Jubilados detectives, entre influencers y el ChatGPT
Richard Osman recupera a sus octogenarios de «El Club del Crimen de los Jueves» en una novela divertida, ingeniosa y aventurera


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Siempre es un placer reencontrarse con los personajes de las novelas de Richard Osman. Es comenzar a leer su nueva serie de misterio y acción, «Resolvemos asesinatos», y reconocerlos igual de vivos y cáusticos que los de «El Club del Crimen de los Jueves». Es evidente que Osman no puede prescindir de sus adorables ancianitos y jubilatas. Es la marca que lo ha encumbrado contando historias protagonizadas por octogenarios metidos a detectives.
Con «Resolvemos asesinatos», Richard Osman inicia una nueva serie y –¡cómo no!– viejecitos jubilados y una excéntrica millonaria se apoderan de la novela para recordarle al lector que seguimos en el mundo maliciosamente ingenuo del club de los jueves. De todos ellos destaca la divertida, ingeniosa y extravagante novelista rosa Rosie d’Antonio. Su sentido del humor «British» responde al chispeante género del «Witty Humour». Escribe Osman: «Según Wikipedia, Rosie tiene cinco años menos de los que tenía hace siete. Le gusta pensar que su edad es fluida».
Irresistible y divertida
De nuevo, se repiten las referencias tecnológicas, que chocan con la aparente ineptitud de los bondadosos septuagenarios: los influencers y el ChatGPT. En ese mundo ideal de la vejez activa creado por Osman, las continuas burlas a la apacible vida rural inglesa contrasta con la moda de utilizar el ChatGPT para reescribir correos. Al igual que Agatha Christie, referencia obligada, Osman revive sus relatos de «cozy mystery» añadiéndoles un tono más sarcástico y a veces picante, con frases ingeniosas como: «De momento no disponían del ancho de banda emocional necesario para comprometerse el uno con el otro», y una aventura intercontinental repletas de enigmas, humor y mucha acción.
La nueva serie Osman resulta tan irresistible como divertida. Sus personajes, Amy, Steve y Rosie, el actor Max Highfield, su representante Felicity y el gángster Mickey Moody parecen salidos del mundo real creado por la literatura.