«Amal»: El miedo de enseñar a ser libres
La valiente y cruda película dirigida por el belga-marroquí Jawad Rhalib retrata el acoso que sufren ciertos profesores por tratar de difundir la tolerancia en ambientes radicalizados
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En 2020, tras impartir una clase sobre libertad de expresión a partir de una caricatura de «Charlie Hebdo», Samuel Paty apareció decapitado tras haber sido asesinado a puñaladas. También en Francia, tres años después, otro profesor, Dominique Bernard, fue asesinado por atentado terrorista. El islamismo radical ha golpeado varias veces el corazón de Francia, y en particular a los docentes que difunden la tolerancia. La película «Amal», que hoy llega a cines españoles, terminó su rodaje cuando estos sucesos ya habían ocurrido. Y siguen pasando: «Hace unos días, una joven alumna pegó una profesora porque le pidió que se quitase el velo en una escuela laica, donde está prohibido», explicaba el pasado 17 de octubre a este diario su director, el cineasta belga-marroquí Jawad Rhalib. Por estos casos, confirma que esta cinta «es un homenaje a los profesores, para sonar voces de alarma y para crear un debate».
Amal (Lubna Azabal) es profesora de literatura en un instituto de Bruselas. Desde Víctor Hugo hasta Abu Nuwas, trata de transmitir a sus alumnos la pasión por la lectura y la defensa de la libertad de expresión. Pero tanto ciertos compañeros como sus estudiantes sienten que sus enseñanzas son «haram»: prohibidas en el islamismo. Comienzan las amenazas, las intimidaciones, las persecuciones, hasta los robos en la propia casa de Amal. No es capaz de dormir tranquila, pero se mantiene firme, especialmente cuando tiene que ayudar a Moina (Kenza Benbouchta), una de sus alumnas y quien también es acosada por sus compañeros al sospechar sobre su homosexualidad. «La situación de los profesores en las escuelas actuales se está degradando, y el miedo que tienen es normal», explica Rhalib, «también ocurre que las direcciones de ciertos colegios deciden pasar por alto estos problemas, porque no quieren líos. A eso se le llama cultura de la cancelación: la escuela está para abrir mentes y educar, para dar futuro a los niños, no para reforzar sus convicciones». Ello se refleja en la cinta, donde el bullying, los acosos y las frustraciones corren por los pasillos a sus anchas ante la mirada impávida de otros.
"La situación de los profesores en las escuelas actuales se está degradando"Jawad Rhalib
Hilvanar muy fino
Todo esto a Rhalib le viene de cerca. Vive en Bruselas, a caballo entre Bélgica y Marruecos, pero recuerda bien su infancia en este último país, en una familia musulmana. En la escuela, «aprendí un islam de aceptación, de luces, y una literatura árabe muy rica. Desgraciadamente, esto se ha ensuciado por parte del islam político, el retrógrado, por parte de quien quiere controlar todo e imponer una visión que no tiene nada que ver con esta religión». Siendo la protagonista del filme profesora de literatura: ¿transmite que la cultura nos puede hacer más libres? «No», zanja el director, «la cultura no es libre y lo he vivido en mis propias carnes». En 2018, estrenó el documental «Cuando los árabes bailaban», donde daba voz a aquellos árabes que se niegan a ser definidos por los estereotipos de opresión y fundamentalismo. «Me preguntaron si podía cortar el final para no herir las sensibilidades de los musulmanes en Francia», apunta Rhalib. Lo mismo le ocurrió con «Amal»: «Sobre todo los distribuidores franceses me pedían eliminar el final de la película, para no mostrar esa realidad. Pero mi idea no es mentir a la gente». También han sido algunas salas de cine las que se han negado a proyectar el filme, «decidiendo en nombre del público qué pueden y qué no pueden ver. Y estamos hablando del caso de Francia, el país supuestamente de los derechos de los hombres». En el caso español, los espectadores podrán, afortunadamente, ver el metraje íntegro, sin censura. Y descubrir una historia dura y valiente, que se enfrenta de cara al yihadismo y al islamismo radicalizado que a tanta gente tiene a diario en alerta. Aunque, confiesa Rhalib, «no temo a consecuencias. Si reflexionara sobre ello, no haría películas. Yo sé que es un tema en el que hay que hilvanar muy fino, pero siempre siguiendo mis convicciones».