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Emilio de Justo, el gran toro, y los dos trofeos

Detalles de Juan Ortega con el peor lote de la tarde en la última corrida de la feria madrileña de Valdemorillo
Emilio de Justo, el gran toro, y los dos trofeos
Puerta grande para Emilio de Justo en ValdemorilloJesús G. Feria
Patricia Navarro

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El llenazo de domingo y cierre de Valdemorillo era un espectáculo y una maravilla. El mano a mano Emilio de Justo y Juan Ortega colgó el cartel de “No hay billetes” a las puertas de Madrid. Emilio se quiso dormir en unas verónica por el zurdo con el primero de José Vázquez, pero el toro se acostó reponiendo más de lo previsto y el lance quedó en un espejismo de la buenísima intención del torero. Después se dio un volatín que descompuso los ánimos. Y lo que quedó del toro después no fue suficiente para montar faena porque el animal no se mantenía en pie. Se agradece que cuando la música iba a tocar la gente no quisiera. El toro iba con menos de lo justo y la faena no era. El toreo se mueve en otras coordenadas. Emilio de Justo se justificó.
A la Infanta Elena brindó el segundo de la tarde Juan Ortega, que con un puyazo estuvo listo de papeles y que, por cierto como el primer toro, eran los padres de los del día anterior. Los de Castella y Manzanares. Suavidad tuvo el comienzo del trasteo de Ortega con la esperanza de que se hiciera la magia. Al toro le faltaba empuje y fuerza a partes iguales en una embestida muy informal. Apenas unos ayudados por alto, la trinchera y el cambio ponían el toreo en su sitio mientras la embestida se desvanecía, pero esa armonía es territorio sagrado en estos tiempos porque tiene precisamente eso: otro tiempo. Detalles y belleza en una puesta en escena plena de torería.
El quite de la tarde tuvo nombre y apellidos con el tercero, que bajaba mucho el toro en presentación, pero apretó una barbaridad al peón y tuvo la bendición del capote salvador del compañero. Tuvo fijeza y casta en la muleta después. Con entrega por el derecho y mucho más complicado al natural porque se daba la vuelta por dentro. Por el derecho embebido quería engaño hasta el final. Tenía importancia. Emilio de Justo le plantó cara en una faena resolutiva, aunque no acabó de macerar el pitón bueno.
Era una obviedad que el cuarto estaba para volver a los corrales, pero tuvimos que esperar a banderillas para verlo regresar. Las cosas de presidencia. Saltó un sobrero gordo y alto de Garcigrande también, al que Ortega le sopló un precioso quite por delantales. El toro se mostró bronco y de escasa duración en la muleta de Ortega, que se tomó sus tiempos para tomarle la medida, pero la evolución del animal fue a peor. A la espada de Juan le faltó tino.

Portagayola

Cuando entrábamos en el tiempo de descuento y sólo quedaba un toro en los corrales, Emilio de Justo se fue a la puerta de toriles. Qué miedo más espantoso. El toro salió apretando, con mucho ímpetu, pero logró salvar la larga limpia. Esa misma fiereza tuvo en los lances de después y en las chicuelinas que llevaron el toro al caballo y que confirmaban que la corrida era una escalera de presentación. Apretó mucho en el quite y esperó en banderillas. Toda esa fiereza/ímpetu fue la embestida repetidora, con entrega y mucha transmisión en el engaño de Emilio, que firmó un bonito comienzo de faena y le cosió después tandas ligadas en las que el público se rompió con él. El lío estaba montado. Y así fue relajo y ligazón, ya sin ayuda y por todo lo alto para poner colofón con una estocada a un grandioso toro, que se lo dio todo. Y por abajo. Y el doble premio. Lo había forzado en su cabeza desde que se fue a la puerta de toriles y luego el destino ayudó.
Ortega cerró plaza con el sexto de El Parralejo, que colocaba bien la cara abajo, pero le faltaba recorrido y ganas de tomar el engaño del sevillano. Las mismas con las que nos quedamos nosotros porque la faena no pudo avanzar más allá de algunos detalles, con el cierre a dos manos que, eso sí, belleza tuvo. El lote se lo llevó Emilio y así se nos fue la tarde del llenazo, la primera feria del año...

Ficha del festejo:

Plaza de toros de Valdemorillo, Madrid. Tercera y última de feria. Lleno de «No hay billetes». Toros de José Vázquez (1º y 2º), El Parralejo (3º y 6º) y Garcigrande (4º y 5º). 1º, deslucido; 2º, de poca fuerza y fuste; 3º, repetidor por el diestro y complicado al natural; 4º, basto y de corta duración; 5º, buen toro; y 6º, descastadete.
Emilio de Justo, de verde botella y oro, tres pinchazos, estocada, dos descabellos (silencio); pinchazo, pinchazo hondo, aviso, descabello (saludos); y estocada (dos orejas).
Juan Ortega, de blanco y oro, estocada (saludos); cuatro pinchazo, estocada (silencio); y estocada (saludos).