Irse de X. Y volver a X: Urtasun y su más hipócrita ecuación
El ministerio de Cultura gastará al menos 146.000 euros en reanimar las redes sociales de la Dirección General de Derechos Culturales: especialmente en X,
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José Antonio Montano, uno de los mejores columnistas y el mejor tuitero del país, llevaba más de un año tuiteando a diario que se iba a ir de Twitter –red social que luego pasaría a llamarse X–: una amenaza que, felizmente, nunca cumplió. Al final fueron los «progres» que tanto cansaban a Montano los que se fueron de X, cual desbandada de ñus, en el momento que se asoció a Donald Trump con Elon Musk, el señor X. Montano, que como el chaval gordito de la piscina de Teruel opina que «la tranquilidad es lo que más se busca» dejó de amenazar con su marcha y se quedó en X tan a gusto, en su zona de confort.
Uno de los que cambió X por Bluesky –me he dado una vuelta por allí y aquello es peor que el infierno de Dante– fue el ministro de Cultura Ernest Urtasun, quien tras el saludo romano de Musk en la investidura de Trump, se despidió del otrora Twitter escribiendo que la red social «se ha convertido en el altavoz de una oligarquía de extrema derecha». Le siguió la vicepresidenta Yolanda Díaz con una carta que vení a decir que «Defender la democracia es dejar de utilizar herramientas que la debilitan». «Bueno, pues molt bé, pues adiós», pensamos más de uno.
La cuestión ahora es que ha quedado patente la hipocresía del ministro Urtasun con su relación respecto a la red social X. Hemos sabido, gracias a El Confidencial, que Cultura gastará al menos 146.000 euros en reanimar las redes sociales de la Dirección General de Derechos Culturales: especialmente en X, donde se la conoce como la cuenta «Peugeot» porque sólo tiene 305 seguidores. Podría ser peor: en Bluesky, paraíso progre, la DGDC suma 72 seguidores, bastantes más diputados de los que suma Sumar si sumamos todos sus representantes en los parlamentos autonómicos.
Yendo al detalle, esta licitación requiere una empresa que se encarge de los perfiles de Instagram y X de la propia DGDC, del programa Cultura y Ciuadanía, y de la Oficina Creativa Cultural; de estas dos últimas también su cuenta en Facebook: una red que yo pensaba que ya sólo utilizaba la tía-abuela Ricarda para bichear las fotos de «Chiclana en el recuerdo». La ecuación de Urtasun es sencilla: se va de X... Y vuelve a X pagando más de 146.000 euros.