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Rafael Cadenas: «Como muchos venezolanos, estoy sin información de lo que pasa en mi país»

El poeta, que recibirá el próximo lunes el Premio Cervantes de Literatura en un acto presidido por los Reyes, afirma que «"El Quijote" está lleno de poesía involuntaria»

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Rafael Cadenas, venezolano de 1930, es hombre de probada longevidad, Premio Cervantes de Literatura 2022, el primero de su país en recibirlo, y autor de un célebre poema, «Derrota», que se convirtió en una referencia durante los años sesenta en América: «Yo que no he tenido nunca un oficio/, que ante todo competidor me he sentido débil, que perdí los mejores títulos para la vida / que apenas llego a un sitio yo quiero irme....». El escritor, que ha venido a España acompañado de dos de sus tres hijos, Silvio y Paula, además de varios primos y nietos, acudirá este lunes próximo al Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares para recibir el máximo galardón de las letras españolas en un acto presidido por los Reyes.
Pero antes ha hecho una escala en su viaje hasta allí y, al lado de la directora general del libro, María José Galvez, se detuvo en la Biblioteca Nacional de Madrid para dar fe de sus primeras impresiones desde que llegó a España y hablar de poesía, de palabras y de «El Quijote», cuya tradicional lectura en el Círculo de Bellas Artes arrancará con él. Vestido con camisa azul, tirantes bicolor, traje de pana marrón, debe ser persona habituada a las costuras y las incomodidades del calor, y el peso que siempre da arrastrar un tonelaje de noventa y tres inviernos, expresó su agradecimiento a los reporteros «por venir a intimidarme» (también es hombre con una peculiar carga de humor), y, sin más preámbulos, inició su intervención con una anécdota: «Todos usamos el diccionario como un libro de consultas, pero conozco al menos dos casos en lo que eso no sucede. Uno de ellos es Rilke, quien escribió una carta a André Gide donde le reconoce que lleva varios meses leyendo el diccionario de los hermanos Grimm, los mismos de los cuentos, que es el diccionario clásico de la época del romanticismo; la otra persona que hacía lo mismo que él es Teresa de la Parra, autora venezolana».
«El lenguaje de "El Quijote" me embriagó desde que tenía catorce años».Rafael Cadenas
De esta manera tan transversal introducía un tema de más altos vuelos: «La poesía está sobre todo en el lenguaje, que es lo que usamos todos los que hemos recibido el Premio Cervantes. También está en las etimologías, que a mí me fascinan. Yo siempre recomiendo que se consulten las etimologías porque conocerlas resulta bastante esclarecedor», comentó.
Después de introducir una pausa larga, ya había advertido con anterioridad a sus interlocutores que debían acostumbrarse a estos paréntesis de su conversación, sacó a relucir una cuestión de mayor peso y gravedad: «El asunto es por qué a veces está la poesía y otras veces, no. Voy a poner un ejemplo. La palabra "atónito", que se usa bastante. Si uno la busca en el diccionario etimológico, como comentaba antes, verá que significa "alcanzado por el rayo", que es una frase ya bastante poética de por sí».
«Lo paradójico es que en ocasiones la poesía no está en el poema».Rafael Cadenas
Tras pronunciar esto, completaba el hilo de su reflexión afirmando que «el lenguaje de "El Quijote" me embriagó desde que tenía catorce años, pero, claro, unos años después, fue cuando propiamente pude leerlo con mayor atención y conocimiento, ya con otra perspectiva. Muchas de las expresiones que existen en este libro son poesía involuntaria. La poesía, además, me estoy refiriendo a su esencia, está en todas las artes, desde el teatro y la pintura hasta la música... en todas ellas está. Lo paradójico es que, en ocasiones, la poesía no está en el poema».
Rafael Cadenas comenzó a escribir a una edad temprana, casi prematura, y enseguida sintió el aceleramiento de la palabra a través de la poesía. Eso y su implicación en política, en una militancia de izquierda con puntos revolucionarios, algo que casi iba con los tiempos que le tocó vivir, que, digamos, estaba vigente en el ambiente que conoció en su juventud, le condujeron por unos derroteros del todo imprevistos, que es lo que sucede cuando uno se interna por los pasillos y salones de la existencia: exilios, aprendizajes apresurados de otras lenguas y su interés por el ensayo, la traducción y la lectura de autores ingleses y americanos, como Walt Whitman, al que tradujo. «Tengo un libro de frases extraídas de "El Quijote" -reveló-, y hay algunas de ellas que siempre pasean los estudiantes. Una proviene de un episodio en que, de una manera de hablar bastante fina, uno de los personajes señala que "toda afectación es mala". Es un llamado a la sencillez. Cuando daba clase, siempre leía estos pensamientos y reflexiones a los estudiantes. También les subrayaba que no busquen la fama, porque es algo impropio, en mi caso particular, no porque yo sea alguien famoso, sino porque considero que el escritor y el poeta, su verdadero centro de atención y su deber, es la creación y olvidarse de todo lo demás».
El escritor, que leyó en alto algunos versos propios, aquellos que comienzan diciendo «mis amigos deportados a sol y sombra...», advirtió, dejando caer una sonrisa, que quizá este premio le ha alcanzado ya metido en una edad prudente: «Llegó en mi vejez, aunque yo figuraba desde hace varios años como candidato. Claro que es preferible recibir un premio de este peso cuando uno está en buenas condiciones físicas. A estas alturas, solo quiero mencionar un aspecto, me cuesta viajar». Aunque prefirió guardar en secreto el contenido del discurso de recepción del Cervantes que leerá el lunes, no pudo evitar aludir al momento en que le comunicaron que lo había ganado: «Cuando recibí la noticia, me sentí como don Quijote en uno de sus extravíos...».
«Mi intención, por supuesto, es seguir escribiendo»Rafael Cadenas
Enseguida se apresuró a señalar que un premio no es un punto y aparte ni tampoco un fin. «Mi intención, por supuesto, es seguir escribiendo. Algo que lamento es que mucho del material que debió publicarse hace cuarenta años, por falta de interés por mi parte, se quedó en las carpetas y ahora estoy tratando de que se publique allá, en Venezuela, no porque tenga valor sino para conservarlo, porque si los poemas andan sueltos se pierden. Algunos, además, son manuscritos y esto me abruma porque a veces ni yo mismo me doy cuenta de lo que he escrito... con la vejez se va perdiendo también la letra y a veces se escriben palabras que luego no entiendes lo que dicen».
Un aspecto que, confesó, todavía le despierta cierta estupefacción fue el éxito de uno de sus poemas más conocidos, probablemente, el más célebre, «Derrota»: «Es mi poema más publicado y también el más traducido algo que realmente me sorprende porque no es un poema demasiado alentador. Más bien es descorazonador. Siempre me he preguntado por qué los lectores se han sentido interpelado por él... incluso, revelaré, que no lo escribí como otros, sino que más bien fui anotando frases, una detrás de otras, y, de pronto me, di cuenta de que podía ser un poema.».
En lo que Rafael Cadenas, que intentó mantener en la charla un alma alentadora, abierta al intercambio, mantuvo un perfil más discreto, o quizá, prudente, fue en el momento de evaluar las condiciones políticas y sociales que atraviesa su país en estos momentos. Aquí sus palabras fueron más elusivas y escuetas: «Como muchos venezolanos, estoy bastante ayuno de información y no quiero ser inexacto al hablar de esto».
En lo que sí mostró una mayor vivacidad, él, que se define como una persona inclinada a la charla, «me gusta hablar», es en los consejos que daría a los jóvenes que se inician en la escritura: «Fundamentalmente les diría que estudien bien la lengua. Después que lean, sobre todo a poetas con los que mantengan afinidad. Y, también, si les es posible, que busquen un taller de poesía, que son, me parece, cruciales, porque acortan camino. En este momento, en Venezuela, hay un movimiento poético muy importante, que es un fenómeno propio de allí, que, considero, ha nacido impelido por las ferias de libros y los festivales que se han ido celebrando a lo largo de los años. Las personas hacen cola para oír hablar a los poetas. Esto también tiene que ver con la abundancia de talleres de poesía».