Buscar Iniciar sesión

Manuel Segade enmienda a Borja-Villel a ritmo de trap

El director del Museo Reina Sofía, que mantendrá lazos con Fundación de los Comunes, renovará el discurso vigente de la colección
Desayuno informativo con el director del Reina Sofía, Manuel SegadeJavier LizonEFE

Madrid Creada:

Última actualización:

Hay algo en el discurso de Manuel Segade, director del Museo Reina Sofía, que ya nos suena. Quizá es su oralidad, la semántica, la manera de expresarse, la forma de reidentifcar lo que ya existe, eso de sustituir el concepto de «museo en red» por «museo tentacular». Manuel Segade vive ahora un drama bastante común en su área: ha sido nombrado director de un museo, pero, en realidad, está hipotecado por la programación de su predecesor. Esa cortesía inevitable, que, seguro, más de uno ha maldecido, deberá afrontarla con suma deportividad hasta dentro de dos años.
A partir de esa fecha se podrán conocer sus propuestas expositivas concretas. Aunque él, por supuesto, haya loado todas estas muestras que están por venir y que deberá inaugurar y defender –las ha tildado de «maravilla»–, lo cierto es que, durante este tiempo, Manuel Segade deberá regatear con este impedimento con caballerosidad anglosajona. «Un museo no es solo su programación –afirma–. Es también su trabajo de fondo que, a su vez, hace que su programación exista». Segade apuntó que «las exposiciones no se levantan en menos de dos años» y, viendo la mejor cara del temporal, subrayó que este prolongado periodo le «permitirá contactar con artistas españoles para que nos acompañen durante este tiempo de producción para pensar proyectos y alcanzar el nivel de excelencia que sabemos que tiene este museo. Esto me dará tregua y me permitirá trabajar en otras cosas que requieren muchas inteligencias. Esto es importante».
Es en este punto donde la corrección empieza a diluirse y comienzan a asomar aspectos novedosos. Por ejemplo, ha reconocido que «nuestra intención es traer una nueva lectura de la colección. Eso no quiere todo cambie para el 2025 o 2026, pero sí que una vez concluyan las exposiciones temporales, esas salas no serán iguales que antes. Hay que introducir otra museografía, haremos ensayos en algunas partes. Estos dos años van a ser un privilegio para introducir relatos nuevos en el museo». Pero cuáles van a ser sus iniciativas. Ya ha anunciado que uno de sus retos es traer formas de expresión nuevas para atraer público joven, lo que le ha llevado a incluir el trap; también ha afirmado que el «Guernica» no lo mueve y que está muy bien donde está. Y, por supuesto, ha reiterado su intención de articular un discurso distinto para la colección, pero de manera consensuada, para incluir los nombres que su antecesor había dejado en el ostracismo. «No tengo líneas rojas ni vetos posibles. Es una época en que habrá que hacer esfuerzos y poner el acento que corresponda con el momento que vivimos. Existe una necesidad de articular un relato con más voces», ha afirmado.
¿Las novedades? Su intención es la siguiente: salas de recorrido circular, completar el discurso de la colección con artistas, corrientes y movimientos procedentes de las comunidades autónomas, y conseguir constituir una forma efectiva para mostrar el público los inmensos fondos que conserva en almacenes de una manera eficiente. Lo que sí va a mantener por el momento es la colaboración, también heredada de Manuel Borja-Villel. con la Fundación de los Comunes y la Universidad Nómada, las dos con una evidente inclinación hacia la izquierda de Podemos, lo que tantas críticas le costó al anterior director.
La intención de Segade, que no puede romper los convenios, es abrir los discursos, y no cerrarlos. «El ámbito político es más amplio de lo que se cree. Hay que salvaguardar su complejidad, pero también generar consensos, abrir comprensiones de los agentes sociales que trabajan con el museo». Uno de los puntos irrenunciable en los que ha incidido es en la paridad. También ha mencionado palabras que sin duda son ideales para poder desencadenar críticas: «vernacularidad» –«lecturas que rompan con las nociones de un arte de la élite y otro popular»– y «multiculturalidad». Además de su defensa del arte menor, no tan relevante, o marginal. Segade ha montado un discurso en el que sin duda tendrá cabida ciertas ideas que le echaron en cara a Borja-Villel. Ya se verá. De momento, lo que parece claro es que el museo va a dar más voz en el futuro a los artistas contemporáneos españoles, que su intención es tener todas las salas abiertas y que estrechará lazos con Latinoamérica.