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La casi Puerta Grande de Román y el milagro en Las Ventas

Leo Valadez resultó cogido y lesionado en el hombro y Román cortó un trofeo con una variada y exigente corrida de Fuente Ymbro
Cogida de Leo Valadez
Cogida de Leo ValadezPlaza1/Alfredo Arévalo

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"Jurista» quiso viajar largo en la muleta a un paso de querer rajarse. En esa fina línea roja que lo define todo. Era el primer toro de la tarde. El primero de Fuente Ymbro. El primero de la segunda de San Isidro. Lo que pasa es que era también el primer toro de la feria de El Fandi, que lleva un porrón de ellos con patrón similar. Y por muy potable que fuera el animal la faena era limitante. De rodillas con poca quietud fue el comienzo. Trallazos de separado a más separado todo lo que venía después. A siglos de la cadencia torera de la bocanada que nos habíamos llevado un día antes con el toreo de Urdiales. Eso era otra cosa. Respetable, sí, pero a años luz del reposo y la emoción. Media espada fue suficiente. Tampoco fue aliciente su faena al cuarto, que tuvo cosas buenas en la muleta, aunque no permitía tonterías.
Román
RománPlaza 1/alfredo Arévalo
Desafió Román las leyes de protegerse en las cercanías citando al segundo de lejos primero con la derecha y como el toro salió a su aire sin gobierno ninguno, lo hizo después al natural mientras el viento hacía que la muleta se levantara. Había que tenerlo muy claro. El toro se desplazaba mucho, pero con ese punto de arrollar. Necesitaba llevarlo muy toreado, muy cosido, y la muleta iba volandera. Cuando se templó el viento y el torero fue cogiéndole la medida la faena ganó en emoción, porque el animal acudía con ella. No era cualquier cosa, pero cuando se la dejabas puesta la devoraba. Encastado y emocionante este Fuente Ymbro. El final de faena sumó y hasta arriba la estocada, aunque tardó en caer (la propia casta). Trofeo unánime. De los de peso.
Lo mejor de la faena de Valadez fue el comienzo por bajo cuando llevó al tercero más sometido. Después el animal tenía su miga porque soltaba mucho la cara y era de tirar la moneda al aire. Lo vivió en sus carnes y no una sino dos veces. A la faena le faltó la solidez de llevarlo enganchado y vivió la parte amarga de estar a merced. Quiso hacerle un adorno por detrás y el toro no le perdonó, aunque la cogida más espeluznante fue al entrar a matar. Lo levantó para arriba más de un metro. Espectacular y ya enseguida se vio que tenía dificultades, seguramente en el hombro. Había tenido mucha suerte. El toro y sus pitones eran deslumbrantes. Y astifinos.
Cogida de Valadez
Cogida de ValadezPlaza 1/Alfredo Arévalo
Accidentada siguió la tarde con el quinto al voltear al banderillero César Fernández al apretar para dentro y en un ¡ay! estuvimos en la faena de muleta con Román. El toro era agradecido al esfuerzo, pero era irregular, áspero y agresivo. El valenciano no volvió la cara. Tenía la Puerta Grande a medio abrir y Román se jugó los muslos sin pensárselo. La espada entró con una verdad de otro mundo, pero la muerte se ralentizó.
Más nobleza tuvo el sexto, pero las condiciones de El Fandi no aportaron nada nuevo. Román había sumado la odisea del valor y la verdad y Valadez se llevó el susto (con percance).
LAS VENTAS (mADRID). Segunda de la Feria de San Isidro. El 1º, de larga y repetidora embestida; 2º, encastado y vibrante; 3º, encastado y suelta mucho la cara; 4º, repetidor y listo; 5º, muy duro; 6º, noblón. Tres cuartos de entrada.
El Fandi, de de azul marino y oro, media (silencio); estocada baja (silencio); estocada baja (silencio).
Román, de azul y azabache, estocada, aviso (oreja); estocada, dos avisos (vuelta al ruedo)
Leo Valadez, de verde y oro, estocada y cogido (saludos).