La búsqueda de un español sin sesgos en la IA
EL XVII Congreso de la ASALE de Quito aborda cómo aprovechar la inteligencia artificial en la enseñanza del idioma
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L a inteligencia artificial es uno de los temas que está acaparando más atención en los congresos convocados por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale). Durante la jornada de ayer, en la que se desarrollaron otras presentaciones y mesas de debate, la intervención de Asunción Gómez-Pérez, de la RAE, fue crucial para poder definir el horizonte que las nuevas tecnologías abren a los idiomas y su aprendizaje. La académica subrayó durante su intervención algunos de los problemas que intentan atajarse y corregir en las máquinas, como, por ejemplo, los asuntos derivados de los sesgos. Durante su conferencia, dio a conocer «los grandes modelos de lenguaje» que existen y «el enfoque simbólico basado en ontologías relacionado con ellos». «Predicen cuál es la siguiente palabra cuando se utilizan aplicaciones como Chat GPT. Para eso necesitan un Corpus y que este no tenga sesgos, que no utilice un lenguaje tóxico, que esté correctamente anonimizado, actualizado y que, sobre todo, también resulte muy respetuoso con los aspectos de la propiedad intelectual».
Asunción Gómez-Pérez, una de las grandes especialistas en este tema de la RAE, presentó los errores y, como ella lo ha denominado, «las alucinaciones que cometen estos modelos de lenguaje, porque a veces no proporcionan información correcta». Pero también tuvo tiempo para adentrarse en otros temas relevantes, como son los aspectos relacionados con la geopolítica y la inteligencia artificial, y, por supuesto, con el lenguaje. «La inteligencia artificial trata de introducir capacidades cognitivas en las máquinas y en cualquier dispositivo. Básicamente, cualquier sistema de inteligencia artificial debe percibir el entorno que existe, poder razonar con el conocimiento que tiene para después inferir nuevos datos, decidir cuál es la mejor acción entre todas para alcanzar un objetivo y, finalmente, si tiene la capacidad de aprendizaje, adaptar su comportamiento para ver cómo se ve afectado por sus decisiones. Para que la inteligencia artificial funcione se necesitan grandes infraestructuras, grandes volúmenes de datos y modelos, y algoritmos», precisó durante su intervención. Durante esta jornada del XVII Congreso de la Asociación de Academias (Asale), que se celebra en Quito, la especialista se mostró rotunda respecto a algunos asuntos y comentó la ventana que se abre hacia el futuro y dijo que «por un lado, tendremos la inteligencia artificial que razona y, por otro lado, tendremos la inteligencia artificial que aprende». Asunción Gómez-Pérez, de hecho, expuso las distintas técnicas de algoritmos de aprendizaje automático que son capaces de generar distintos patrones matemáticos a partir de grandes volúmenes de datos. Pero también dedicó un punto específico a lo que se ha llamado «la inteligencia artificial generativa que se llama así porque a partir de grandes volúmenes de datos existen unos modelos fundacionales que se utilizan para generar. Nuevos datos, nuevas imágenes, nuevos vídeos, nuevos textos dependiendo de la fuente que hayan tenido». Aquí es donde entra en juego LEIA, un proyecto que parte de la construcción de una «plataforma que almacenará los materiales lingüísticos de la RAE y un software que permitirá el acceso de aplicaciones». A partir de ahí se tratará de implementar el lenguaje, un corpus para resolver las distintas dudas lingüísticas que puedan plantearse, un verificador lingüístico, un detector, también, de neologismos y herramientas para la correcta regulación de la lengua.