Primera de Castellón: Con el paso cambiado
Diego Ventura sale a hombros tras una actuación magistral
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La nueva experiencia puesta en marcha por la empresa gestora de Castellón, con toda la ilusión del mundo y buscando ampliar el horizonte taurino de la ciudad de La Plana más allá de La Magdalena, no tuvo muy buena acogida en su primer capítulo. Alrededor de media plaza se ocupó para presenciar una corrida de rejones, recuperada tras ser suspendida en marzo por lluvia, en la que uno de sus principales alicientes era el ganado, pues no es frecuente ver en una corrida a caballo toros de Adolfo Martín. Pero es esta tierra de toros y por eso se planteó así este festejo al que también acudió ese público habitual de los rejones, mucho más amante del caballo que del toro, que aplaude entusiasmado las evoluciones de los rejoneadores en el larguísimo carrusel de calentamiento tras el paseíllo y que no suele evaluar lo hecho por los caballistas en función del oponente que tienen delante sino por la espectacularidad de sus acciones.
Pero no fueron los cárdenos de Adolfo Martín los que propiciaron el espectáculo, precisamente, muy a su aire y sin prestar gran atención a sus matadores, que gracias además a la bondad del respetable y del palco saldaron con bien la cita.
Por ejemplo, le costó Dios y ayuda a Rui Fernándes fijar y encelar al distraído primero, mucho más pendiente de los auxiliadores que del grupo montado, acudiendo con presteza a los capotes de aquellos y haciéndose el remolón cuando le provocaba el lusitano, que tuvo que hacer todo el gasto para sacar algo en claro, luciendo al quebrar para banderillear sobre “Artista”, un equino que demostró serlo. El susto llegó cuando se disponía a clavar las cortas su ballo resbaló y el rejoneador portugués cayó en la cara del toro sin que, afortunadamente, la cosa fuese más allá del sobresalto. Pero le sirvió para que, pese a una muy minoritaria petición y a que mató de un rejonazo muy bajo y contrario, se le concediese una oreja cuando ya las mulillas arrastraban al cadáver.
Tampoco el cuarto tuvo gran celo, obligando a Fernandes a una labor esforzada que fue a más a partir del segundo tercio, llegando muy parado a la última suerte.
Sólo reaccionó el segundo al sentir los hierros, apretando mucho a Sergio Galán, que volvió a mostrar una monta clásica y segura y su rejoneo ortodoxo y puro, dejando llegar mucho y clavando siempre al estribo y muy reunido.
Más de lo mismo con el quinto, que arreó sólo al notar los arpones para luego desistir. El de Tarancón derrochó voluntad y ganas y sacó todo lo que hubo en el Albaserrada. Pero mató mal y se le escapó la salida a hombros.
También tiró de paciencia Ventura para motivar al desentendido tercero, al que provocó y provocó hasta medio meterle en la pelea, luciendo su vistosidad y carisma en una labor tan arriesgada como florida.
Se dolió en el castigo el sexto pero no se creció por ello. Todo lo contrario que el jinete sevillano, que se empleó a fondo, redondeando con “Nazarí” una actuación tan vibrante como inteligente que culminó con una derechazos pie a tierra dignos de la más encopetada figura.
Castellón, 24 de junio.
Primera de feriaMedia entrada.
Toros de Adolfo Martín, bien presentados pero de poco juego.
Rui Fernández, rejonazo muy bajo y contrario, oreja; pinchazo y rejonazo, ovación.
Sergio Galán, pinchazo y rejón, oreja; seis pinchazos, rejón y dos descabellos pie a tierra, ovación.
Diego Ventura, pinchazo hondo, oreja; rejón, dos orejas.