documental, ahora puedo seguir adelante con más facilidad", admite. Eso sí, es consciente también de que en su momento no tuvo la fortaleza necesaria para confesar todo lo que ocurría alrededor de su faceta como corredor. "Hubo mucha especulación. Necesitaba cambiar algo en mi vida, así que decidí hablar de ello. Me ayudó, el peso era menor y ahora puedo seguir adelante. Esperé a confesarme hasta que lo hicieran Lance Armstrong y otros. Tal vez era demasiado débil, no quería todo ese revuelo mediático", explica el germano.
Del dopaje, mantiene que era una parte más del show. La parte que no debía salir al exterior, pero una práctica muy extendida, y todos dentro del mundillo lo sabían: "La gente debe entender que el dopaje formaba parte del sistema. Los patrocinadores lo sabían todo. No lo llamaría silencio, pero me pagaron bien. Fue un acuerdo mutuo de no hablar de ello. Pero al final cometí un error y tuve que pagar por ello, siendo el villano. Es un papel que tengo que asumir".
Hasta que llegó un momento en el que perdió el control. Ullrich llegó a estar ingresado en un psiquiátrico en 2018 tras agredir a una prostituta en Frankfurt. En 2021, tres años después, volvió a estar internado por recaer en las drogas y el alcohol, esta vez en México. Su archirival en la bici, Lance Armstrong, se enteró y fue a visitarlo para sacarlo de allí.
Todo esto llevaría a un punto de inflexión al ex corredor alemán."Yo sabía reprimirme bastante bien y lo hice durante mucho tiempo. Al final, todo se me fue de las manos, también las drogas y todo eso. Al final, fue el amor por mis hijos lo que me ayudó a salir adelante, pero no podía haber caído más bajo. Estaba prácticamente muerto, visualmente veía el infierno. Fue entonces cuando dije: 'esto es todo, se acabó'. O estás muerto la semana que viene o retomas el control de tu vida. Mis hijos marcaron la diferencia", finalizó.