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Champions

Europa es otra cosa para el Atlético

Empata con el Lokomotiv (0-0) y tendrá que jugarse la clasificación en las dos próximas jornadas, contra el Bayern y el Salzburgo

Joao Félix se lamenta después de una acción en el partido contra el Lokomotiv
Joao Félix se lamenta después de una acción en el partido contra el LokomotivJuanJo MartínAgencia EFE

Al Atlético le cambia la cara en Europa. Son los mismos futbolistas, el mismo ambiente –ninguno– y el mismo entrenador. Pero algo cambia en la cabeza de los jugadores o en la actitud del rival para que el equipo que parece imparable en la Liga sufra tanto en la Champions.

El Lokomotiv no tiene la misma ambición ofensiva que el Barcelona, no deja tanto espacio para la sorpresa, pero tampoco tenía la misma claridad el Atlético, al que le costaba entrar en las dos líneas de cuatro que el equipo ruso dibujaba por delante de su área.

Las rompió Koke en una segunda jugada después de una falta. Marcó y los jugadores rusos se fueron al centro del campo a sacar, hasta que las indicaciones del VAR hicieron que el árbitro marcara el fuera de juego del capitán antes del remate.

Falsa alarma. Pero entonces sí que parecía regresar el ambiente de siempre. Las protestas del banquillo rojiblanco sonaban como si se hubiera llenado el fondo sur, pero no hicieron cambiar la decisión del árbitro. Con el videoarbitraje no se discute.

A partir de ahí fue cuando más se creció el Lokomotiv, buscando un contraataque que le acercara al gol. Rybchinskii disparó a las manos de Oblak desde fuera del área y a Magkeev el disparo se le fue muy desviado.

La «grada» cantó otro gol en un remate de Giménez a la salida de un córner que pegó en el lateral de la red. Otra ilusión que se desvanecía para el Atlético.

Para entonces Simeone ya había probado con todo lo que tenía. Había cambiado el sistema para que Carrasco volviera a ser el dueño de la banda izquierda como ante el Barcelona, pero con Lemar por delante. Y ante la ausencia de delanteros había mandado al campo a Camello, el delantero del filial. No había funcionado antes la insistencia de Llorente y tampoco los disparos de Saúl.

Pero nada le salía porque la vida en Europa es distinta. Y la calma de Oblak se transformaba en prisa por sacar de portería para poner cuanto antes la pelota en juego. Y si se podía sorprender a los rusos, mejor.

Pero el Lokomotiv, otra vez, desperdició una ocasión, la más clara aunque no disparara a portería. Oblak se fue a buscar la pelota a ningún sitio a la línea de fondo dejando la portería al descubierto. Zé Luis recibió, pero en lugar de disparar de primeras quiso colocarse la pelota. No le quedó más remedio que llevarse las manos a la cara reclamando un presunto penalti para disimular la frustración de perder la ocasión que hubiera cerrado el partido. No hubo mucho más. El pitido final llegó poco después y la ocasión hubiera resultado definitiva.

El Atlético ha sido incapaz de derrotar al Lokomotiv en los dos encuentros. Dos empates que le condenan a jugarse la vida contra el Bayern de Múnich la semana próxima y en la última jornada en Salzburgo. No es el mejor panorama para los rojiblancos.

Pero no pierde la fe. Al Atlético puede que no le salgan las cosas, que se estrelle contra una defensa consistente y pesadísima, pero no deja de intentarlo. Si no le funciona el regate a Carrasco por la izquierda aparece Joao Félix para asociarse y para buscar el oxígeno y la pelota que le faltan arriba. Pero tampoco por ahí encontró el gol que tan poco le cuesta encontrar en la Liga.

El Atlético se ahoga en la Champions, pero se mantiene segundo de grupo.