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Cornelia Sorabji: de la India a Oxford para abrir el camino a las mujeres

Fue la pionera en ejercer la abogacía en la India y en estudiar Derecho en la Universidad de Oxford
Cornelia Sorabji: de la India a Oxford para abrir el camino a las mujeres
Cornelia Sorabji
Sonsoles Costero-Quiroga

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A finales del siglo XIX, a medida que la igualdad de derechos cobraba impulso en todo el mundo, muchas mujeres seguían enfrentando barreras que limitaban su independencia jurídica. En la India, una mujer decidió desafiar esas restricciones, emprendiendo una batalla tenaz por el cambio a nivel individual y local, y convirtiéndose en la primera mujer en estudiar Derecho en la Universidad de Oxford.
Cornelia Sorabji nació el 15 de noviembre de 1866 en la Presidencia de Bombay, en la India colonizada por Inglaterra. Su nombre, de origen latino y coincidente con la renombrada madre de los Graco, honra a su abuela adoptiva, Lady Cornelia Maria Darling Ford. Creció en una familia numerosa –era una de diez hermanos, entre los que se encuentran grandes mujeres, como la misionera Susie Sorabji y la doctora Alice Pennell– y desde pequeña se sintió inspirada por la incansable labor de su madre, Francina Ford, quien promovió la escolarización de las niñas en Pune. A lo largo de su vida, defendería la misma convicción: ninguna reforma política podía tener un impacto real hasta que todas las mujeres recibieran educación.
A los 22 años se convirtió en la primera mujer en licenciarse en la Universidad de Bombay. Pero ese logro, por extraordinario que fuera, no bastaba para alcanzar sus objetivos. Con el respaldo de la Asociación Nacional Indiasolicitó ayuda para continuar sus estudios. Entre sus mecenas se encontraban mujeres renombradas, como la enfermera y reformadora inglesa Florence Nightingale (de la que ya hemos hablado), Mary Hobhouse (poeta y novelista irlandesa) o Adelaide Manning (defensora de los jardines de infancia, del acceso a la educación y partidaria de una sociedad igualitaria). Tras una ardua lucha, Sorabji se convirtió en 1889 en la primera mujer admitida en Derecho en la Universidad de Oxford. Su camino estuvo plagado de desafíos. Tuvo que seguir enfrentando discriminación por su género y por su origen en la institución universitaria más antigua de Gran Bretaña. Su color de piel y su marcado acento la hacían destacar. Más tarde recordaría cómo «las ancianas siempre intentaban convertirme», comentando que parecía «muy pagana». Sin embargo, también contó con el apoyo de influyentes profesores que reconocieron su brillantez, como Benjamin Jowett, célebre estudioso de la filosofía griega antigua, quien presionó para que pudiera presentar el examen de licenciatura en Derecho Civil.
Regresó a la India dos años después de completar sus estudios y dedicó su vida profesional a la defensa de las «purdahnashins», mujeres que vivían en total aislamiento, no podían salir de casa y debían estar totalmente cubiertas, ocultando sus cuerpos. Y que es desde joven quedó profundamente impresionada por la injusticia de la «purdah», una práctica que confinaba a las mujeres, limitando su participación social y económica y haciéndolas completamente dependientes de los hombres en los tribunales de justicia. Solo podían ser vistas por sus familiares directos a través de cortinas o pantallas y no podían salir a la calle. Eran voces femeninas en cuerpos que nunca habían visto la luz del día. Aunque no fue exclusiva de la India (prácticas de facto similares restringían la movilidad y la independencia de las mujeres en Europa y otras partes del mundo), Sorabji estaba decidida a combatirla. Pidió un permiso especial para presentar alegatos por estas mujeres porque muchas, cuando enviudaban, a menudo tenían derecho a las riquezas y patrimonios de sus maridos, pero su aislamiento le impedía el acceso a un abogado para hacer valer sus derechos, ya que todos eran hombres. Pero una mujer podía acercase a la intimidad de sus hogares y defenderlas.
Tristemente, no obtuvo el permiso porque ¡su título era extranjero! Sorabji fue perseverante y se presentó al examen final de la Universidad de Bombay en 1897, y al ingreso y habilitación en el cuerpo legal del Tribunal Superior de Allahabad en 1899. Aunque superó ambas pruebas, Sorabji reconoció que muchos de sus partidarios la consideraban una agente del Imperio Británico, no una líder independiente por derecho propio.
Reconocida como abogada
Aun así, desde 1904 fue nombrada «Dama asistente del Tribunal de los Barrios», y aunque no era oficialmente abogada ese estatus le permitió defender durante dos décadas a más de 600 mujeres y niñas en tribunales de Bengala, Bihar, Orissa y Assam, a menudo de forma gratuita. Solo se la reconoció como abogada cuando la ley cambió en 1923, aboliendo la prohibición de ingreso a las mujeres. Su labor transformó vidas al garantizar que muchas pudieran acceder a su propiedad y ejercer su libertad personal. Más tarde, al orientar su carrera hacia la escritura, plasmó estas experiencias en sus libros, como en sus dos autobiografías, «India Calling: The Memories of Cornelia Sorabji» («Llamada de la India: Las memorias de Cornelia Sorabji», 1934) e «India Recalled» («India reclamada», 1943).
El legado de Sorabji en la educación y los derechos de la mujer es complejo, en gran parte debido a su postura ante el colonialismo. Si bien su enfoque en la reforma social permitió avances tangibles en un contexto de enormes limitaciones, también defendía una visión gradualista del cambio. Sostenía que los niños, y en particular las niñas, eran la clave para cambiar el mundo. Para ella, el respecto hacía la cultura y los valores locales era esencial, y por ello se opuso a la visión occidental que debían adoptar las mujeres en la India, especialmente si se las adoctrinaba desde la infancia. Por muchas reformas políticas y cambios introducidos que ayudaban a mejorar las condiciones femeninas, para Sorabji la verdadera revolución se debía gestar en la escuela, eliminando el analfabetismo tanto de niños como de niñas. Y es que, sin lugar a duda, su verdadera pasión siempre fue la educación.
Se mantuvo fiel al Raj británico, siendo partidaria de la crítica al autogobierno indio por parte de la historiadora Katherine Mayo en su obra «Mother India» («Madre India», 1926) y rechazó la campaña de desobediencia civil de Mahatma Gandhi. Su postura nos recuerda los límites de la reforma paulatina y los sesgos que pueden restringir la comprensión individual de la injusticia sistémica. Sin embargo, Sorabji también se adelantó a su tiempo al negarse a aplicar acríticamente los paradigmas occidentales sobre los derechos de la mujer a la realidad india: antes de darles derecho a voto, sería mejor que obtuvieran independencia económica. Fue partidaria de prohibir el matrimonio infantil (que tristemente sigue siendo una realidad en muchos países) y el Sati, a saber, la práctica de que la viuda hindú se queme viva en la pila funeraria de su difunto, siendo engullida por las llamas.
Tras su regreso a Inglaterra en 1930 su influencia creció a través de sus escritos, incluyendo autobiografías y ensayos que inspiraron a otras mujeres a abrirse camino. En 2016, la Universidad de Oxford lanzó el «Programa de Derecho Cornelia Sorabji» para apoyar a estudiantes de la India, perpetuando así su legado.
Educación igualitaria
Además, su sobrino, Sir Richard Sorabji, profesor de filosofía griega, la reconoció como abogada cuando la ley cambió en 1923, aboliendo la prohibición de ingreso a las mujeres en Oxford, publicó una biografía sobre ella, cerrando el círculo del apoyo que Sorabji recibió en su juventud de Benjamin Jowett. La valentía de Sorabji en la lucha por los derechos legales de la mujer y su firme creencia en la educación igualitaria como motor del cambio siguen siendo una fuente de inspiración. Como muchas mujeres de esta serie, nos recuerda que ninguna barrera impuesta a la justicia y la libertad es inquebrantable.