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James Dean: el mito y la maldición del “Rebelde sin causa”

Hace 91 años nacía uno de los actores de Hollywood que mayor éxito alcanzó en el menor tiempo: murió a los 24 años tras un accidente automovilístico
James Dean
larazon

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Quizá no llegamos a reconocerle en profundidad como persona, pero sí se ensalzó bastante su figura como artista. James Dean, que nació un día como hoy de 1931 -hace 91 años-, vivió rápido, murió rápido, y exprimió su corta existencia hasta el punto de hacerla eterna. Se trata probablemente de uno de los actores de cine que más éxito ha alcanzado con la menor filmografía. Con apenas 24 años, cuando su carrera se encontraba en la cresta de la ola, la pasión de Dean hacia el mundo automovilístico le jugó una mala pasada. El 30 de septiembre de 1955, a bordo de su Porsche Spyder, el actor sufrió un accidente y murió en el acto. Ocurrió en una carretera de Cholame, en California, cuando se dirigía a competir en una carrera y tras haber sido multado por velocidad. Su vida y su carrera acabaron de forma abrupta, aunque su mito se hizo tan fuerte que aún perdura.
Dean apodó a su coche como “Little bastard” (”Pequeño bastardo”), y hay algún supersticioso que asegura que estaba maldito, pues algunas piezas del auto que fueron compradas posteriormente para otros vehículos tuvieron a su alrededor otras tragedias. Por ejemplo, y según las leyendas que se han escrito sobre el trágico accidente de Dean, cuando los restos del Porsche estaban siendo depositados en un taller, las cuerdas de la grúa se rompieron y se cayó sobre un mecánico, rompiéndole las dos piernas. El motor y las ruedas se revendieron a otras dos personas, y mientras que uno de ellos perdió la vida, el otro fue gravemente herido. A partir de entonces, las piezas fueron destinadas a ser expuestas para concienciar a la sociedad de los riesgos de la conducción.
Fuera o no un vehículo maldito, lo que es indiscutible es la condición de Dean como mito. Tras crecer en una granja de Indiana, se mudó a Los Ángeles para estudiar Interpretación, y arrancó su carrera como actor en el teatro, junto a James Withmore, así como en series de televisión y anuncios publicitarios. A principios de los años 50, comenzó a desempeñar sus primeras apariciones en cine, con papeles secundarios en títulos como “A bayoneta calada” (1951), de Sam Fuller, “¿Alguien ha visto a mi chica?” (1952), de Douglas Sirk, o “Un conflicto en cada esquina” (1953), de Michael Curtiz.
Pero cuando su éxito se comenzó a forjar definitivamente fue cuando el cineasta Elia Kazan le ofreció el papel protagonista de “Al este del Edén” (1955), adaptación cinematográfica de una obra de John Steinbeck. Dean dio vida a Cal Trask, y tal fue su talento y dedicación que fue nominado al Oscar, aunque no ganó la estatuilla.
Asimismo, aquel año estrenó “Rebelde sin causa”, quizá una de sus películas más reconocidas. Dirigida por Nicholas Ray y con Natalie Wood y Sal Mineo también en el elenco, Dean interpretaba a Jim Stark, un joven subversivo a quien se le presenta la tragedia cuando conoce a dos chicos de padres irresponsables, entre quienes se desatarán conflictos territoriales y amorosos. Una cinta que le confirió a Dean una gran propularidad y un éxito que se consolidó con su última y gran obra maestra: “Gigante” (1956).
Dirigida por George Stevens y co protagonizada con Elizabeth Taylor y Rock Hudson, en “Gigante” Dean volvía a ponerse en la piel de un personaje independiente, alejado de “la normalidad” y solitario. Volvió a ser nominado al Oscar, pero esta vez de manera póstuma, pues el joven actor falleció poco después de rodar la cinta. Con esto, el filme fue 10 veces nominado a los icónicos galardones, ganando la estatuilla a Mejor director.