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Tour de Francia

Rojo

Sólo puede quedar uno

Siga a través del gráfico interactivo el desarrollo de la décimoquinta etapa del Tour con final en Carcasonne

El danés Magnus Cort Nielsen gana la etapa del Tour. REUTERS/Stephane Mahe larazon

La historia se repite. Hace seis años, Bradley Wiggins decidió que quería ganar el Tour. Él, un «pistard», de los del culo gordo y piernas tan anchas como potentes, se puso a régimen, se retiró en eternas concentraciones en altura y se acabó transformando en uno de los escaladores del momento. Algo inédito. Fue el mejor de aquel Tour. O casi. En su mismo equipo, un keniano de piel blanca tenía mejores piernas, pero su equipo, el Sky, le obligó a parar, igual que lo frenó meses antes en la Vuelta a España que lo descubrió y que pudo haber ganado casi sin despeinarse. Aquel era Chris Froome. Obedeció las órdenes y se convirtió en un perro fiel. Dejó a Wiggins ganar su Tour y, tal como vino, se fue. Demasiados sacrificios. Ya tenía lo que quería. Se marchó.

El trono que quedó libre, el Sky quería ocuparlo con otro «pistard» del mismo corte que Wiggins para volver a hacer realidad el milagro. Había formado parte del equipo británico de persecución que ganó el oro en los Juegos de Pekín 2008. El Sky quería que fuese el heredero de Wiggins. Pero la irrupción de Froome trastocó sus planes. Froome ha ganado con poderío y sin contestación alguna las últimas cuatro ediciones del Tour, la pasada Vuelta y el Giro. Pero ahora en Francia se ha topado con las piernas de Geraint Thomas y de repente le ha salido el enemigo en su propia casa. «Tienen un problema», opina Wiggins desde Londres.

Desde el equipo Sky cortan de cuajo todo tipo de dudas o polémica que pueda existir acerca del liderazgo dentro del equipo y dicen tenerlo muy claro: «Chris es el número 1», dice Nicolas Portal, el joven director del Sky muy cercano a Froome, «pero hay que tener un plan B», añade. El plan B es Thomas. El galés ya fue líder de la ronda gala de 2017 durante cuatro días y, al contrario que Froome, ha preparado el Tour con mimo y a conciencia. Mientras el keniano se exprimía por las carreteras italianas y soportaba durante todo el invierno las dudas a su alrededor por su positivo por salbutamol, Thomas entrenaba para el Tour.

El mes pasado ganó el Dauphine, la prueba de fuego antes del Tour, fue segundo en el Algarve y tercero en la Tirreno-Adriático. Ahora, es líder de la ronda gala con 1:39 sobre su jefe. «Tenemos ganas de ver hasta dónde puede llegar», desea Portal. Para Thomas «el líder es, evidentemente Chris. Una carrera de tres semanas es algo desconocido para mí. En eso, el mejor es Froome». Y añade: «Yo podría ser líder en cualquier otro equipo, pero soy feliz aquí».

Desde el otro lado del Canal de la Mancha, «Wiggo» sigue pinchando y poniendo un poco más de leña en el fuego: «Brailsford (manager del conjunto Sky) es egocéntrico. Su objetivo es que gane el equipo, no uno u otro corredor. Seguro que a los dos les está diciendo que son capaces de llegar de amarillo a París». Sólo puede quedar uno.