Francisco Rico, la estirpe de los viejos maestros
"Francisco Rico pertenece a ese linaje de humanistas a los que Europa debe tanto"
Madrid Creada:
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Aquel muchacho era un desconocido. Un periodista todavía imberbe. La Real Academia Española se había reunido en una sesión plenaria y él debía enterarse de ciertos pormenores. Pero los académicos pasaron sin atender sus preguntas ante la socarronería de un fotógrafo que percibía para ese aprendiz un futuro desalentador. Cuando Francisco Rico salió, más que un plumilla, lo que percibió fue un chaval que se encontraba al borde de la desesperación.
–¿Nadie te cuenta nada? ¿Si Anson ha estado? ¿No se lo vas a preguntar?
–En esto, estoy solo. ¿Queda alguien más?
–Me temo que soy el último.
El filólogo gozaba ya de fama y había logrado lo que muy pocos han conseguido antes que él: que la gente entrara en las librerías para comprar «El Quijote»
Una serie de encuentros que permitieron al reportero apreciar mejor a un hombre que había convertido la ironía en un baluarte de la inteligencia y que, a pesar de su intimidatoria presencia, siempre le regaló su simpatía y le permitió corroborar lo divertido que resultaba si se disponía de un oído despierto para las palabras. Rico conservaba una visión amena de la cultura, aunque latiera en el fondo de sí mismo cierto pesimismo. Desde hacía años, percibía cómo la cultura que él representaba desfallecía bajo el signo de estos tiempos nuevos. Rico pertenece, en presente, a la estirpe de los grandes humanistas. Esos a los que Europa debe tanto y que cuando desaparecen, dejan, es inevitable, cierta sensación de pérdida y orfandad.