"Guerra y paz"... pero también mucho amor

José Luis Arellano y compañía siguen en su cruzada en favor de los jóvenes. Huye el director de «ser paternalista», pero no puede evitar verlos como lo que son, «el futuro», zanja: «Los países los construyen ellos y por eso deben estar en todos los procesos». Y, en esas, su último aliado es el Carlos Be, autor de la nueva propuesta de LaJoven, «una versión muy libre de Guerra y paz», apunta el dramaturgo de War & Love (Círculo de Bellas Artes); o, en boca de Arellano, «una pequeña rebeldía a lomos de Tolstói». Toman «la semilla inmortal» del ruso para hablar de la «importancia del amor sobre la guerra». Pero lo que no podían imaginar los dos motores de esta función es que, cuando empezaron a idearla, Rusia (y sus conflictos) iba a estar en boga en enero de 2023: «Tiene esa cosa tan distópica de que hace dos años parecía imposible una guerra como la de hoy. Por eso puede parecer que esté escrito ayer, pero no, es de antes. Nos planteamos, al parecer de una forma premonitoria, conocer a ese gran desconocido que es Rusia pese a su cercanía a Europa», explica el director.

Así, War & Love hace debutar a «los siete de París» –como cita Arellano al jovencísimo elenco: Mar Roldán, Alejandro Navarro, Leyre Morlan, Isabel Genis, Pablo Neira, Javier Orán y Raúl Martín–, unos chavales de diversas nacionalidades que se reúnen en la capital francesa con motivo de un encuentro europeo. «Cada uno con un ideal político –suma Arellano–, del pacifismo a la extrema derecha». Hasta que «un acontecimiento imprevisto» los llevará a tomar decisiones «sobre el amor, la traición y la guerra en un thriller teatral que cambiará sus vidas para siempre», presentan de una pieza que se mueve en «tres ejes», señala Be: «El papel de la juventud europea actual, las diferencias entre Occidente y Oriente [y dentro de cada región] y el auge de la ultraderecha».

De esta forma, LaJoven se mueve entre dos siglos, el París de hoy y el Moscú de 1812 que retrató Tolstói en ese clásico «que lo abarca todo» y en el que inmortalizó a la sociedad rusa durante las guerras napoleónicas. «Carlos [Be] me ha propuesto una trampa terrorífica en la que cada escena está en un lugar», añade el director en referencia a una escenografía que debe moverse en segundos de una a otra época y a lugares muy diferentes.

«¿Qué es la guerra, cómo se declara y cómo nos afecta? ¿Qué diferencias nos separan hasta el punto de llevar a la humanidad a matarse entre sí? ¿Qué harías si tu país se declarase en guerra?», se pregunta la compañía en un montaje en el que «la paz no existe», no es más que la etapa latente de una guerra sempiterna, inherente al ser humano. Como dice Napoleón (Morlan) en el acto II, «la guerra es el estado natural del hombre». Sin embargo, como en «Guerra y paz», el amor se eleva y se revela como la fuerza única capaz de virar el flujo de la historia en pro de la esperanza.