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El cine español, de espaldas a la imaginación

Los Premios Goya se entregaron anoche dejando fuera a varias propuestas originales e interesantes
Ceremonia de entrega de los Premios Goya 2024
Ceremonia de entrega de los Premios Goya 2024Chema MoyaEFE
La Razón

Madrid Creada:

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Año tras año, el escaparate del mejor cine español que deberían ser los Premios Goya se muestra más y más apartado de cualquier atisbo de fantasía e imaginación, con las excepciones de rigor. Un fantasma recorre el cine español… Pero no es, precisamente, el de un espíritu crítico radical, guerrillero y atrevido. Es el de un realismo falso, impostado y raquítico, que insiste en funcionar como mensajería oficial del partido (o partidos), llevando sus buenos deseos a todas las pantallas, de las salas a las plataformas, sin importarle lo más mínimo el aburrimiento y el desinterés generalizado del espectador por sus resultados.
El año 2023 empezaba para el cine español de la mejor forma posible: con el estreno en salas de la excelente "La piedad" de Eduardo Casanova, ignorada por los Goya en su edición anterior, y pronto condenada al ostracismo tanto por su atrevimiento formal como de fondo (el retrato de una feminidad materna devoradora, tóxica y delirante, a través de una narrativa surrealista, camp y no menos delirante). Terminaba con otra joya tan esperada como inesperada: "La mesita del comedor" de Caye Casas, ignorada por los Goya en su presente edición. Ejercicio de horror cotidiano, Grand Guignol, comedia negra y reflexión descarnada sobre la fatalidad, conocer las dificultades a las que sus creadores han debido enfrentarse no sólo para filmar una película independiente, en el auténtico sentido del término, sino para estrenarla en su propio país, mientras recorría el mundo recibiendo premios y reconocimiento, explica sin palabras lo que ocurre hoy con el cine español.
Hemos tenido sobredosis de empoderamiento femenino a mansalva: "Matria", "Creatura", "Un amor", "Las chicas están bien"…; de nostalgia teñida de ecologismo por la España vaciada: "20.000 especies de abejas" (¿quién hará este año una película sobre las protestas de agricultores y ganaderos…?), de memoria histórica: "El maestro que prometió el mar"; de migración: "Upon Entry" (eso sí, migrantes blancos de clase bien abusados por malignos yanquis trumpianos); y, por supuesto, de sentimientos, muchos sentimientos: "Saben aquell", el correcto pero poco excitante biopic del humorista Eugenio (y de Conchita, claro), firmado por David Trueba; y "La sociedad de la nieve", la superproducción de nuestro Spielberg nacional, J. Bayona, dispuesto a demostrar que puede hacer películas tan sobredimensionadas como su modelo hollywoodiense, enmendando la plana hasta a Frank Marshall. Al menos "Robot Dreams", de Pablo Berger, explora lo emotivo y emocional con buen gusto e ingenio, desde la ciencia ficción, el cómic y la animación.
Todas estas se ha hecho presentes en los Goya, por supuesto y por encima de otras. Algunas estrenadas en 2023, como la sorprendente "Todos arderán" de David Hebrero, gótico rural negrorrealista y lynchiano, próximo a las "30 monedas" de Álex de la Iglesia pero con personalidad propia, no podían estar, porque fueron producidas años antes… Aunque no consiguieran hacerse hueco en nuestra cartelera hasta mucho después. Propuestas fallidas pero dignas como "Viejos" de Raúl Cerezo y Fernando González Gómez; películas independientes y arriesgadas, como "Misión a Marte" de Amat Vallmajor del Pozo, pero también cintas de género perfectas en su eficacia, como la comedia "En temporada baja" de David Marqués o el terror paranormal de "Hermana muerte" de Paco Plaza (sí, el mismo que arrasara en los Goya con Verónica…), son abiertamente ignoradas o, para estar a la moda, invisibilizadas.
¿Son filmes escapistas o reaccionarios? No. Difícilmente pueda decirse de "La piedad", "La mesita del comedor", "En temporada baja" o "Viejos" que no abordan temas enraizados en la realidad, con mirada crítica. ¿Cuál es entonces su pecado? Que lo hacen sin pontificar, dejando libertad de juicio al espectador, utilizando el arsenal narrativo del cine de género, ofreciendo también eso que parece odiar a muerte la Academia: entretenimiento, diversión, emoción. Otro año más, el cine español ha sido mejor de lo que muestran los Goya. Otro año más, el cine español de cara a la galería da la espalda a la fantasía y, en definitiva, al cine mismo.