Isabel Aaiún nos confiesa cómo se gestó su fenómeno "Potra Salvaje"
La cantante recibe a LA RAZÓN llena de alegría después de elevar su canción a himno nacional y con la templanza que le dan sus años de doma; de aquí ya no se apea
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Isabel Aaiún, amazona y domadora de caballos, sabía que su «Potra Salvaje» algún día cambiaría los dientes de leche y echaría a galopar, que exigiría su chispa de locura antes de dar el paso definitivo a la madurez. De ahí a colarse en el vestuario de la Selección Española, y de ahí a que ella se vea ahora metida en semejante laberinto mental…. La cantante está disfrutando, según reconoce a LA RAZÓN, y cada jornada llega con alguna cita nueva para anotar en su calendario: una entrevista, un concierto, una grabación. En pocos días agotó las entradas para su concierto en el Wizink Center de Madrid, el próximo 26 de octubre. La esperan también en Valencia, Alicante, Coruña, Gijón, León, Madrid, Valladolid, Barcelona y otras ciudades incluidas en su Gira Potra Salvaje 2024. «La agenda está completísima. Estoy feliz, pero con los pies en la tierra. Soy consciente de que esta montaña rusa en la que me ha colocado la canción puede parar, aunque también te digo que yo ya no me apeo», advierte eufórica.
También su «Potra Salvaje» se está haciendo a esta nueva realidad: más de 22 millones de reproducciones en Spotify, la tercera más escuchada, la más viral y la más aclamada desde que miles de aficionados celebraron la noche del lunes la cuarta victoria de la Eurocopa en la plaza Cibeles de Madrid. La segoviana cantó rodeada por los futbolistas dejando en lo más alto una canción que nació, según nos dice, «desde la sencillez y sin más ambición que transmitir un mensaje de valentía, amor y superación personal para hombres y mujeres. Ahora se ha convertido en una historia de éxito que valida esa idea de crecimiento personal y confianza en uno mismo para avanzar y salir fortalecido de la adversidad».
Aaiún no sabría precisar qué peso ha tenido el azar en este fenómeno, pero cree que a la suerte hay que tentarla. «Pongo el alma y el corazón en lo que hago, de manera que esto ha sido causa y efecto, y ahora me toca aprovechar la oportunidad». La joven tomó su apellido artístico de Aaiún, la ciudad más importante de Sáhara Occidental. Significa fuente, manantial. Ni sospechó que una composición nacida desde la simpleza y con un verso mínimo tomase la potencia de un meteorito que golpea la tierra y cambia el rumbo de la vida.
El tema es ya un himno, todo un prodigio para la industria discográfica. También para el mundo animal. De seguir así, podría reclamar su lugar junto a otros magníficos caballos que han hecho historia. Pongamos al elegante Pegaso, el caballo alado de Zeus que pasó sus años de potrillo volando con sus alas por los jardines del Olimpo, junto a los dioses. O al de Troya. Vale que era de madera, pero como estrategia bélica no pudo ser más acertada. Más nuestro es Babieca, el del Cid Campeador. Robusto, valiente, fuerte y veloz, tal y como imaginamos a la potra segoviana. Con quien no admite comparación «Potra Salvaje», al menos en lo físico, es con el bueno de Rocinante que, por mucho que Don Quijote se empeñase en hacer de él su mejor compañero de batallas, un ejemplar a la altura del caballo de Alejandro Magno, no era más que una animal viejo y achacoso. Pero al ingenioso hidalgo le pareció el más adecuado para un caballero y, a fin de cuentas, es tan imaginario como la potra escogida por la Selección Española.
Isabel Aaiún, nacida en Madrid hace 37 años, no habría podido concebir una manera mejor de aunar sus dos pasiones, la música y el mundo equino. «Desde niña sentía admiración por los caballos, algo que resultaba curioso para una familia que vivía en un piso de Madrid, sin el contacto cotidiano con el campo. Es un animal que me inspira confianza, coraje, libertad. Montar a caballo es como tomar prestados esos valores. Quise dar clases de equitación, pero como no me las podía costear, busqué trabajo en las cuadras, limpiando y con cualquier otra tarea. Sigo unida a mis caballos, por supuesto, aunque ahora mi prioridad profesional es la música».
Y dará la bienvenida a lo que pueda llegar. No tiene el vértigo del futuro, precisamente porque sus años de doma y sus horas a lomos de un equino le han enseñado a no perder el equilibrio interno, a elevarse sin perder la calma. Ni siquiera cuando tiene una mala crítica, que también hubo por parte de alguien que, en lugar del himno, ha escuchado música de autos de choque, cacofonías, sonidos extraños y desafinos. O cuando la azuzan para que entre en la polémica de si se ajusta a un tipo de feminismo u otro. «Se ha convertido en una canción de celebración que anima y motiva a millones de personas. Esto que ha ocurrido de manera tan inesperada es lo realmente alucinante».
Donde hay absoluta perplejidad es en el pequeño municipio segoviano de Veganzones, en el que vive desde hace años. La cantante es para ellos Isabel Casado (su nombre real), amazona, cetrera e hija, nieta y bisnieta de zapateros. Sabían de su pasión por la música desde que colaboró con Pablo Mora, componente de Lagarto Amarillo. «Él fue quien me pidió prestada la voz en un ensayo para probar cómo quedaba. Le gustó y me animó a lanzar mi propia canción en solitario». Y nació «Potra Salvaje», en 2021. Con una voz potente, letra contundente y un ritmo intenso, era el tema perfecto para tonificar en el gimnasio y bailar en discotecas, bodas y verbenas de pueblo. En primavera de 2024 cobró un interés inusitado en las redes sociales y empezó a subir en las listas de éxitos, arrastrando a otros de sus temas, como «A gastar la calle». «Me gustan las letras directas, comprometidas y muy ligadas a la cultura popular y al mundo rural. Es una música que admite muchos registros y estilos sin necesidad de perder mi ADN, mi garra y el sello Níquel, mi discográfica», dice. Su próximo lanzamiento, «El agüel», va dedicado a su abuelo Martín.
Es la cronología del salto más brillante de una potra que tuvo la desvergüenza de colarse en el vestuario de la Roja, de dejarse poseer por el espíritu de Nico Williams y Lamine Yamal y de retar al mismísimo Cucurella cuando se vino arriba con su particular hit.