Una valiente y audaz performance desde una cárcel cubana
Luis Manuel Otero Alcántar invita a los participantes en la Bienal a presenciar un día de un artista cubano verdaderamente libre y, por tanto, ferozmente represaliado
Creada:
Última actualización:
Luis Manuel Otero Alcántara es uno de los más emblemáticos prisioneros políticos que llenan las cárceles cubanas. En 2021 fue detenido por la dictadura cubana bajo la acusación de desprecio e insulto a los símbolos nacionales, e ingresado en el centro penitenciario de Guanajay donde inició una huelga de hambre que duró casi tres semanas. En realidad, el motivo por el que fue privado de libertad se encuentra en el incansable y valiente activismo dentro de la disidencia cubana y, más concretamente, como co-fundador del Movimiento San Isidro.
Esta insurrección colectiva se gestó en 2018, tras la entrada en vigor del Decreto Nº 349, dictado por el gobierno cubano, y en virtud del cual cualquier actividad artística debía recibir el visto bueno de las autoridades antes de mostrarse públicamente. La multiplicación de protestas por todo el país trajo como consecuencia una ola de represión, por parte del régimen, que llevó tras las rejas a varios creadores. Otero Alcántara fue uno de ellos y, pese a encontrarse aislado en un centro de alta seguridad, su actitud combatiente no se ha visto resentida, tal y como lo demuestra su última performance.
Aprovechando la inminente apertura de la nueva edición de la Bienal de La Habana –entre el 15 de noviembre y el 28 de febrero–, Otero Alcántara mediante una llamada telefónica desde la prisión ha invitado a aquellos artistas, teóricos, coleccionistas y amantes del arte que visiten la Bienal a presenciar y formar parte de su obra, «Prueba de vida». Como especifica el artista: «Una persona especial será escogida para visitarme en prisión y pasar una o dos horas conversando conmigo acerca del arte y otras cosas».
La historia de la performance recoge trabajos que se basan en encierros voluntarios –ahí están los casos de autores como Chris Burden, Stuart Brisley o Tehching Hsieh– o en acciones desarrolladas en los exteriores de recintos carcelarios –como «Sol dorado», de He Yunchang–, pero, jamás, se había contemplado una situación como la planteada por Otero Alcántara: convertir su propia e injusta reclusión en una acción artística. El planteamiento del que parte este artista no puede ser más lúcido: ya que no puede ir a la Bienal, que la Bienal vaya a él. Y, al hacerlo, persigue sabotear dicho evento desde dentro, convirtiendo al propio sistema represor en parte de la «diversidad artística» exhibida durante su celebración.
Ya en 2022, Tania Bruguera promovió, vía redes sociales, un boicot a la Bienal, alentando a todos los agentes artísticos invitados a ella a evitar su presencia, para denunciar la hipocresía de las autoridades cubanas. Pero, con «Prueba de vida», Otero Alcántara ha ido un paso más allá al invitar a los participantes en la Bienal a presenciar un día cualquiera de un artista cubano verdaderamente libre y, por tanto, ferozmente represaliado por el régimen. Quienes quieran participar en esta performance tendrán que contactar con el Ministerio de Interior de Cuba. Por cuanto es evidente que nadie recibirá permiso para ello y que la obra no se llegará a realizar jamás. Pero el simple hecho de que este artista haya lanzado tal propuesta supone una de las estrategias más corrosivas jamás vistas contra el régimen.