Antonio Banderas, amigo para siempre del teatro
El actor, junto a Lloyd Webber, apuesta por una empresa (APS) que generará espectáculos en castellano de “calidad” y “dignos de Broadway y del West End”
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Antonio Banderas esperaba encontrar un Madrid frenético por la cumbre de la OTAN, pero le ha sorprendido todo lo contrario. «Está muy calmado», decía incrédulo. Sin embargo, ni la tranquilidad de un lunes veraniego y sin colegios le invitó a quedarse más de lo agendado: «Me han dicho que vaya a un montón de actos, pero yo me vuelvo a mi Málaga». El actor pisaba la capital esta mañana para hacer aquello tan «juliocesaresco» de «veni, vidi, vici». Y ni más ni menos. Entre las manos, contaba con el anuncio de un sueño: la apertura de una empresa para producir teatro, musicales y otros espectáculos en español para el mercado de habla hispana en todo el mundo, «un mercado emergente»; además, equiparar Madrid con dos plazas como Broadway y el West End: «Quiero que sea el mayor centro de producción teatral». Es el órdago que se ha propuesto junto a su amigo, el compositor británico Andrew Lloyd Webber, también presente en el Hotel Mandarín Oriental Ritz.
Tras los primeros bocetos en privado, la presentación a los medios ha sido el siguiente paso de un planteamiento al que todavía le queda mucho por andar, pero que, al menos, ya tiene nombre: «¿APS?», le preguntaba Banderas a su colega en inglés y casi como pidiendo permiso. «Yes», asentía. APS, de Amigos Para Siempre, la canción de Los Manolos que se convirtió en himno hace treinta años (en Barcelona’92) bajo la composición del británico: «Es el nombre más adecuado», justifica el creador.
Empresa que, más allá de las firmas protocolarias, todavía no ha nacido («si tuviéramos el cordón umbilical lo cortaríamos ahora mismo», confesaban) y que espera terminar de cerrar flecos y ajustar el calendario «este verano», afirmaba el español. Aun así, el objetivo de la pareja es claro: «Quitarle al teatro el sabor rancio». «En estos tiempos de crisis los teatros se llenan. Es un espectáculo en el que es difícil engañar, en el que la gente se reconoce y en el que la búsqueda de nuevos espacios es muy interesante». Le obsesiona a Banderas la flexibilidad de esos espacios, que el escenario se vaya hasta el fondo y el techo de la sala si es posible, que no tenga límites: «Los espectáculos que se me aparecen en la cabeza no los puedo ver en un teatro a la italiana».
También la calidad y la traducción de las piezas es uno de los puntos clave de APS. «Nos hemos fijado en que muchos montajes antiguos tenían adaptaciones que no eran muy buenas», explicaba un Lloyd Webber que aportará al repertorio de la compañía algunas de sus obras (Evita, Jesucristo Superstar, El fantasma de la ópera, Cats, Song and Dance, Sunset Boulevard...), aunque la vocación es que no solo se hagan títulos propios: «Todo vale si está bien hecho».
Con este anuncio, Banderas confirma una vez más su apuesta firme e «insensata» –reía– por el teatro (en concreto, el musical) tras la apertura del Soho de Málaga y girar con A Chorus Line y Company: «Me interesa en un mundo frecuentado por las grandes tecnologías. El teatro no se puede cambiar y todo lo que está sucediendo en el mundo lo revaloriza. Cuando regresé a los escenarios, a mis inicios, hace 5-6 años trataba de recuperarme de la saturación de espacios audiovisuales a través de la pureza de las tablas».
–¿Claudica, entonces, ante la nueva forma de consumir cine?
–No, pero ha cambiado la forma de verlo. Lo de meterte en una sala oscura con personas que no conoces va a quedar para los románticos o para las películas que generen mucha expectación. «Competencia oficial» hace siete años hubiera tenido ocho millones de espectadores y ahora ha sido solo uno porque la gente espera a que llegue a Netflix. En el teatro no hay otra posibilidad. Tienes que estar allí. Se puede ver en «streaming», pero eso es otra cosa.