Cristina Peri Rossi, ausente en el Cervantes: “La empresa de cambiar el mundo y establecer la justicia es un delirio”
Ha sido la actriz Cecilia Roth quien ha recitado el discurso de la escritora uruguaya, Premio Cervantes 2021, quien no ha asistido hoy a la tradicional ceremonia por “motivos de salud”
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Cristina Peri Rossi es la resistencia convertida en literatura. Se le definía en su juventud como una niña rebelde, y por tanto rara. Dos adjetivos que parecían estar obligatoriamente ligados, pero que la escritora Uruguaya se ha encargado de revaluar. Lectora apasionada, autora crítica, comunicadora sincera, Peri Rossi ha sido esta mañana la protagonista del acto de entrega del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2021. Si bien no asistió al acto “por problemas de salud”, indicaba la organización de la ceremonia, se encargó la actriz argentina Cecilia Roth de ponerle voz, leyendo el discurso escrito por la galardonada ante Sus Majestades los Reyes de España, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, y la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, entre otras personalidades del mundo de la política y la cultura.
En el acto, celebrado como tradicionalmente -y por primera vez después de estos dos últimos años pandémicos- en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, Rossi quiso transmitir por vía de Roth un valor tan fuerte como complejo: el compromiso. “La literatura es compromiso ya lo dijo Jean Paul Sartre y compromiso es todo, desde un artículo contra Putin o un homenaje a las mujeres violadas y martirizadas en Juárez, hasta los relatos de Cortázar”, leía la actriz. “Tan compromiso como escribir un poema lírico que exalta el deseo entre dos mujeres o entre un hombre y una mujer. La imaginación también es compromiso cuando no anticipación”, añadía. Pues bien, el acuerdo no escrito que Peri Rossi ha mantenido durante toda su vida con la literatura -desde que era aquella niña que se sumergía en los libros de la biblioteca de su tío “culto, gran lector y ferozmente misógeno”, le definía-, ha sido el de intentar “como doña Quijota ‘desfazer’ entuertos y luchar por la libertad y la justicia, aunque no de manera panfletaria o realista, sino alegórica e imaginativa”, ha recitado la actriz.
Las referencias a Don Quijote de La Mancha han sido el hilo conductor del discurso de la escritora de obras como “La insumisa”, “La nave de los locos” o “Estado de exilio”. Desde la tierra de Cervantes y recibiendo el título que nombra, la autora retrata el momento en que comprendió por qué el protagonista de esta magna obra estaba loco: “Me parecía harto razonable dado el estado del mundo, y de mi propio barrio, donde muchas vecinas venían a contarle a mi abuela que sus maridos borrachos las golpeaban, o se jugaban el escaso dinero a los caballos, o se iban de putas y maltrataban a sus hijos”. Con estas injusticias, que no solo le eran motivo de tormento sino también de inspiración y reflexión, recuerda Rossi “cómo deseaba yo que apareciera entonces Don Quijote, con su flaco Rocinante, a salvarlas de los golpes y el maltrato”. “La locura puede ser un pretexto de exclusión de aquellos que esgrimen verdades incómodas”, añadía la autora.
La justicia, un delirio
Ya al principio de sus palabras hacía alarde la autora de las vicisitudes y dificultades, desatadas por el interés político y económico, de las que ha sido testigo, y por ello ha tomado como objeto de alegato y denuncia en tantas de sus obras. “Nací en Montevideo, Uruguay, en el año 1941, es decir, cuando desgraciadamente Europa estaba en plena Guerra Mundial”, comenzaba diciendo Roth en nombre de la también poeta. “El mundo parecía un lugar muy peligroso fuera de Montevideo”, explicaba, en referencia a la “terrible dictadura” que también se extendía en España y que “había matado a miles y miles de personas y hecho huir a otras miles”. De esta manera, piensa la autora, Don Quijote confundía molinos con gigantes y así Cervantes ridiculizaba a su personaje “para probarnos que la empresa de cambiar el mundo y establecer la justicia era un delirio”.
En su discurso, el Rey Felipe VI puso en valor esa misma capacidad de tomar el horror como arma bella y literaria: “La experiencia más dolorosa de su vida también fue para Cristina Peri Rossi la más enriquecedora. Porque, como ha afirmado, el dolor puede transformarse, convertirse en crecimiento, en poesía, en literatura”. Asimismo, reiteraba Su Majestad ese valor que antes se mencionaba como patente en la obra de la uruguaya: “Se ha considerado a sí misma ‘una trapecista que salta sin red’. Comprometida con su obra, con la condición de la mujer, ha sido -y sigue siendo- una voz en defensa de los vulnerables y a favor de la igualdad, la justicia, la libertad y la democracia”.